80-70. O Río Breogán cae ante un rival directo en Granada

La falta de claridad en la dirección de juego y las 17 pérdidas de balón, unidas a un estrepitoso porcentaje de 7 de 28 en lanzamientos de tres puntos, lapidaron el progreso en la Liga ACB de un Río Breogán que sigue peleado con la fluidez en el juego estático. 

El Río Breogán llegaba a Granada alentado a repetir gestas que ya figuran en la memoria popular celeste. Pero el Covirán no estaba dispuesto a convertirse en un convidado de piedra ante un rival directo en la Liga Endesa. 

El técnico local, Pablo Pin, engendró una maraña defensiva durante el primer cuarto que cogió de improviso al perímetro breoganista, donde solo las dos triples iniciales de Nakic y Hollatz daban aire a un ataque estático atenazado, donde destacaba la presencia de Arteaga en el quinteto titular para frenar al poderoso Felicio.

Mientras, en la otra zona se vivía una situación diametralmente opuesta con la presencia de Renfroe, que aprovechó la siesta de la defensa celeste para aumentar sus estadísticas con tiros liberados.

El Río Breogán no acababa de despertar con un atenazado ataque estático. Se movía a empujones. Solo alguna acción aislada mostraba el pálpito de un equipo que necesitaba un revulsivo. La sensación de impotencia de los visitantes se tradujo en una falta antideportiva de Sergi García tras recibir un tapón. Fueron los minutos más desesperantes de un Río Breogán lánguido a la hora de ver canasta.

Una de las llaves maestras de Mrsic, Bamforth, no encontraba su lugar en el partido ante la pegadiza defensa local. La entrada de Happ agilizó las acciones dentro de ambas zonas junto a la pequeña gran revolución del atómico Sergi Quintela, quien insufló nuevas ideas al final del primer cuarto con un par de canastas a aro pasado. 

En el otro extremo de la balanza, el Covirán se mantuvo más allá de la barrera psicológica de los 10 puntos durante los dos primeros cuartos. Una serie de pérdidas encadenadas de ambos equipos abrió el segundo periodo. La superioridad en el rebote ofensivo no era crédito suficiente para reducir las diferencias con Renfroe como jefe de operaciones ofensivas del equipo nazarí antes del descanso (44-31). 

n triple de Bamforth insuflaba energía a una labor de equipo que daba sus frutos, al bajar la diferencia hasta los ocho puntos (58-44), para un Río Breogán que tardó casi cinco minutos en anotar su primera canasta en juego en el tercer tiempo. La sensaciones iban en aumento al igual que el acierto del equipo que apretaba en defensa. Fruto de ello llegó la falta antideportiva de Ali a 3.10 minutos de la conclusión del cuarto. Con Arteaga como artífice de la reacción celeste por su protagonismo bajo ambas canastas la remontada parecía posible con todo un cuarto por delante (58-54). 

El guión de la película dio un brusco giro dramático con la emergente figura del espigado Petit Niang, quien salió a escena cuando más necesitado estaba el equipo granadino. Sus puntos desde posiciones cercanas avalado por la captura de varios rechaces vitales cuando más apretaban los lucenses devolvieron las diferencias locales por encima de los diez puntos en el tramo final. 

Mrsic devolvía a la pista a Happ, sentado durante quizás demasiados minutos cuando el partido pedía su participación inmediata, unido al escaso acierto de los breoganistas, que se empeñaban en bombardear el aro rival con escasa influencia en el marcador. A todo ello, se unen las 17 pérdidas de balón de los celestes, que solo en contadas ocasiones pudieron superar la encrucijada de caminos que lo conducían a la zona rival. Niang acaparó todo el protagonismo para acabar de apagar todas las esperanzas lucenses de volver con un resultado positivo a la ciudad de la muralla.

La dirección de juego, con un Hollatz mermado por la lesión que arrastra desde su participación en las ventanas Fiba, cerró cualquier atajo en la creación, que ni siquiera la velocidad de Sergi Quintela pudo paliar. El Covirán Granada solo tuvo que mantener cerrada la zona para que la quinta victoria se quedase a las puertas de La Alhambra.