Breohistorias 🖊 Hay futuro

El Breogán entró durante los dos últimos meses del año en una espiral de dudas y malas decisiones que marcaron sus opciones en la Liga ACB

Jordan machaca con rabia. J.VÁZQUEZ
photo_camera Jordan machaca con rabia. J.VÁZQUEZ

UN DESCENSO solo parece indicar el fracaso de una gestión. Es la primera lectura que casi todos los aficionados habrán sentido como propia nada más consumarse la caída de categoría del Cafés Candelas Breogán. Lógico.

Pero también, con el paso de los días, cuando la frustración y la rabia se atenúan, todo se va viendo con más calma y mayor perspectiva. Y esto lleva a un análisis más profundo en el que también se deben de tener en cuenta aspectos que van más allá del área deportiva. Porque el futuro y la estabilidad de un club también lo marcan esas otras áreas.

Pero, irremediablemente, hay que empezar por lo que fue la nefasta gestión deportiva. Y este fracaso no solo afecta a los profesionales responsables, sino también a un consejo de administración que ya desde el inicio no tuvo iniciativa ni la claridad necesaria para afrontar una competición como la Liga Endesa. Tampoco tuvieron agilidad para reaccionar cuando ya era evidente que las indecisiones estaban lastrando al equipo.

El Breogán empezó a planificar la temporada sin un director deportivo. Error grave, sobre todo cuando lo que más faltaba en el club era experiencia. Al final se recurre a Quique Fraga, al que se le pone en una tesitura más que complicada; por subirse en marcha, por su inexperiencia y porque, llegado el caso, tendría que imponerse al que había sido su superior. Error estructural y de concepto.

Después, el equipo que empieza la temporada no reúne ninguna de las características que necesita un equipo ACB. Ni físico, ni buenos tiradores y ausencia de una referencia interior a pesar del excelente papel de Gerun. La lesión de Norel, y todas las que se producen en pretemporada no hacen más que complicarlo todo, aunque el club reacciona bien con las incorporaciones de Vidal y Jordan.

Sin embargo, a partir de ahí el Breogán entra durante los dos últimos meses del año en una espiral de dudas y malas decisiones que marcan sus opciones en la Liga ACB Endesa. Se prescinde de Kinsey y se tarda casi un mes en contratar a su sustituto, Millsap, que para colmo tampoco cumple con lo que necesita el equipo. El Cafés Candelas Breogán desperdicia durante casi todo el año la segunda plaza de jugador extracomunitario.

También se duda de la renovación de Jordan, inicialmente por motivos económicos pero también porque aún se confía en el retorno de Norel. Al final ni el uno ni el otro. Cuando se le hace la oferta al jamaicano ya es tarde. Y, para rematarlo, se decide la contratación de Dragicevic, que no era lo que se necesitaba.

Pero no hay que olvidar las cosas buenas. Se llegó a la ACB y se logró reunir un presupuesto de tres millones de euros con un 80% de ingresos propios. Hace 20 meses, el club, moribundo, dependía exclusivamente de las subvenciones. Destaca también el gran impacto mediático, la excelente política social y de abonados, cerrándose el cupo de admisión y convirtiendo cada partido en una fiesta. Y, por primera vez en décadas, con la situación patrimonial equilibrada. Por eso hay futuro. Despejado.

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