"Hasta que no sufres una lesión tan grave como la mía no tienes esa sensación de soledad"

El león indomable volvió a mostrar su fortaleza. Tras casi un año de baja, el camerunés jugó un partido oficial para dejar atrás una lesión en el tendón de Aquiles derecho que cambió su forma de ver la vida
Serge Leuko, en O Ceao. XESÚS PONTE
photo_camera Serge Leuko, en O Ceao. XESÚS PONTE

Un tendón de Aquiles puede soportar hasta diez veces el peso corporal. Pero, en ocasiones, esta parte del cuerpo puede ser tan fuerte que modifica una vida por completo, la transforma para hacer que la percepción de lo que antes carecía de valor sea una parte importante de lo cotidiano. El tendón de Aquiles derecho de Serge Leuko obró ese milagro con una rotura. Condenó al lateral del Lugo a un año de trabajos forzados, lejos de lo que daba sentido a su existencia. Pero a cambio de alejarlo del fútbol, le dio la capacidad de apreciar cosas que antes pasaban desapercibidas, de valorar aún más a su pareja, compañeros y amigos y fortalecer un espíritu indomable que regresó a un partido oficial el pasado domingo en Almería.

Volvió el león a un campo de fútbol...
Estoy muy feliz y muy contento de mi vuelta. Fueron muchos momentos duros. Fue una alegría volver a pisar un campo en un partido oficial.

¿Fue casi como un debut?
Sí. Me hubiera gustado más en casa con nuestra gente, pero bueno, tenía muchas ganas de pisar el campo aunque fueran solo cinco minutos. Después de un año, estoy muy contento de jugar y de que fuera todo bien.

¿Sentiste nervios, ilusión, alivio?
En el momento sentí mucha normalidad porque estaba muy concentrado en el calentamiento, porque veía que Canella estaba un poco cansado y tocado porque había jugado muchos partidos. Estaba muy metido en el calentamiento y no me dio tiempo a pensar sobre qué iba a hacer o si había pasado mucho tiempo. Pero después del partido me di cuenta de que había pasado mucho tiempo sin competir y de lo que había sido todo.

TRISTEZA ► "Intentas llevar las cosas bien, pero realmente no eres feliz porque no estás haciendo lo que te gusta"

¿Qué te dijeron en el vestuario?
Se alegraron mucho por mí. Mis compañeros me abrazaron y me felicitaron después del partido. El cuerpo técnico y el cuerpo médico me felicitaron, la gente del club, los que estuvieron conmigo todo el año, que vieron el trabajo que se había hecho y lo mal que se pasaron.

¿Pensaste en el tobillo o te concentraste en el juego?
Desde que empecé a entrenar con el equipo ya no pienso en el tendón. Me sorprende cómo me encuentro, porque estoy tan bien que hasta me da miedo. Estoy muy bien y no voy con ningún miedo, meto la pierna siempre fuerte, como antes. El tema psicológico ya lo pasé. Antes de entrenar con el equipo ese paso ya lo das con el readaptador, con Antón (Eiré). Llego bien y recuperado y muy fuerte.

¿Te ayudó el haber hecho la pretemporada con el equipo?
Todo es un proceso y todo ayuda a que cojas confianza. Es cierto que los primeros partidos en los que fui convocado no estaba para competir. A lo mejor cinco minutos si, pero no para media hora. Me alegro, porque el míster esperó al momento oportuno para sacarme cuando estaba para competir unos minutos más. A partir de ahora tengo que seguir igual. Las sensaciones son muy buenas, yo estoy muy contento con mi evolución. Sé que tengo que ganar más ritmo de juego y entrenamiento. Ahora ya no hay amistosos y me tengo que exigir en los entrenamientos con el preparador físico para llegar con mis compañeros.

¿Cómo recuerdas aquella jugada?
La recuerdo como si fuera ayer. Fue un balón que le llega a Aburjania, la recuperamos, me la da Aburjania a mi y la voy a pisar como miles de veces que hice. Ahí noto un golpe muy fuerte y me paro. En ese momento no tengo ningún dolor, intento seguir y recuerdo que en ese momento me dice Fernando (Seoane): pisa fuerte. Intenté hacerlo pero sentía que no podía. No podía andar, no podía moverme, no tenía estabilidad y cuando llegué a la enfermería me quité las botas y las medias y me di cuenta de lo que había sido.

