Testimonios ► "Me gusta vivir aquí por la seguridad, la paz y el espíritu de comunidad gallego"

Eddie Rock, un rlandés asentado en el municipio de Pantón y Elena Dumitrescu, madre de una familia rumana que reside en Ribadeo, nos cuentan su experiencia como residentes en la provincia
Eddie Rock. EP
photo_camera Eddie Rock. EP

Eddie Rock es de origen irlandés aunque pasó parte de su juventud en el norte de Inglaterra y también viajó a lugares como Holanda y Canadá. En el año 2003 llegó a Galicia haciendo el Camino Francés desde Roncesvalles. Fue entonces cuando comenzó su plan para instalarse en esta comunidad, algo que logró en 2011.

En un primer momento pensó en vivir cerca del Camino Francés, pero cambió de idea cuando conoció la Ribeira Sacra a través de una empresa con la que colaboró haciendo trabajos de carpintería.

Asegura Eddie Rock que escogió Galicia porque "es un sitio muy asequible para vivir, muy seguro, de paz, en el que se come muy bien y en el que además hay un gran espíritu de comunidad". Detalla que en Inglaterra "tus vecinos te saludan y poco más. Pero aquí son mucho más acogedores".

Con 48 años Eddie Rock es carpintero, músico y escritor. Trabaja con una editorial de Nueva York y entre sus libros está El Camino de Santiago para pecadores, una obra en tono cómico sobre la ruta de peregrinación. Su objetivo al llegar a Galicia con su furgoneta y sus herramientas en 2011 era dedicarse por completo a la escritura, pero los planes no salieron exactamente así "porque la vida es una montaña rusa", dice.

Dice que no contempla irse de la Ribeira Sacra, que sentiría "morriña ". Lo único que no le gusta es la lluvia

Compró un terreno y tiene una vivienda en Rachelo (parroquia de Vilar de Ortelle). Sigue escribiendo pero también tiene su huerta y hace otros trabajos para salir adelante. Además, está muy integrado en la comunidad local. "Aquí hay muchos ingleses, pero la mayoría son jubilados. Yo me siento mejor con los gallegos".

Dice que no contempla irse de la Ribeira Sacra, que sentiría "morriña". Lo único que no le gusta es la lluvia. "Llueve menos que en Inglaterra pero, aun así, el invierno sería mejor pasarlo en Canarias", bromea.

ELENA DUMITRESCU. En el año 2015 Elena Dumitrescu abandonó a su familia y amigos de su pueblo en Rumanía, Piatra-Neamt. Hizo las maletas y, con sus dos hijos pequeños, cogió un avión para reunirse con su marido Dumitru en Ribadeo, donde él ya estaba instalado porque había llegado un tiempo antes. "Mi marido vino porque cuando lo llamaron ya tenía un trabajo en el monte con la madera así que me vine yo también".

Elena Dumitrescu, con sus hijos Stefano (izquierda) y Darius. EPSe instalaron rápidamente y tanto ella como Dumitru, así como sus dos hijos Darius y Stefano Christian, empezaron rápidamente a hacer vida en Ribadeo. Ahora están ya afincados en el pueblo y ella dice que está "bastante contenta" e integrada: "Sí, estamos bien, la gente es amable y vamos a seguir aquí".

Mientras están en Ribadeo, tanto ella como su marido siguen pendientes de lo que pasa con sus familiares en Rumanía y no les pierden de vista. Explica que siguen en contacto con ellos de forma habitual, algo que a día de hoy es más sencillo gracias a las nuevas tecnologías. "Hablamos con ellos con frecuencia, por Skype, o también por Facebook, pero sí que estamos en contacto con nuestras familias siempre".

Eso, además de que viajan habitualmente a Rumanía "y vamos allí una o dos veces al año, lo que podemos, para verlos y estar con ellos allí".

Aunque ahora ya están acostumbrados a Ribadeo, reconoce que "es muy diferente a Piatra- Neamt. Sí que está todo verde como aquí, pero luego es muy distinto y además aunque Rumanía tiene mar, queda muy lejos de donde nosotros vivimos, eso no se parece para nada".

De todas formas, el mundo parece haberse hecho más pequeño ahora e incluso una distancia tan grande queda relativizada gracias a ese contacto constante que pueden mantener con su país.

Por el momento, ni ella ni su marido tienen una idea clara de qué hacer en el futuro y si se quedarán en Ribadeo o se volverán tras unos años a Rumanía: "Es algo que no pensamos. Depende, supongo, de cómo nos vaya. Ya veremos".

Además, contra lo que se suele creer, no sabe de mucha gente de su país en esta zona, "Yo conozco algunas familias que vinieron por aquí, pero pocas. No tenemos ningún grupo formado ni nada de eso", explica.

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