Veinte artistas de Lugo tienen obra en el Centro Galego de Arte Contemporánea

Antonio Murado, Montse Rego y Rubén Grilo participan en la exposición colectiva 'Cruzamentos na arte galega', del proyecto 'Una mirada a Galicia'. La muestra fue inaugurada el pasado día 4 y estará abierta hasta el 19 de junio.
'Abrazo', un trabajo en vídeo de Ignacio Pardo. EP
photo_camera 'Abrazo', un trabajo en vídeo de Ignacio Pardo. EP

La colección del Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) tiene su impronta lucense. Los pasillos y almacenes de estas instalaciones, máximo referente en arte contemporáneo en Galicia, guardan la obra de veinte autores de Lugo cuyas obras fueron, en la mayoría de los casos, compradas; en otros, donadas, y en unos pocos, heredadas de la Xunta.

El CGAC no es un museo al uso, es un centro de arte que alberga obras de distintos autores. Sin embargo, sí se organizan exposiciones con parte de la obra que hay en sus depósitos.

Tres artistas lucenses —Antonio Murado, Montse Rego y Rubén Grilo— muestran algunas de sus obras al público actualmente en el CGAC, en la muestra Cruzamentos na arte galega, del proyecto Una mirada a Galicia, inaugurada el pasado día 4 y abierta hasta el 19 de junio.

Montse Rego sin título 1999-2000 butac
'Butaca y pompones', de Montse Rego. EP

Dentro del CGAC, hay 1.409 obras —la mayor parte, fotografías y en papel— de 504 artistas, de los que 142 son gallegos y de estos, 20, son lucenses.

Se trata de Mónica Alonso, Xosé Artiaga, Caxigueiro, Roberto González Fernández, Tino Grandío, Rubén Grilo, Carlos Maciá, Maruja Mallo, Berio Molina, Antonio Murado, Ignacio Pardo, Antón Patiño, Paco Pestana, Montse Rego, Rubén Santiago, Mar Vicente, Christian Villamide, José Díaz Fuentes, Xosé Manuel Calzada y Ana Mazoy.

Cuatro de estos artistas (Xosé Artiaga, José Díaz Fuentes, Ana Mazoy y Xosé Manuel Calzada) tienen obras depositadas en el CGAC solo de forma temporal, al ser de titularidad de la Xunta.

ROBERTO GONZÁLEZ. Es de Monforte y vive a caballo entre A Coruña, Edimburgo y Madrid. Roberto González Fernández es el lucense que, con catorce obras, cuenta con más trabajos en el CGAC, donde dejó varios cuadros de lápiz sobre papel así como óleos sobre lienzo, una litografía y una fotografía en color. Diez de ellas fueron adquiridas por el centro en 2007 y las otras cuatro fueron donadas por el artista.

Algunas de estas obras son autobiográficas. Así, por ejemplo, la serie Azules (1965-1966) es, según cuenta, "el reflejo de ese periodo de incertidumbre generado por la obligación de hacer el servicio militar en Melilla, que hizo que me sintiese aislado y oprimido ese largo periodo".

El cuadro a lápiz sobre papel Fabriano 'Castro XVII-Elephant Walk I', de la serie 'Elephant Walk', de Roberto González. EP

Un viaje a San Francisco y Los Ángeles se plasmó en otra de sus obras más llamativas del CGAC, Castro-Elephant Walk. "Aunque no está presente, el hombre gay vive en esas casas del barrio de Castro poblado de mensajes subliminales como The Elephant Walk, el bar gay más popular de aquel momento que estuvo abierto hasta hace pocos años", explica.

También es autobiográfica la serie Orestes, que "se genera a raíz de mi encuentro en el festival de Edimburgo de 1995 con el actor cubano Orestes P. E., el cual, tras conocer mi obra, se ofrece como modelo para el proyecto en el que un hombre enseña partes de su cuerpo donde están tatuados los mensajes mudos dirigidos a sus amantes: desde Conóceme hasta Olvídame", afirma el artista.