TRABAJO DURO ► "No puedes escatimar ningún esfuerzo en la recuperación porque sería engañarte a ti mismo"

¿Lesiones de esa magnitud marcan a un deportista?
Ya pasó mucho tiempo y eso marcará un antes y un después. Es un proceso que me sirvió para valorar muchas cosas. Quizás cuando algún compañero tuyo se lesiona y lo ves, aunque te sepa muy mal realmente no vas a saber cómo se siente él, lo jodido que está lo solo que se siente a pesar de que la gente se acerque y pregunte. Muchas veces le preguntas a los compañeros: qué tal y como estás, pero luego cuando te vas a casa hace que te olvides. Hasta que no te pasa no tienes la sensación de la soledad.

¿Es dura la soledad del lesionado?
Sí. Lo hablo muchas veces con mi pareja. Ella me decía que me veía bien, pero yo le contestaba que, aunque soy una persona muy alegre, no estaba realmente feliz. Soy alegre en el día a día, estoy contento, como yo siento las cosas e intento vivir siempre, con sonrisa, con alegría, con positivismo, pero eso es muy diferente a estar feliz. Eres alegre e intentas llevar las cosas bien, pero realmente no eres feliz porque no estás haciendo lo que te gusta. Pero hay que tirar para adelante, no queda otra. No puedes amargar a la gente que está a tu lado, porque sino no sumas nada. Esa fue la única diferencia que me encontré en ese momento, que yo me sentí más alegre que realmente feliz durante todo ese proceso.

¿Afecta al entorno?
Yo intenté que no. Pasó ya un año y, sinceramente, creo que no. Estuve cuatro días realmente hundido cuando me enteré que me tenían que hacer una segunda cirugía. La gente que estuvo aquel día en el club me vieron muy afectado. Fueron los cuatro días que peor lo pasé. Estaba tan mal y tan hundido que... Porque te entran dudas. Otra cirugía en una lesión tan complicada... Si vas a seguir, si vas a poder revertir esto, que estaba muy cerca y tenía que volver a empezar... Esos cuatro días fueron los peores de la lesión. En el resto intenté ser positivo, tirar para adelante... Noté mucho calor de la gente desde el primer momento, de la gente, mi pareja, mis amigos, el club, aficionados de la ciudad.

¿Más que el dolor físico duele la incertidumbre del futuro por la lesión?
Sí, porque la cabeza te puede jugar una mala pasada. Los procesos de recuperación son muy lentos. Hasta los dos o tres meses no te das cuenta de lo que has avanzado. En mi proceso, hasta la segunda cirugía fue todo bien, me encontré con fuerza y bien, pero cuando me comunicaron que me tenía que volver a operar fueron los peores cuatro días. Me costó mucho superar que me tenían que volver a operar otra vez. Pensé: llevo cinco meses, estaba muy cerca y tengo que volver mucho atrás, volver a pasar los mismos procesos del principio y a saber cómo te encuentras hasta el final de la temporada. La situación del equipo tampoco estaba definida, con mucho miedo y mucha incertidumbre y la cabeza te puede jugar una mala pasada. Lo intentaba con mucha ayuda de la gente.

PEORES MOMENTOS ► "Estar en el palco es lo peor. Estar fuera y no poder hacer nada. Y con lo mal que lo pasamos la pasada temporada"

¿Cómo se encuentra la fuerza para no venirse abajo del todo?
De esos cuatro días, el segundo me quedé solo en el vestuario y vino Campillo y tuve una charla con él y otra con Antón (Eiré). Campillo me dijo: 'mira Leuko no es por reconfortarte, ni por darte ánimos, ni por nada, yo lo pasé y no quiero que tires una semana en estar triste. Al final te vas a dar cuenta de que fueron dos días y no valió la pena. Intenta ser fuerte ahora mismo, llora lo que tú puedas, desahógate y mañana intenta venir fuerte y empieza de nuevo la recuperación'. Ese consejo a mí me dio fuerza y ánimo para empezar de nuevo y confiado en que con trabajo y con la ayuda del club me podía recuperar. El club me puso todas las facilidades del mundo, fuimos al mejor cirujano posible y no se opuso a nada. Y más cuando el club estaba muy fastidiado. En ese momento me dieron aún más confianza y más tranquilidad. Me dijeron que me tenía que recuperar y no preocuparme, que entre todos íbamos a tirar para que me recuperara.

¿Lo positivo es que te hizo ver el apoyo de la gente?
Desde el primer momento mi pareja Julia estuvo conmigo todos los días, desde el de la lesión. Yo la tuve que animar aquel día, porque estaba mucho más dolida y jodida que yo. Nos fuimos a su casa a Sevilla veinte días y estuvo todos los días conmigo. Me ayudó a todo, desde a ir al baño, a ducharme, a vestirme, a ponerme los calcetines. No tengo manera de poder agradecerle a ella todo lo que hizo por mí. Sabía que yo lo podía hacer, pero cuando una persona te demuestra lo importante que eres para ella cuando estás tan mal eso no se lo podré agradecer nunca.

