¿Qué novedades depara la futura PAC? 

Las ayudas estarán más ligadas a proteger el medio ambiente, se limitarán a productores con un peso sustancial de la actividad en sus ingresos y se elevará el apoyo a explotaciones pequeñas
Botas y Combarro, con representantes del sector agrario. EP
photo_camera Botas y Combarro, con representantes del sector agrario. EP

El 1 de enero de 2023 comenzará a aplicarse en los países de la Unión Europea una nueva política agraria común (PAC), la que gestiona las subvenciones a agricultores y ganaderos por su trabajo y, mientras a nivel comunitario se perfila el reglamento definitivo con las bases del futuro marco, España ya trabaja en el diseño del plan estratégico que trasladará esos postulados al ámbito nacional. La reforma trae cambios de calado, como la mayor vinculación de las ayudas al cuidado del medio ambiente o medidas para atajar la brecha entre los apoyos a grandes y pequeñas explotaciones. Las claves y repercursiones en Galicia las abordaron ayer representantes de Gobierno, Xunta y sector en un foro online sobre la materia organizado por Abanca.

Más exigencias ambientales

España recibirá para el periodo 2023-2027 unos 47.700 millones de euros para el agro. A la espera de que se cierre el funcionamiento de la próxima PAC, desde la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca) creen que la mayoría de productores podrán mantener el volumen de ayudas actual, algunos incluso lo incrementarán pero otros sufrirán un ajuste a la baja. Para evitarlo será necesario que se esfuercen más en adaptar las condiciones de producción a la protección del entorno. No en vano, el 40% de los fondos totales deberán destinarse a objetivos ambientales y climáticos. Los perceptores estarán obligados a cumplir unos requisitos más estrictos en ese ámbito para cobrar la ayuda básica a la renta —la sustituta del pago básico— y, como novedad, cada Estado miembro deberá reservar una parte de los fondos (20%) a dar apoyos adicionales a quien impulse, de forma voluntaria, prácticas en pro de la sostenibilidad. Son los llamados ecoesquemas y los encargados de fijarlos son los países. "El agricultor o ganadero verá el menú y decidirá si quiere comprometerse con ellos por un año", explicó el subdirector general de Planificación de Políticas Agrarias del ministerio, Ignacio Atance.

La última propuesta del Ministerio de Agricultura, que no convence a la Xunta ni al sector agrario de la comunidad, contempla nueve ecoesquemas, de los que apenas dos pueden tener una repercusión considerable en Galicia, según señaló el subdirector xeral de Xestión PAC, Jorge Piñeiro. Uno de ellos supone ‘premiar’ el pastoreo extensivo y otro la siega apropiada de pastos para alimentación animal. Los demás hacen alusión a la rotación del cuatro cultivos en tierras arables; al establecimiento de un plan de gestión de nutrientes para evitar una contaminación excesiva; al uso de prácticas alternativas a la quema de las podas en olivar, viñedo o huerto; o al uso sostenible de los fitosanitarios.

En la clausura del foro, el conselleiro de Medio Rural, José González, censuró la "orientación excesivamente mediterránea" de esa propuesta y planteó apoyar otras prácticas, como la recuperación de soutos o el silvopastoreo.

Agricultor genuino y capping

La futura PAC limitará el cobro de la ayuda a la renta únicamente a los ‘agricultores genuinos’, aquellos que obtengan un porcentaje mínimo de sus ingresos de la actividad agraria. Galicia defiende que sea el 30% y englobar en ese concepto a los afiliados como autónomos en el sector aunque no alcancen esa ratio. Al respecto, el gerente de Agaca, Higinio Mougán, reprobó que "un 38% de los perceptores de la PAC son jubilados que cobran el 26% de las ayudas".

Por otra parte, la reforma deja en manos de cada Estado la decisión de fijar un tope en las ayudas directas de 100.000 euros por campaña —pudiendo descontar los costes laborales— y reducir los pagos progresivamente a partir de 60.000 euros. Agricultura tiene intención de incluir esa medida en el plan estratégico, pero Galicia defiende ir más allá y establecer los 60.000 euros como límite. La Xunta indica que apenas 20 explotaciones superan esa cuantía.

Apoyo a las granjas pequeñas

El futuro marco también contempla una redistribución de los pagos de explotaciones más grandes a otras más pequeñas o medianas, con una ayuda por estractos de tamaño más elevada para las primeras hectáreas subvencionables. La Xunta pide destinar a ello el 30% del volumen de ayudas directas, y también mantener las subvenciones asociadas para vacuno de leche, carne y ovino-caprino.

 

La temida convergencia

La nueva PAC también plantea el reto de seguir avanzando en la convergencia de las ayudas por hectárea dentro en España para ir así dejando atrás el modelo de derechos históricos. El país tiene en la actualidad 50 regiones productivas con diferencias en los valores medios de las ayudas por hectárea entre unas y otras, y la pretensión del ministerio es reducirlas considerablemente. El objetivo es que los agricultores que realizan la misma labor en una misma región agronómica cobren lo mismo. La cuestión de la convergencia preocupa a la Xunta, que pide una aplicación más suave y llama a no uniformizar realidades diferentes.

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