La cuarta victoria consecutiva del Polvorín se firmó ante el Boiro a domicilio y con mucha solvencia (0-2). Además, el filial del Lugo se vengó de la dolorosa derrota del duelo de la primera vuelta en Friol. Juan Brunet, al filo del descanso, y Marcos, con un gol olímpico en el ecuador del segundo tiempo, materializaron la superioridad visitante. Por su parte, el Boiro ve rota una racha de tres jornadas sin conocer la derrota y, además, cae a la zona de descenso.
El Polvorín saltó al verde de Barraña con la determinación de no especular con el resultado. José Durán ideó un 4-1-4-1 y alineó a todo el talento disponible para cubrir el gran vacío de Escobar, máximo realizador del filial lucense con 14 tantos y ausente en este encuentro.
Los 15 primeros minutos transcurrieron sobre la parcela del Boiro. Luis Díaz, por los visitantes, y Cardeñosa, por los locales, dominaron la parcela ancha. El primer aviso llegó con un testarazo de Juan Brunet que se marchó besando el palo. El acercamiento hizo despertar al Boiro, que pasó a dominar el encuentro y a crear peligro a balón parado.
Superado el ecuador del primer tiempo, una jugada coral del Boiro dejó un balón franco a Lezcano en la frontal, pero su golpeo acabó mansamente en las manoplas de Cacharrón.
Brunet consiguió hacer el 0-1 para el Polvorín cuando peor lo pasaba el filial del Lugo
El Polvorín sufrió las acometidas locales a la media hora. Paco colgó centros desde la derecha y, en uno de esos, Changui conectó un cabezazo por línea de fondo. Sin embargo, cuando más apretaba el conjunto blanco, Porrúa sorprendió con una gran jugada por la izquierda y un soberbio centro al corazón del área que Juan Brunet no desaprovechó para mandar el cuero al fondo de la red.
La desventaja no amilanó a los locales, que, tras el paso por los vestuarios, regresaron al tapete de Barraña enrabietados y con la mente puesta en el empate.
El primer intentó nació en las botas de Elier con un disparo seco y lejano por fuera. Por su parte, el Polvorín decidió esperar y matar al contragolpe. Cuadrado pudo ampliar la ventaja mediante un contragolpe en el que dejó sentado a un zaguero aunque se fue al limbo con un disparo defectuoso por encima del travesaño.
Superada la hora de juego, Rubén López, técnico del Boiro, decidió dar entrada a Ángel por Ander, retrasando a Cardeñosa al centro de la zaga y pasando al habitual 4-2-3-1 del Boiro. No obstante, su plan se fue al traste al poco de hacer la sustitución, porque en el minuto 66, Marcos, que acababa de entrar en el césped, botó un saque de esquina envenenado que acabó colándose en el arco de un sorprendido Rodrigo.
Con una diferencia de dos goles, los futbolistas lucenses se dedicaron a dormir el juego lo que quedaba de encuentro mientras el Boiro buscó el tanto del honor a la desesperada y siempre sin fortuna. Los tres puntos de Barraña meten al Polvorín en la zona media de la tabla.