La obra de Roberto González no solo está en el CGAC, sino que forma parte de la colección de otros centros de referencia a nivel mundial como son la Colección Forbes, de Nueva York, o el museo Victoria & Albert, de Londres.

Ahora, el monfortino —que dice que en España los gestores gurús están por encima de los artistas— está montando un espacio creativo en Madrid. "Mi trabajo es un medio de expresión motivado por los problemas acuciantes que acosan a nuestra sociedad y está fuera de modas y consignas. Actualmente estoy en proceso de creación de un espacio en el centro de Madrid, en el que —sin ánimo de lucro porque nada estará a la venta— expondré mi obra y la de mis amigos no solo en muestras de uno o dos meses sino en pops up de un par de días, con las últimas obras de creadores como paso previo a sus futuras exposiciones o simplemente para recordar que siguen trabajando", asegura.

Christian Villamide, con una de las cuatro estructuras de 'Parterreres'. EP
Christian Villamide, con una de las cuatro estructuras de 'Parterreres'. EP

CHRISTIAN VILLAMIDE. Este artista multidisciplinar vendió cuatro obras al CGAC. Se trata de cuatro estructuras de hierro y árboles de plástico, de la serie Parterres. Las obras le fueron encargadas expresamente por el director del CGAC, Santi Olmos.

Christian Villamide optó por hablar de la fragmentación del territorio, de las fronteras, de "como esgotamos e domesticamos a natureza e collemos espazos públicos". Para ello, construyó unas piezas en terrocortén —hierro sometido a oxidación— e hizo unas maquetas con árboles de atrezzo, "que se colocan nas prazas para ver e non tocar", dice, para criticar "a domesticación da natureza".

MÓNICA ALONSO. Artista plástica de A Fonsagrada, Mónica Alonso tiene dos obras en el CGAC: Cinco terapias combinables 5TC y Color de carne triste 2. La primera está formada por cinco maquetas de espacios con color y burbujas en el suelo. "Cada cor ten significado. O rosa é a felicidade; o amarelo, a ilusión; o verde, o relax; o laranxa, o traballo, e o azul, a enfermidade. Hai instrucións sobre as combinacións mentais que ha de facer o espectador", dice.

En Color de carne triste 2, la artista quiso reflejar esta tonalidad. "Quería lograr a cor de carne triste e vina nunha persoa soa, enferma. Pensei en facer unha forma que é o molde dunhas costas con ás para saír voando", manifiesta.

Mónica Alonso es una artista centrada en la escultura y, sobre todo, en la instalación. Para ella, la instalación es un cuadro tridimensional. "É como estar no interior dun cadro porque é un espazo tridimensional con elementos artísticos", afirma.

De las butacas de Montse Rego al Keynote de Grilo 
No todos los formatos de las obras lucenses que guarda el CGAC se encuadran en las dos artes más presentes en los museos: la pintura o la escultura. Las butacas de Montse Rego, por ejemplo, se escapan a esa catalogación. 

Esta maestra de taller de Cerámica Artística se define como una artista visual. En el CGAC, hay obras suyas tan originales como una serie de cuatro butacas con pompones y otra de bolsos (Bolso primavera, Bolso a huevos, Bolso Mondrián, Bolso jamón, Bolso un metro de rímel, Bolso quente y tres Bolsos pomponibles).
 
'Lanza un plan', de Rubén Grilo. EP
'Lanza un plan', de Rubén Grilo. EP

De Lugo a Berlín 
Rubén Grilo, que vive en Berlín y cuenta con una gran proyección internacional, tiene seis obras en el CGAC de distintos formatos, entre las que hay un cuadro realizado con rotulador acrílico y lápiz sobre papel de periódico. 

La obra de Grilo se caracteriza por el uso de múltiples soportes. Por ejemplo, tiene una instalación de marcos de madera de okume con documentación y tres presentaciones de Keynote con proyector, brazo de proyector y cables. 

Audiovisual 
Los formatos audiovisuales también están presentes en el CGAC. Ese es el caso de varias obras firmadas por otros dos artistas lucenses como Berio Molina e Ignacio Pardo, además de otra obra de Grilo, titulada El mundo es tuyo.

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