Una tarde en blanco y negro

El Leche Río Breogán se medirá el domingo con el Ourense en el Pabellón Municipal, cancha que no pisa desde 1992 y donde se cimentó la rica historia del conjunto celeste
El Breogán siempre jugó con seis en el Municipal. La cercanía de las gradas servía para animar a los jugadores locales y amedrentar a los rivales... y de paso a los árbitros.
photo_camera El Breogán siempre jugó con seis en el Municipal. La cercanía de las gradas servía para animar a los jugadores locales y amedrentar a los rivales... y de paso a los árbitros.

Los aficionados del Breogán volverán a desfilar el domingo por las cuestas del parque y por la calle Santiago 27 años después. Por primera vez desde 1992, el peregrinaje celeste no terminará en el Pazo dos Deportes. Lo hará en el Pabellón Municipal, donde el equipo lucense se medirá con el Ourense (17.30 horas) en un encuentro de la Copa Galicia que no será, ni mucho menos, un partido cualquiera. Para muchos será un partido en blanco y negro.

Organizado por la Asociación Xuvenil Sagrado Corazón, el encuentro servirá para recordar una etapa inolvidable en la historia del equipo celeste, la que abarca desde su nacimiento hasta el traslado al Pazo, un recinto más moderno y cómodo, pero con demasiado color. Los que vibraron con el Breogán en el Municipal echan de menos aquel baloncesto en blanco y negro.
Raro era el partido en el que se podía ver una silla vacía en el Municipal. Incluso sin el Breogán,como cuando albergó una semifinal de Copa entre el Barcelona y el Cai Zaragoza, presentó unlleno total. Allí se respiraba siempre baloncesto. EPSON MFP imageEl Municipal bajó el telón para el breoganismo el 7 de mayo de 1992. Fue con una victoria ante el Pamesa (98-94). Vestían de celeste los Juanmi Alonso, Xavi Roca, Víctor Fernández, Cabezudo, Claude Riley (que dijo adiós a su pista de baile favorita con 35 puntos) y Manel Sánchez, cómo no, Manel Sánchez, el jugador que más veces ha defendido la camiseta del Breogán. Siempre en el Municipal. Siempre en blanco y negro.

Manel Sánchez. El hombre récordLíder en la clasificación de partidos, minutos y puntos en la historia del Breogán, Manel Sánchez conoce como nadie el Municipal, donde el domingo jugará su hijo Mateo. EPSON MFPLa mayoría de los jugadores que el domingo saltarán a la pista con el escudo del Breogán en el pecho ni habían nacido aquel 7 de mayo de 1992. Para ellos, y es lógico, será un partido más de pretemporada, pero para el público no. Desde que se supo que el Municipal sería la sede del duelo ante el Ourense, una ola de nostalgia activó al breoganismo. Los recuerdos afloraron en los que vivieron aquella época. Los que solo la escucharon de boca de sus mayores se hicieron la ilusión de, al menos por un día, vivir en primera persona una de aquellas historias en blanco y negro.

El día del OximesaEn un duelo clave para la permanencia del equipo en la ACB, el Breogán perdió tras un polémicofinal ante el Oximesa el día de los enamorados de 1987. El público encerró en su vestuario a losárbitros, que fueron agredidos cuando salieron. El Municipal fue cerrado por varios partidos. EPSON MFPPorque si el Municipal hablase tendría historias para aburrir; bueno, para aburrir no, para dejar al público con la boca abierta. Historias sobre las que se edificó un club que forma parte de la élite del baloncesto español. Algunas suenan a leyenda, pero los que las vivieron saben que son reales, que hoy en día son difíciles de creer, pero por entonces, en un tiempo en blanco y negro, formaban parte del día a día de la ciudad.

¿Han vivido esos momentos en que el Pazo entra en ebullición? ¿Sí? Pues así era el Municipal en los años 80 durante todo el partido, una caldera que se llenaba una hora antes y que celebraba hasta las canastas de la rueda de calentamiento. Pero claro, es que eran canastas de Jimmy Allen, de Jimmy Wright, de Juanfran Garrido, de Tato Abadía, de Tito Díaz, de Suso Fernández, de Manel Sánchez, cómo no, Manel Sánchez... Siempre en blanco y negro.

Derbis con el Oar. Los momentos de máxima tensión se vivieron en los duelos ante el Oar Ferrol durante la década de los 80. Las trifulcas formaban parte del espectáculo casi siempre. EPSON MFPEl ambiente era tal que se tenía que recurrir a cañones de aire para evitar la condensación. Y así era complicado perder partidos. La afición también jugaba el partido y los árbitros notaban (literalmente) su aliento. Una vez, hasta jugó el partido desde fuera. Fue en 1970 cuando el Breogán tuvo que disputar un choque a puerta cerrada porque en el anterior, un aficionado había golpeado a un árbitro. Cosas del blanco y negro.

Paco Basanta, que es quien más sabe de esto, cuenta lo sucedido. "Un empresario instaló unas pantallas de televisión justo al lado del pabellón para que la gente pudiera ver el partido y se juntaron más de 1.000 aficionados. Las ventanas del Municipal estaban abiertas y la gente animaba desde fuera. Los árbitros se percataron y ordenaron cerrarles, pero al rato, misteriosamente, se rompieron los cristales".

Estas cosas suenan a leyenda y son difíciles de creer, cierto, pero hay que recordar que son historias en blanco y negro. El domingo se escribirá otra en el Pabellón Municipal.

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