82-71. El Breogán hace los deberes ante el Melilla

El conjunto celeste suma el triunfo en el Pazo en un encuentro sin brillo por parte de ninguno de los dos equipos
Érik Quintela entra a canasta. SEBAS SENANDE
photo_camera Érik Quintela entra a canasta. SEBAS SENANDE

Objetivo cumplido. El Leche Río Breogán hizo lo que tenía que hacer. Ganar y dejar ya sin opciones matemáticas de clasificación para el grupo de ascenso al Melilla con lo que el conjunto lucense evitó el lastre de pasar a la segunda fase con la derrota sufrida en la primera vuelta. El triunfo llegó en un partido sin brillo. Con excesivos altibajos y sobre todo con muchos errores tanto en el lanzamiento como en posesiones desperdiciadas por ambos equipos.

El Breogán mostró su mejor cara en el segundo cuarto, lo que le permitió llegar al descanso con once puntos de ventaja (47-36), pero en los diez minutos siguientes al descanso el Melilla fue superior y aunque en ningún momento llegó a ponerse por delante en el marcador, propició que el partido entrara en una fase de igualdad que solo se resolvió en los dos minutos finales. Ahí, una vez más, el Breogán apretó en defensa, fue a por todo en el rebote y supo aprovechar la precipitación del rival para entrar en el último minuto con todo de cara (78-71).

La otra buena noticia de la tarde tuvo como protagonista a Roope Ahonen. El finlandés, que se lesionó el 25 de enero de 2020, volvió a saltar a la cancha y aunque su presencia en pista fue testimonial, poco más de dos minutos, fue la demostración de que el jugador ya está en dinámica de equipo. Ahora será cuestión de paciencia de que vaya cogiendo el ritmo y la confianza necesaria para ser el jugador importante que el Breogán necesita. Lo mejor, es que no hay urgencia.

El equipo lucense lo tiene prácticamente todo hecho en la primera fase y el escolta, sin presión, podrá ir mejorando para llegar al momento determinante de la temporada en la mejor forma. Además, el encuentro de este viernes dejó claro que el Melilla, a pesar de todo, es un rival complicado. Su físico les permite mantener un alto ritmo durante casi todo el partido, también son duros en defensa y en ataque hay momentos en los que también saben sacarle provecho.

El problema es que también tienen momentos de descontrol, de malas decisiones con muchas pérdidas lo que les acaba sentenciando, como ocurrió ayer, Y no fue la primera vez. En el caso del Breogán a estas complicaciones se une la presencia de Wintering empeñado en hacer su mejores partidos ante el conjunto lucense. En la primera vuelta fue determinante con 31 puntos anotados y 3 canastas triples de cuatro intentos. Este viernes se fue hasta los catorce, otra vez por encima de su media, y anotó dos canastas triples de cuatro intentos. Es curioso, pero después de catorce partidos, el base estadounidense solo anotó en esta temporada canastas de tres puntos ante el Breogán.

El primer cuarto empezó con el Breogán más contemplativo de lo habitual en el trabajo defensivo. El Melilla, con un acertado Sikiras, lo aprovechó para llegar a dominar por cinco puntos (13- 18) cuando se jugaba el minuto siete. Los de Epifanio supieron corregir errores. Pasaron a dominar el rebote bajo propio aro — el Melilla solo capturó un rechace ofensivo en este cuarto—, mejoró el trabajo defensivo con la intensidad de Sergi Quintela y de Seydou Aboubacar y apareció Adam Sollazzo (11 puntos en este cuarto) para desequilibrar el partido.

Los once puntos de ventaja con los que el Breogán llegó al descanso no fueron un margen suficiente para impedir llegar con ciertas urgencias al tramo final. Tras el descanso, y tras unos minutos de absoluto descontrol por parte de ambos equipos con un buen múmero de pérdidas, el Melilla fue adueñándose de la situación. En primer lugar porque fue capaz de competir en el rebote y esto le dio segundas opciones que supieron aprovechar pero también porque su defensa se hizo mucho más física.

Entonces el Breogán perdió el rumbo. Cada vez más incómodos en la pista y muy erráticos en los lanzamientos. De hecho el conjunto lucense solo fue capaz de anotar once puntos en el tercer cuarto. Así las cosas, se entró en el último cuarto con solo tres puntos de ventaja para los locales (58-55).

Una igualdad, con un Melilla que creía en sus opciones, que aún se mantenía a tres minutos para el final (72-69). Pero en este tramo final, el que perdió su sitio fue el conjunto norteafricano. La ansiedad fue posiblemente su mayor enemigo porque entraron en una fase de malas decisiones mientras que su rival sentenciaba aprovechando los errores del rival.

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