¿Antón Eiré (recuperador y preparador físico del Lugo) fue tu segunda pareja?
(Ríe) Sí, quizás sí (ríe). Muchas veces estás aquí, vienes, entrenas, te vas, saludas a uno a otro, al cuerpo técnico, te tratas con los fisios... Pero hasta mi lesión nunca había tenido una verdadera relación con Antón. Fue un descubrimiento de quien era realmente, de valorar lo que trabaja él. Porque cuando no estás lesionado no eres capaz de valorar ese tipo de trabajos, a esas personas que dedican su tiempo y sus horas libres también para ver cómo te pueden recuperar mejor. Echamos muchas horas, nunca se cansa de hacerte mejorar, siempre te exige y tiene su parte también de psicólogo, porque no quiere que decaigas, que estés siempre animado... Las horas de trabajo con él son muy diferentes a las del grupo. Con él tienes que trabajar duro, siempre concentrado, no tienes que quejarte, mostrar mal carácter. Sabes que su trabajo es exclusivamente para ti, por eso te tienes que centrar en ayudar. Después del partido, el otro día, me mandó un mensaje muy emotivo y bonito y le agradecí todo lo que hizo por mí. También a Tojo y Koke (fisios), que fueron muy generosos conmigo.

¿El jugador lesionado trabaja más horas que el que está sano?
No sé si trabaja más, pero sí que creo que no se para nunca. En un entrenamiento estás cansado e igual puedes pararte dos minutos, pero en una recuperación de una lesión no te puedes parar, porque cada cosas que hagas, cada detalle que hagas es para mejorar tu recuperación. No puedes escatimar ningún esfuerzo porque sería engañarte a ti mismo. Todo el trabajo es para ti. En un entrenamiento me fundo en dos carreras y en la tercera puedo ir a medio gas para recuperar, pero en un tratamiento no puedes hacer eso. Tienes que hacerlo todo, porque no queda otro.

PESADILLAS ► "A los dos días de operarme de la lesión, un día por la tarde soñé que me volvía a lesionar"

¿En algún momento llegaste a pensar por qué a mí y no a otro?
El año pasado tenía mucho ilusión en la temporada. Campa (Campabadal) se había lesionado antes, estaba casi sin pretemporada y llegaba justo, yo era el único lateral derecho, estaba sano, estaba bien, con mucha preparación del verano y pensé que tenía que coger la oportunidad, cuando no tenía competencia. Sabía que me podía demostrar a mí mismo que podía ser el lateral derecho del Lugo, porque tenía la alfombra puesta. Por eso tenía mucha ilusión, pero cuando me lesioné, yendo a Madrid a operarme, le dije a mi pareja que estaba muy bien, llevaba siete partidos de titular y ahora me pasaba esto. Pero cuando estaba en el hospital vi que había gente mucho peor que yo. Entonces vi que no estaba tan mal, que en la habitación de al lado había gente llorando, llamando a la enfermera para que le pusieran calmantes y bufff, había gente mucho peor. En ese momento me dije que seguía siendo un privilegiado, porque estaba en un hospital espectacular, me había operado un cirujano top del Atlético de Madrid, y todo lo que tenía por delante no iba a ser malo. Pensé que iba a ser un privilegiado y sabía que me iba a recuperar bien.

¿Qué es lo que peor se lleva?
Estar en el palco. Estar fuera y no poder hacer nada. No puedes hacer nada. Y con lo mal que lo pasamos... Por mucho que intentes meter alegría o dar consejos a la hora de la verdad solo pueden hacer algo los que están en el campo. Estuvo mucho tiempo apartado y sentí que no podía hacer nada y te da mucha impotencia de no poder ayudar, y el año pasado lo pasamos muy mal.

¿Cómo era tu rutina diaria?
Era levantarme, venir aquí con los fisios por las mañanas... El primer mes fue todo con los fisios. Me quitaron los puntos, intentas que cicatrice bien, el tratamiento, coger fuerza... Era todo muy lento, muy manual, mucha charla con los fisios, pero no puedes hacer nada porque no puedes andar, ni coger un vaso de agua. Hasta el mes y medio cuando puedes hacer algo de gimnasio. El sistema nervioso está muy dormido además. Necesitas activarlo y es muy lento. A los dos meses empiezas a caminar, a hacer algo de bicicleta, a ir a la máquina de alta gravedad para poder tener más equilibrio. Empecé a disfrutar bien cuando empecé a correr en el césped. El día que me puse las botas. Eso sí que fue como un debut. Ahí sí creí que me iba a poner bien, porque me puse las botas.

