Francisco Narla: "Roma conquistó la Galia en siete años, tardó 200 en el Cantábrico"

El escritor lucense revisita el pasado en sus novelas. En la última, 'Breo, el celta que desafió a Roma' (Edhasa), visita también el idioma de su país. Es su primera obra con una versión en gallego publicada por Aira Editorial. "Me siento muy orgulloso", proclama
Francisco Narla muestra en Lugo ejemplares en castellano y gallego de su novela. SEBAS SENANDE
photo_camera Francisco Narla muestra en Lugo ejemplares en castellano y gallego de su novela. SEBAS SENANDE

La obra de Francisco Narla está ambientada en la Galicia celta y en las cercanas Médulas del tiempo en que la horadaban los romanos para extraer oro. El protagonista es Breo, que era un niño cuando otros celtas arrasan su castro. Sus vecinos que no mueren son deportados a las minas auríferas en las que deben trabajar forzosamente para Nerón. Queda solo.

Breo pone en marcha la trama. Ata todas las facciones celtas para rebelarse contra Roma.
Tiene que haber una base que una a todos los elementos. En todas las rebeliones tiene que haber un líder que dé unidad. Breo es el hijo del jefe del castro. Por casta, linaje y herencia debe ser quien una a las tribus.

Desconfía.
Desconfía. La novela empieza con una traición. No quiere ser el héroe, pero debe liderar porque es el heredero.

La meiga Tana, una mujer en contacto con el mundo sobrenatural, le enconmienda la misión.
Los textos clásicos hablan de druidas en Francia y en Inglaterra, pero no en el norte hispano. El catedrático de Prehistoria Martín Almagro Gorbea dice que la arqueología debe alimentarse de los cuentos y de las leyendas. La rapa das bestas, el perro negro que sale del mar, las chicas rubias de las fuentes, las mujeres que se convierten en lobos... son herencias celtas. Almagro dice que tenemos que incluir ese acervo en la arqueología, junto a las pruebas. Tuvo que haber druidas en Galicia y tenían que ser mujeres, meigas. Una meiga es la que marca los designios del héroe. Breo no quiere, pero ella le dice que tiene que unir los destinos de los pueblos.

La novela empieza con una traición. Breo no quiere ser el héroe, pero debe liderar porque es el hijo del jefe de su castro

Vuelve sobre el tiempo de Roma. Aparecía en Donde aúllan las colinas, en la que unos romanos bucan oro en el noroeste peninsular.
El emperador Octavio Augusto es quien empieza a explotar las minas de oro.

Acabadas las Guerras Asturcántabras, empieza abrir minas.
La romanización no fue uniforme. No es lo mismo la esquina noroeste de la península que la esquina sureste. En Cartagena, en Murcia o incluso en Córdoba la influencia es mayor que en la cornisa cantábrica. En Lugo tenemos una fortificación, de acuerdo; pero en Tarragona hay más de un circo y un anfiteatro; hay más identidad romana. La influencia es menor a medida que se avanza hacia el este. Los que les interesa de esta parte de la península es el oro. En las minas de las Médulas, el Sil y el Miño sacan unas 2.000 toneladas cada año. En cifras de hoy supondrían 120 millones de euros al año. No está mal, ¿eh?

La recompensa es elevada, pero el precio está en consonancia.
A pesar del heroísmo de Astérix y Obélix, lo cierto es que Roma conquistó la Galia en siete años. Desde la llegada de los romanos hasta el final de las Guerras Galaicoasturcántabras, permítame llamarlas así por el papel de los gallegos, pasan 200. Augusto cierra el templo de Jano cuando piensa que las ha ganado y tiene que volver a abrirlas.

"Nosotros somos los celtas, los que debemos llamarnos celtas"

La pacificación romana nunca fue completa. Acabada la conquista hubo rebeliones continuadamente.

Habla usted de Guerras Galaicoasturcántabras para subrayar la valentía de los gallegos.
Ochenta años más tarde de que finalicen sigue habiendo revueltas. Los romanos nunca entendieron que prefiriesen morir libres a morir como esclavos. Desde la actual Galaecia a la actual Francia mandan crucificar a hombres y mujeres. El castigo era terrible, pero ellos y ellas cantan porque mueren por no ser esclavos.

Habla de celtas, y no de castrexos como otros autores.
Los textos clásicos hablan de keltoi (celtas). No sabemos lo que significa. Puede que los oscuros o los altos. No sabemos cómo se denominaban porque no escribían. Cuando empiezan a hacerlo aparecen cosas como una lápida del Museo Provincial de Lugo en el que empiezan a llamarse celtas. El nombre desaparece durante mil años. Se dice que los celtas se expanden desde el centro de Europa, que son quienes usan lenguas celtas. Hay quien dice que no somos celtas porque no tenemos las mismas costumbres de los grupos célticos de Centroeuropa.

Les interesa el oro. Sacan unas 2.000 toneladas cada año, que supondrían 120 millones de euros en cifras de hoy

¿Por qué teoría se inclina usted?
Está demostrado que desde los puntos de vista genético y lingüístico los celtas somos nosotros. Nosotros somos los que viajamos y no al revés, por lo que la leyenda de Breogán es cierta. Quienes deben llamarse de otra forma son ellos. Nosotros somos los celtas de verdad.

En el trasfondo de Breo, el celta que desafió a Roma se encuentra un trasfondo de orgullo.
Tenemos que presumir de Fazouro, de Lagouzos, de Viladonga, de Lucus Augusti... Por eso los escojo como escenarios de mi novela. Pese a que, en el tiempo en el que está ambientada, el Lucus del siglo I después de Cristo todavía no existe la muralla. La ciudad está fortificada con un parapeto. Presumo de nuestra tierra porque hay que estar muy orgulloso de ella, hay que levantar la cabeza porque tenemos mucho para estar orgullosos.

"El castro en donde se inicia la novela está al lado de mi casa, en Cotá, parroquia de Friol"

Breo, el celta que desafió a Roma comienza cerca de la casa de Francisco Narla. El castro que arrasan los rivales del padre de Breo es Lagouzos, en la parroquia de Cotá, en Friol.

¿Hasta qué punto le inspiró ese lugar que frecuenta?
Paseo mucho con mi perro por el campo. Me gusta mucho la naturaleza. En Lagouzos hay unos montículos que me llamaron la atención. Mirando documentación descubrí que hay un castro catalogado, pero no excavado. Es pequeño, de una media hectárea.

Podría hablar con el alcalde, José Ángel Santos, para que promoviese la excavación.
Me gustaría mucho, pero comprendo que no puede ser porque sería muy caro. En el mundo hay 6.000 castros, la mitad está en Galicia. En Irlanda hay cuatro y los tienen muy bonitos porque son cuatro. Nosotros no podemos.

Usted ha hecho su aportación con esta novela.
Sí, quería contar una historia de un castro de mi tierra.

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