La lucha de Enriqueta Otero contra el Ministerio de Educación

Su historia como guerrillera antifranquista es de sobra conocida, pero poco se sabe de su complejo proceso para su reincorporación al Magisterio con la ayuda del abogado lucense Manuel de Neira Pol
Aurora Roca, con el expediente de la rehabilitación de Enriqueta. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Auroca Roca, con el expediente de la rehabilitación de Enriqueta. VICTORIA RODRÍGUEZ

Enriqueta Otero pidió por primera vez su reincorporación al Magisterio en 1972. Dos años más tarde se reincorporó al servicio, gracias al asesoramiento legal de Manuel de Neira, al que acudió por sugerencia de Carlos Dafonte. De Neira Pol defendió en las postrimerías del franquismo "a personas con denuncias políticas, como el profesor Alonso Montero". Así lo recuerda su viuda, Aurora Roca, quien trabó amistad con Enriqueta, "que acudía con frecuencia a comer a casa. Era una mujer inteligente, que nos quería adoctrinar a todos, salvo a mi marido", precisa.

Enriqueta Otero reclamó el reingreso como maestra, tras la pérdida de su plaza en San Esteban de Gormaz, en Soria, donde cesó al ser depurada en 1936. El proceso no fue fácil. Los primeros escritos quedaron sin respuesta. Desde la delegación provincial no los elevaban al Ministerio de Educación. Ante este inexplicable silencio administrativo, Otero resolvió ir a Madrid por consejo de su abogado. "Le dejé un abrigo y unos zapatos, y se fue en tren", señala Roca. Le explicó su situación a un funcionario ministerial, que cumplió su promesa de reclamar su expediente a Lugo.

De Neira reclamó el reingreso de su clienta en virtud de una ley de 1966 que concedía el indulto para las sanciones por depuración, derivadas de la legislación especial de responsabilidades políticas. El Ministerio de Educación reincorporó a Enriqueta Otero el 31 de octubre de 1974, cuatro meses antes de su edad legal de jubilación. El calvario no terminó ahí. El 22 de noviembre le otorgaron plaza en la escuela de Piñeira, en O Courel, donde cesó al día siguiente. La propia delegación de Educación que la nombró la cesaba porque no contaba con el número de registro personal que le tendría que otorgar la Dirección General de la Función Pública.

INSÓLITO. Su abogado calificó de "insólito hecho" que se dejase la toma de posesión sin efecto, al entender que la asignación del número de registro debería ser inherente a su nombramiento. "Cree la exponente que se consumiría menos tiempo en dar ese número de registro personal que en dar órdenes verbales y transcribirlas por escrito", indica la alegación.

El 2 de diciembre, la delegación la trasladó a la escuela de Sarceda, en su municipio natal de Castroverde, con nueve alumnos. Al llegar allí le pidió la llave la llave al pedáneo y abrió la escuela. Por razones de salud puso al frente de la misma, como monitora auxiliar, a Hermitas Vivero y le abonó 15.000 pesetas. Catorce días después, la delegación envió otra profesora a Sarceda. Mientras, la maestra reclamaba los sueldos que le adeudaban desde el 23 de noviembre y el número de registro.

El Ministerio de Educación readmite a Otero en 1974 y un año más tarde reconoce los trienios de los años que estuvo depurada

La batalla legal no terminó hasta un año después, el 24 de octubre de 1975, cuando figuraba como titular de la escuela de Fontarón, en Becerreá. En esa fecha se le reconocen los trienios del periodo de separación del cargo como consecuencia de la depuración, salvo los de inhabilitación desde el 17 de julio de 1946 hasta el 18 de julio de 1965, por la condena a prisión e inhabilitación de cargo público.

Le reconocieron los plazos comprendidos desde que alcanzó su plaza en propiedad, desde el 1 de julio de 1934 hasta 1946. En septiembre de 1936, tras las vacaciones de verano y en plena Guerra Civil, no se incorporó a la escuela, pero ya había sido depurada, por lo que sí le computaron los años del conflicto bélico y de la guerrilla. La resolución le acreditó 21 años, 4 meses y 21 días de profesión. También le reconocía los sueldos adeudados desde el 23 de noviembre. Enriqueta Otero no dio clase en esta última etapa, por las intencionadas dilaciones burocráticas y por su salud, pero logró su rehabilitación profesional, el ingreso de trienios y derechos para su jubilación.

Castroverde rinde homenaje a la guerrillera 
El Ayuntamiento de Castroverde homenajeará a Enriqueta Otero "para reivindicar a súa figura de feminista e loitadora pola liberdade", según explicó la concejal de cultura, Pilar Ferreiro Villar. Los actos previstos, bajo el lema A guerrileira de Castroverde, incluyen la inauguración de la exposición Mírame: enferma de amor e présa, de Paco Pestana, que podrá verse en el colegio público. También se presentará una escultura de Xosé Darriba, en el Campo da Feira. Los asistentes harán una visita sentimental a la escuela de Collán y repasarán el ideario educativo de la homenajeada. La ofrenda floral ante su sepultura y la visita a la casa que construyó en su Miranda natal cerrarán los actos. "Era una vivienda sin apenas huecos para las ventanas. Decía que le molestaba la luz, después de tantos años en la oscuridad carcelaria", afirma Aurora Roca. Una de las personas más cercanas a la exguerrillera en la última etapa de su vida fue el padre Xesús Mato.

Otras escuelas. Enriqueta Otero comenzó su trayectoria educativa en San Cosme de Barreiros. De allí pasó a Ferreiros (A Fonsagrada) y Montefurado (Quiroga), en los tres casos de interina. Ya en 1931 ejerció como cursillista aprobada en el colegio Gómez de Baquero de Madrid y comenzó su trayectoria como propietaria de plaza en Cea (Vilagarcía de Arousa) y San Esteban de Gormaz, antes de ser depurada en 1936.

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