¿El césped fue la luz al final del túnel?
Es cuando ya te ilusionas del todo. Cuando me dijeron que en mes y medio podía empezar a correr, no paraba de ver el calendario y pensar: 'buff, mes y medio'. Y tienes que ir poco a poco, porque el cuerpo tiene que ir a su ritmo, como toca. No te puedes adelantar porque puede ser peor. Cuando llegó ese día fui a la habitación y lo borré con el rotulador y sentí que fue un paso muy importante. Ese día fuimos a comer con Antón porque había tocado balón, había corrido y estaba muy cansado y tenía mucha alegría de haber pisado la hierba y tocado la pelota, aunque fueran dos pases.

OBJETIVO ► "No me voy a marcar ningún objetivo. Las cosas irán como tienen que ir. Todos los días voy a intentar encontrar mi nivel"

Decía Rafinha en su documental Resiliencia que la primera vez que tocó la pelota que casi fue como volver a empezar a jugar. ¿Tiene razón?
Sí, eso pasa. Aunque la cabeza sabe lo que va a hacer, tu cuerpo está muy desactivado. El sistema nervioso está muy apagado. Estás muy lento, muy torpe, y yo más todavía, y por eso cuesta un poco más. Pero estás feliz porque estás con el balón y todo te da igual, porque sabes que ya vas a ir para adelante.

¿Llegaste a tener pesadillas, a soñar con la lesión?
A los dos días de operarme de la lesión, un día por la tarde soñé que me volvía a lesionar. Durmiendo la siesta me desperté pensando que me había lesionado otra vez, pero ya me había operado

¿Trabajaste la cabeza para que no afectase tanto?
Estaba concienciado de que tenía que trabajar duro. Que era el momento para trabajar lo que tocaba, que tenía que tener mucha paciencia. Hablé con gente que había pasado por lesiones duras, Campillo me aconsejó mucho sobre las cosas que había que tocar... Todo eso me ayudó a tener mucha tranquilidad para afrontar la lesión. No tuve que ir a un psicólogo ni prepararme ni tener charlas. Sí que leí dos o tres libros que me ayudaron bastante a evadirme un poco.

¿Cómo te recibió el vestuario el primer día que volviste a entrenar?
Creo que le daba pena ya a los compañeros, por todo el tiempo y las horas que había trabajado en el gimnasio, en el césped. Estaban esperando a que entrara con el equipo porque llevaba mucho tiempo fuera. Fue un momento de alegría para todos. Me acuerdo que todos estaban muy felices. Manolo (Mandiá) me dijo aquel día que tenía muchas ganas de verme porque lo había pasado muy mal.

¿Te respetaron en aquel entrenamiento o te dieron alguna patada?
Me dieron collejas en el típico pasillo (ríe). En los entrenamientos yo siempre voy a tope, y cuando me encontré bien, desde el primer momento yo fui a por todas. No quitaba la pierna porque no tenía miedo. El miedo ya lo había pasado antes, los primeros días que salí al campo. Desde el primer entrenamiento siempre fui a trabajar fuerte. A lo mejor ellos sí que quitaban la pierna por miedo y respeto a la lesión, pero yo no.

¿El siguiente objetivo será volver con Camerún?
No me voy a marcar ningún objetivo. Las cosas irán como tienen que ir. Todos los días voy a intentar encontrar mi nivel, exigirme al máximo, intentar jugar más minutos y lo que tenga que pasar pasará. Este proceso me ha ayudado a valorar más las cosas. A lo mejor antes ibas a la selección y no lo valoras realmente. Estabas contento, pero no lo valoras realmente, pero ahora tengo que disfrutar de cada momento, de cada entrenamiento porque, desde fuera, nadie sabe las ganas que un jugador con una lesión como la que tuve yo tiene de entrenar, de jugar. Desde el palco no puedes ni participar, ni ayudar. Voy a intentar disfrutar todos los días, ser mejor compañero cada día, aportar en todo lo que pueda, ayudar a todo el mundo y encontrarme a mi nivel. Si tengo que jugar aquí diez partidos lo haré, si tengo que entrenar y apretar a l que esté jugando lo haré. Luego ya veremos lo que pasará en el futuro.

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