Actividad

Seguimiento diario en zonas de extracción y polígonos de bateas

El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) realiza una media de 350 análisis cada 24 horas
El personal cualificado que trabaja en los laboratorios del Intecmar realiza Más de 7.500 análisis al mes. F.C.
photo_camera El personal cualificado que trabaja en los laboratorios del Intecmar realiza Más de 7.500 análisis al mes. F.C.

Entre los productos del mar producidos en aguas de Galicia y más comercializados por la comunidad, según los datos facilitados por la Consellería do Mar, están el mejillón y el resto de moluscos bivalvos -con casi 280.000 toneladas y más de 9.500 toneladas sacadas al mercado en 2018 respectivamente-, unos recursos que se ven afectados por distintos riesgos inherentes a su proceso de alimentación por filtración, como episodios de biotoxinas, contaminación microbiológica o química, lo que exige un control constante de las zonas de producción para decretar la apertura o cierre de la actividad.

El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia usa más de 200 puntos de muestreo y realiza 90.000 análisis al año

El litoral de Galicia cuenta con más de medio centenar de polígonos de bateas y otras tantas zonas de extracción de moluscos de las que el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), dependiente de la Consellería do Mar, realiza un seguimiento diario para conocer la situación en la que se encuentran las zonas de producción de bivalvos para cada una de las toxicidades legisladas así como la situación administrativa de cada una de ellas. Esto equivale a que los controles sirven para comprobar si los niveles de toxina lipofílica, paralizante o amnésica presentes en los moluscos los hacen aptos para el consumo o si debe prohibirse su extracción para evitar riesgos sanitarios. También permiten clasificar las zonas de producción de acuerdo con el nivel de contaminación por coliformes como zonas A, B o C, lo que supone determinar si los bivalvos pueden ser comercializados directamente tras su extracción, si tienen que pasar previamente por una depuradora o si deben ser sometidos a un proceso de depuración natural o de transformación antes de poder ser consumidos.

"Se trata de una labor vital, imprescindible, en cumplimiento de la normativa europea en materia de seguridad alimentaria de las zonas de producción de moluscos bivalvos. Sobre todo teniendo en cuenta que Galicia es la principal productora de moluscos bivalvos de Europa", destaca la directora del Intecmar, Covadonga Salgado. El centro que dirige cuenta con más de 200 puntos de muestreo repartidos por todo el litoral gallego que abarcan todas las zonas de producción y las distintas especies comerciales existentes. Al año realiza una media de 90.000 análisis, una actividad que se traduce en unos 350 por cada día hábil.

"El férreo y potente sistema de trazabilidad de Galicia es una referencia para otros países europeos", destaca la directora del Intecmar

"El sistema de trazabilidad de Galicia es tan férreo y potente que otros países europeos nos toman como referencia. Se hace un seguimiento exhaustivo de los productos y se garantiza constantemente su trazabilidad", remarca la máxima responsable del laboratorio dependiente de la Consellería do Mar.

El control, en el caso del mejillón, por ejemplo, implica la emisión de un documento de origen que es como una declaración de intenciones del productor en el que se recoge la actividad que pretende realizar, el molusco que va a extraer, en qué zona, etc. Una vez que esas declaraciones de intenciones se materializan, se emite en el punto de descarga un documento de registro de forma telemática que es como el DNI del lote extraído pues incluye de donde procede el molusco, quién lo extrajo, el estado microbiológico de la zona de extracción y a qué destino va, entre otros datos.

"En caso de que se detecte cualquier riesgo en las zonas de producción, ese control telemático, a través de la plataforma Pescadegalicia, nos permite localizar rápidamente los lotes de producto que pudieran estar afectados y seguir los controles realizados por los operadores en la cadena de comercialización", explica Salgado. "En el momento en el que procedemos al cierre de una zona el sistema informático localiza los documentos de registro que han salido de esa área de extracción afectada desde las 00.00 horas del día anterior al que se emite el cierre de la zona. De esta forma, se envía a los organismos de inspección de las Consellerías do Mar y Sanidade un mensaje de advertencia sobre las partidas susceptibles de estar afectadas", añade la directora del Intecmar.

A partir de ese momento se puede proceder a la devolución de la mercancía que podría contener toxina o bien las empresas alimentarias, como las depuradoras, pueden analizar las partidas y proceder a su venta si el producto es seguro. "Este control constante es el que hace que la seguridad en el consumo de los productos extraídos de las rías gallegas sea prácticamente total", concluye Salgado.