Laura Freixas: "La mujer feminista y triunfadora en todas sus facetas no existe"

Quiso ser escritora y madre a partes iguales, pero fracasó. Desde la experiencia, avisa a navegantes para evitar naufragios.
Laura Freixas
photo_camera Laura Freixas. EP

UN LIBRO sobre la vida misma. Eso es A mí no me iba a pasar, la última obra de Laura Freixas. La autora se desnuda para mostrar las dificultades de una mujer para desarrollarse profesionalmente al tiempo que intenta ser madre y esposa en un ambiente patriarcal.

¿Qué es lo que no le iba a pasar?

Ser una mujer en el sentido social de la palabra, un personaje secundario a la sombra de un hombre. Y me pasó, porque había cosas que no había previsto. Yo pensaba en ser escritora independientemente de si tenía marido o si era madre.

¿No se puede?

Para una mujer no es fácil. A medida que aumentaban las obligaciones familiares fui dando pasos atrás profesionalmente. Puede hacerlo un hombre porque para ellos es fácil encontrar una mujer que le resuelva el resto de los problemas. Para nosotras, dar prioridad a lo profesional implica quedarse sola. Yo me aferraba a que era escritora, pero me tuve que rendir a la evidencia de que era madre y ama de casa, un trabajo necesario, útil y positivo, pero que no da dinero ni derechos y que te obliga a estar subordinada a tu marido.

El patriarcado asume nuevas formas y el feminismo tiene que detectarlas para combatirlas

¿El dinero es la causa?

El patriarcado consiste en que el hombre tiene más poder que la mujer y eso se traduce en dinero. La diferencia económica es una manifestación de poder, pero hay otras. Hay labores que no se pueden delegar, alguien tiene que hacerlas. No puedes contratar a alguien para que abrace a tu hijo cuando llora. Lo que hay que hacer es cambiar la distribución del trabajo doméstico y de cuidados, porque tradicionalmente lo asumen las mujeres a costa de renuncias profesionales. Cuando los hijos crecen te das cuenta de que no has avanzado profesionalmente. Los hombres siguen desarrollando su carrera al margen del esfuerzo que requiera la familia. Ellos tendrían que asumir su parte de cuidados y trabajo doméstico para que la mujer pudiese avanzar también.

La maternidad se lleva las culpas de gran parte de la desigualdad, pero hay más motivos.

El patriarcado está en todas partes, como una telaraña que no se ve. Yo escribo desde mi experiencia como madre en situación privilegiada. Yo tenía todas las ventajas del dinero, pero me faltaba la autonomía. La maternidad puede ser maravillosa, pero empuja a asumir el papel femenino tradicional. Si te sometes y aceptas que tu marido decida todo tienes ventajas. Es una trampa, una tentación hacia la comodidad y la despreocupación. El sistema está montado para facilitar los roles tradicionales. No es justo que sea tan difícil para las mujeres que tienen otras aspiraciones, que quieren desarrollar un proyecto profesional y tener vida afectiva.

Parece que aumenta la consciencia del problema, pero no la igualdad.

Hemos avanzado en comparación con nuestras madres o abuelas, pero el patriarcado tiene miles de años de antigüedad, está arraigado y lo reproducimos.

La desigualdad llega disfrazada de comodidad, de amor, de facilidad

¿Es cuestión de educación social?

Me gusta mucho una frase de Simone de Beauvoir que dice que las mujeres tenemos que estar siempre vigilantes porque nuestros derechos nunca están adquiridos. La desigualdad llega disfrazada de comodidad, de amor, de facilidad. Este libro es un aviso a navegantes. Intenta mostrar los escollos que se pueden encontrar para que otras mujeres no tropiecen. Pero tampoco hay que culparse por caer en contradicciones, son inevitables. La figura de la mujer feminista y triunfadora al cien por cien no existe. Se puede intentar ser coherente, pero no todo depende de nosotras. Por ejemplo, no es nuestra culpa que la jornada laboral sea más larga que la del colegio. La sociedad está diseñada para que uno vaya a trabajar y otro a recoger al niño.

¿Cómo podemos defendernos?

Es un proceso dinámico. El patriarcado asume nuevas formas y el feminismo tiene que detectarlas para combatirlas. No hay que subestimar las amenazas, el futuro dependerá de lo que hagamos.

Sería interesante que los hombres leyesen su libro.

Sería bueno para todos. Algunas actitudes patriarcales son inconscientes, están aprendidas. Uno de los fallos del feminismo es que el 95% de los implicados son mujeres. Es necesario más compromiso de los hombres.

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