Chechu Salgado: "Me tomé el cásting de Zarco como si fuese el último"

Al actor de Sober le llegó la posibilidad de ser el líder de una banda quinqui en 'Las leyes de la frontera'. Con 30 años volvió a la melena y logró que no lo reconociesen ni sus vecinos. Ahora está nominado a los Goya
Chechu Salgado (Sober, 1991). MAYTE ORTEGA. JPG
photo_camera Chechu Salgado (Sober, 1991). MAYTE ORTEGA

"CHEGAR E encher" sería una expresión apropiada, pero resta valor al trabajo de Chechu Salgado, actor soberés que ha logrado una nominación al Goya como mejor actor revelación en su primera película Las leyes de la frontera.

¿Recuerda su primera reacción al saberse la nominación al Goya? Antes de las palabras.

Estaba muy nervioso. Hubo palmas y desde luego estuve al borde de la lágrima. De repente era un saco de emociones al límite.

El pueblo de Sober ha manifestado ir con usted a muerte. ¿Carga con el peso de representarlos?

Llevo eso pero no lo quiero llamar presión ni carga, lo llevo como un orgullo. Pienso que cada vez que he conseguido algo, un éxito que le dicen, he notado siempre el apoyo de todos. No es solo mi familia, son los vecinos, la gente de tu alrededor. Sentir ese calor no puede hacer que le llame carga.

El personaje por el que ha sido nominado, Zarco, luce una melena larga. Muchos de sus vecinos comentan que no lo reconocían.

Bueno, ¡es que lo que mucha gente no sabe es que yo de adolescente tenía el pelo largo! Mi madre se lo aclara a cada persona que le dice que estoy irreconocible. Pero, fuera bromas, estoy muy contento con que no se me reconozca entre personajes, me gusta genuinamente. Creo que coloreas mucho más tu trabajo. Recuerdo haber ido en Blablacar de camino a Madrid para hacer cástings, Fariña se acababa de estrenar y dentro del coche no me reconocían. Estar allí de intruso escuchando cómo hablaban de la serie me encantó. Se le dedica muchas horas a la transformación pero es un goce hacer de gente tan diferente.

De hecho, su nombre se ha dejado ver en producciones como ‘Patria’, ‘Fariña’, ‘Serramoura’, ‘Servir y proteger’... Parece que siempre de poli o caco. ¿Alguna preferencia?

No tengo favoritos en ningún bando, eso por delante, y cada personaje es distinto. Pero… me quedo con Zarco y los demás (risas).

Usted se enamoró de Zarco y Las leyes de la frontera desde antes de estar en el proyecto. ¿Por qué?

Desde muy pequeño me he enamorado siempre de personajes marginales, antihéroes, fuera de la ley. Recuerdo un cómic que tenía mi padre, yo se lo cogía, se llamaba ‘Sangre de barrio’ de Jaime Martín. De repente me llega Zarco, líder de una banda juvenil que revive todo aquello del cine quinqui. Era una oportunidad enorme de la que yo me quedé prendado. Tenía unas ganas de realizarlo que vamos... ¡Me tomé el cásting de Zarzo como si fuese el último!

Y de repente lo consigue, le toca ser el personaje rebelde. ¿Le ha devuelto la rebeldía adolescente?

No he dejado de serlo nunca (risas). Puede que perdiese frescura, pero nada que despertar.

Tengo entendido que es aficionado a la filosofía y el pensamiento crítico, ¿fue así como logró entender el comportamiento de Zarco?

Sí, me gusta mucho la filosofía (risas). No me cuesta empatizar con él a nivel moral, fuera de que sus actos sean legales o ilegales. Creo que sí hay fronteras invisibles y los que viven del lado malo de ellas tienen el derecho a acercarse al bueno, aunque no les dejen. La gente tiene derecho a reclamar su cacho de pastel. Eso es un poco la reclamación de Zarco durante la Transición, un grito de: "Eh, no nos olvidéis". A lo mejor no lo hace de la manera más política, pero lo que hay detrás es así. No lo justifico, pero lo entiendo.

Pero no todo es ilegal, en 'Las leyes de la frontera' hay muchas locuras de amor. ¿Piensa que siguen haciéndose esas locuras hoy en día?

Locuras de amor sí, sobre todo del primer amor. De hecho, cuando te enamoras eso pasa a ser el motor de tu vida, con 18 o con 50 años. Al final con los años vas racionalizando más las pasiones. Esto lo estoy descubriendo ahora (risas).

Siendo pequeño leía los cómics de su padre con protagonistas marginales y antihéroes. Se enamoró de esos personajes y le llegó la oportunidad de ser líder de una banda quinqui en 'Las leyes de la frontera'

Y de repente un triángulo amoroso en el año 78, muy moderno.

Ni ahora somos tan modernos ni antes tan anticuados (risas). Siempre ha habido gente amando fuera de los marcos sociales. Esta película versa mucho sobre el amor y la libertad. Creo que en cuanto al amor y otras cuestiones morales el ser humano no ha cambiado tanto. Ahora pueden llamarle amor libre o poliamor, pero eso antes también existía. A lo mejor era gente que lo hacía de manera inconsciente desde un concepto más amplio del querer, sin tantas cuestiones sociales.

Chechu Salgado. MAYTE ORTEGA. JPG

Se reivindica mucho el pasado y usted que ha podido revivir aquellos años, ¿cualquier tiempo anterior fue mejor?

Este es un bonito debate. Estéticamente las vueltas al pasado son preciosas. Tengo 30 años y cuando veo una película ambientada en los 90, tan denostados y rechazados que fueron, pues de repente pongo en valor cosas que en su momento no. Ahora bien, ¿idealizar el pasado? Aunque románticamente puedas hacerlo, no hay que pasarse. El presente y el futuro guardan cosas brillantes.

Entonces, ¿qué lecciones se lleva de haber sido Zarco?

Al margen de las ilegalidades que comete (risas), admiro mucho a Zarco. Su nobleza, valentía, cariño hacia la familia, su necesidad natural de tener a gente, de vínculos... Con eso me quedo de él.

Y a futuro, ¿algún objetivo o sueño por cumplir?

Sinceramente quiero vivir este momento tan bonito. ¿Lo que pido? Disfrutar así con mi familia y trabajar, trabajar, trabajar.

"Veo esos ojos cargados de orgullo y el cuerpo se me eriza. A veces no sabes ni si lo mereces"

Zarco y su familia son uña y carne. Usted es muy familiar, ¿cómo les contó la noticia?

Tenemos un grupo de WhatsApp los de mi familia y lo escribí, porque somos muchos y vivimos lejos, quería que se enterasen a la vez. Mi madre estaba trabajando pero al leerlo paró y me llamó llorando. Es que la ilusión es tan grande… Soy muy familiar y no olvido todo el apoyo que mi madre, mi padre o mis hermanos me han dado. Veo esos ojos cargados de orgullo y el cuerpo se me eriza. A veces no sabes si lo mereces.

Ahora es el éxito, ¿pero dudó o pensó en dejar el oficio?

En ocasiones entra el pensamiento pero rápido pienso en lo feliz que soy y sé que elegí bien. Se requiere de una fortaleza mental que aporte equilibrio. Empecé con 17 y enganchado desde entonces.

Comentarios