Mariscadas en covid: de la plaza al clic

La pandemia disparó los pedidos online de pescado y marisco gallego hacia otras comunidades e incluso al extranjero
Pablo Sueiro. EP
photo_camera Pablo Sueiro. EP

Para cualquier persona que viva en Galicia puede resultar raro comprar unos percebes de O Roncudo o una merluza de Burela por internet, pero la venta online de marisco y pescado fresco puede suponer para quienes están en otros puntos de España o del extranjero prácticamente el único canal para tener en sus mesas estos manjares. Y más en tiempos de covid. La irrupción de la pandemia ha supuesto un revulsivo para las webs dedicadas a este negocio, que han multiplicado sus ventas ante los cambios en la forma de comprar impuestos por el virus.

Personas mayores que han tenido que superar su desconfianza a adquirir productos a través de la red, consumidores que prefieren evitar ir al mercado por temor a contagiarse o familias y amigos que no renuncian a festejar con una mariscada cualquier celebración o fecha especial han contribuido a que este sector, en el que cada vez hay más competencia, encontrase en la crisis sanitaria viento a favor. Con el escaparate que representan estas plataformas de ecommerce, parte de los 770.000 kilos de pescado y marisco que en 2020 pasaron por las lonjas gallegas viajaron fuera a golpe de clic. 


Pablo Sueiro: "Triplicamos as vendas nalgúns meses de 2020" 

Fresco y del Mar, una pescadería online que desde el puerto coruñés de Muros vende para toda España y tiene clientes en diversos países europeos, ya veía crecer su actividad año tras año antes de la pandemia de coronavirus, pero nunca con la fuerza con la que aumentó el volumen de negocio tras estallar la crisis sanitaria. En meses como abril y mayo, en pleno confinamiento, y también en las semanas previas a una Navidad sin plena libertad de movimiento para comprar, las ventas a través de su página web "chegaron a triplicarse".

Pablo Sueiro, uno de los actuales socios de esta plataforma lanzada en 2014, confirma que los homenajes y celebraciones con marisco se han trasladado de los restaurantes a los hogares. "Nótase moito nas fins de semana e en datas sinaladas, como ocorreu por San Valentín", explica. El 90% de los pedidos del marisco y pescado salvaje —extraido de forma artesanal en la Costa da Morte y la ría de Muros y Noia— que ofrece Fresco y del Mar viaja fuera de Galicia. Barcelona y Madrid concentran la mayor parte de los encargos, aunque la demanda "está repartida por toda a península e Baleares".

En noviembre expandieron su radio de acción a Europa, con los emigrantes gallegos como foco de demanda. Ya han mandado género a Dinamarca, Suecia, Alemania, Holanda, Italia o Francia. También a Suiza, aunque allí han encontrado problemas con Aduanas, y a Reino Unido, donde constatan dificultades por el Brexit. 


Águeda Comesaña: "La web pasó de aportar el 10% del negocio al 50%"

Águeda Comesaña y su marido Alfonso Gallardo lanzaron en 2011 la tienda online de pescado y marisco de las rías gallegas Sal y Laurel con la idea de posicionar a nivel digital la empresa que los padres de ella fundaron a finales de los 80 en Marín, centrada en la venta mayorista. Si antes de la pandemia el 90% de su facturación procedía de ese canal, la restauración y pescaderías y apenas un 10% del ecommerce, ahora la web supone en torno a la mitad de su negocio. "El confinamiento le dio mucho empuje", señala la cofundadora. Les permitió amortiguar la pérdida de ingresos por la parálisis de la hostelería. "Nos salvó", dice.

Y es que la demanda por parte de particulares subió como la espuma a raíz del confinamiento duro de primavera. "Mucha gente nos daba las gracias porque no tenía otra vía para comprar el producto; las entregas de pedidos online a los supermercados llevaban mucha demora", recuerda. En su caso pasaron de tener una media de 10 o 15 encargos por semana a alcanzar los 50, un repunte de la actividad al que respondieron con jornadas de hasta 16 horas de trabajo y los años de bagaje que acumulaban. Un porcentaje importante de sus clientes —con una edad media de entre 40 y 50 años— se concentran en Madrid y Barcelona, pero realizan envíos a toda la península y Baleares. "Llegamos hasta a pueblos de veinte habitantes", remarca Águeda.

Los cambios en la forma de comprar que la crisis sanitaria aceleró permitieron a Sal y Laurel mantener a sus siete trabajadores en plantilla sin necesidad de tener que recurrir a un Erte. 


Fernando Cividanes: "Surgió un perfil de cliente que antes no teníamos" 

El filón que el confinamiento forso y el temor al contagio supuso para la venta de marisco y pescado a través de internet también lo aprovecharon en Mariskito, una tienda online pionera en este segmento que suma más de 15 años de experiencia. Tras el freno a sus ventas que sufrió durante la anterior crisis, el portal acumulaba unos cinco años de "crecimiento sostenido" y la pandemia reforzó su negocio con un "incremento importante" de la actividad. 

Lo explica Fernando Cividanes, el gerente de la empresa radicada en el puerto de Vigo, que cerró con una facturación de algo más de 1,3 millones de euros un año en el que el repunte de los pedidos desde los hogares con unos pocos clics compensó con creces el bajón de las ventas a la hostelería, con menos peso en su negocio. A través de los encargos recibidos en un 2020 atípico, observaron como surgía un nuevo perfil de cliente "que en condiciones normales nunca hubiese comprado productos frescos por internet", como los mayores.

Esta empresa familiar, que nació como una nueva línea de negocio de otra firma dedicada a la importación y exportación de pescado congelado llamada Pesciro, tiene clientes repartidos por todo el territorio nacional, generalmente familias. Cuentan con una línea de conversas e importan caviar que envasan en sus instalaciones y distribuyen a "muchos restaurantes de dos y tres estrellas Michelín", una vía de negocio que sí se resintió con el coronavirus.

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