"En el Pasatiempo había algo extraño y fascinante que hacía ir hacia adelante"

Cristina Mejías Bamio y Alejandro Tolva presentan en La Ferretería de Lugo una muestra sobre el parque de Betanzos, ahora en declive

Cristina Mejías y Alejandro Tolva, en la Ferretería. J.VÁZQUEZ
photo_camera Cristina Mejías y Alejandro Tolva, en la Ferretería. J.VÁZQUEZ

Los hermanos Juan y Jesús García Naveira, tras su periplo argentino, regresaron a su tierra natal, Betanzos, donde se convirtieron en grandes benefactores de la conocida como Ciudad de los Caballeros.

Con su fortuna indiana invirtieron en multitud de obras como escuelas, lavaderos o asilos.

Pero si por una serán recordados es por el Parque del Pasatiempo, que comenzó a levantarse en 1893 y que se convertiría en el primer parque enciclopédico de Europa.

Ahora cerrado y derruido, ocupó originariamente una superficie de 90.000 metros cuadrados repletos de túneles, laberintos, una casa de los espejos, un zoológico, estanques, canales, jardines o cientos de esculturas.

Cristina Mejías Bamio y Alejandro Tolva presentan en La Ferretería Eventos & Co. de Lugo la muestra El eterno retorno del tiempo pasado, "no solo sobre el Pasatiempo, sino en el Pasatiempo". Mejías Bamio como fotógrafa y pintora, fusionando ambas disciplinas, y el ferrolano Tolva como modelo e hilo conductor de una narración iniciática e interior, además de estética y reivindicativa.

"Esa morriña, ese anhelar el retorno a la tierra también lo viví yo y así se lo comenté a Alejandro, y así empezó todo en una cafetería de Ferrol"

El resultado son un total de 15 fotografías en color y blanco negro, "según lo que pide la propia imagen", apunta la artista. "En esta muestra la novedad es integrar la pintura con la fotografía, pues yo siempre me he considerado primero pintora que otra cosa. En este sentido, se trata de llegar con la fotografía adónde no puedo llegar con la pintura y viceversa", añade. "Me atreví y estoy contenta, aunque sea una incursión un poco tímida".

La fotógrafa/pintora lucense de origen venezolano también explica que "lo que empezó como una sesión fotográfica en la que el Parque del Pasatiempo sería el escenario, se transformó en una aventura, un viaje mágico e increíble. Así, nos fuimos dejando llevar y se fueron mezclando fotografías y vivencias, experiencias e imágenes, curiosidad e información, donde el rincón elegido nos iba hablando y envolviendo, se diría que guiando, dirigiendo, y es que en el propio parque había algo extraño y fascinante que nos pedía seguir adelante".

Mejías Bamio se topó con el Pasatiempo en la década de los ochenta y en ese momento causó un "gran impacto" en su persona. "Tanto visual como interior", puntualiza.

Mejías Bamio también se sintió identificada, como retornada, con el espíritu de los hermanos artífices de este lugar único y mágico

"Volví como hace siete años y la verdad es que me enfadé, porque lo había conocido agreste. Y después me encontré cosas como que debajo de la Gruta del León habían puesto asfalto. Me indignó y hasta me dije que no volvía allí. Pero el Pasatiempo era como un martillazo en la cabeza y entonces se lo propuse a Alejandro".

Mejías Bamio también se sintió identificada, como retornada, con el espíritu de los hermanos artífices de este lugar único y mágico. "Esa morriña, ese anhelar el retorno a la tierra también lo viví yo y así se lo comenté a Alejandro, y así empezó todo en una cafetería de Ferrol". Ocurrió esto a principios de 2017 y hasta ahora. "La primera sesión fue muy intensa pero ya notamos los dos que había mucho parque. Fue una cosa muy extraña. Así, poco a poco, casi sin saber, nos dejamos llevar".

Además de la magia, de ese viaje interior que propone el Parque del Pasatiempo, Cristina Mejías reconoce que hay una parte "dolorosamente reivindicativa", debido a las penosas condiciones y al declive de este maravilloso espacio.

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