Lo que las cuevas dicen de la evolución

Las grutas permiten reconstruir una fotografía del pasado. Un tiempo en el que bisontes, leones y leopardos galopaban por los montes lucenses y en el que los homínidos eran cazadores-recolectores sin residencia fija.

Reconstrucción del busto y restos de la pastora del Mesolítico (Cova do Uro). AEP
photo_camera Reconstrucción del busto y restos de la pastora del Mesolítico (Cova do Uro). AEP

Las cavidades subterráneas tienen un lenguaje propio. Cada pequeño vestigio habla por si solo y aporta datos relevantes sobre la forma de vida de hace millones de años. Cómo eran los homínidos y cómo evolucionaron, qué clima había en la Galicia de hace millones de años, qué tipo de fauna y flora predominaba...

Las cuevas lucenses han ayudado a responder buena parte de estos interrogantes, según confirma el arqueólogo, Arturo de Lombera. "Hemos descubierto datos sobre periodos de los que no había constancia, cercanos a la última glaciación. Cada cueva es como una ventana al pasado, una fotografía de los que vivieron allí en esa época", explica.

Una de las cavidades que más información ha aportado es la de Valdavara, en Becerreá. El yacimiento, descubierto en 2009, resultó ser una trampa natural construida por los neardentales para capturar animales. Los fósiles hallados permitieron reconstruir un paisaje en el que hienas, leopardos, bisontes o leones convivían en armonía hace más de 100.000 años en los montes lucenses. Se encontraron, además, huesos de animales extintos como el rinoceronte lanudo.

El minucioso trabajo de los expertos permitió también encontrar vestigios de una treintena de especies de mamíferos, cinco reptiles, tres aves y un anfibio. "Iso demostra a enorme biodiversidade que había naquela época na provincia", precisa el arqueólogo Arturo de Lombera.

Los restos de fauna y flora fueron fundamentales para descubrir las condiciones medioambientales de hace miles de años

Explica que los restos de animales y flora son fundamentales para poder reconstruir las condiciones medioambientales que había en la zona en cada momento. "Son muy sensibles a los cambios climáticos y ambientales por lo que su presencia o ausencia son determinantes". Así, la presencia de nutrias o castores indica la existencia de agua cerca; los fósiles de corzos, de bosques, y los caballos aseguran que había espacios abiertos.

Pero la cueva de Becerreá albergaba más sorpresas, pues en su interior se localizó el primer resto humano del Paleolítico encontrado en la comunidad: una muela de leche de hace 17.000 años.

Aunque para ayudar a dilucidar la forma de vida de nuestros antepasados los hallazgos de Cova Eirós (Triacastela) desde 2008 han sido fundamentales. "Hemos descubierto varios niveles de ocupación, lo que nos ha aportado información clave sobre el comportamiento de los homínidos de varias épocas", precisa De Lombera. Los arqueólogos encontraron representaciones de diferentes partes del Paleolítico y compararon las herramientas de los últimos neandertales y los primeros sapiens. Los restos más antiguos hallados podría tener entre 45.000 y 50.000 años. "Hablamos de épocas en las que los homínidos eran cazadores-recolectores y nómadas que usaban la cueva como refugio temporal. Por ello encontramos tantos vestigios de cerámica y armas y apenas restos óseos", añade De Lombera.

ELBA, LA PASTORA. Una de las mejores reconstrucciones de un homínido de la Prehistoria se logró en Cova do Uro (O Courel), donde apareció el esqueleto de una mujer con 9.300 años de antigüedad. Se convirtieron en los restos del primer fósil humano femenino del Mesolítico y los huesos fueron reconstruidos hasta tal punto que se pudo dibujar su posible rostro. Expertos del Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña la bautizaron como Elba y reconstruyeron su historia. Se trataba de una pastora de metro medio de altura y constitución robusta, similar a la de las habitantes de la época. La mujer murió al precipitarse en la gruta y no lograr salir.

Las estalagmitas aportan datos sobre el clima
Estalagmitas y estalactitas conservan datos del tiempo que había en el exterior de las grutas. "Son como estaciones meteorológicas", dice el geólogo Vidal Romaní.

500.000 años
Gracias a las cuevas de O Courel se ha podido reconstruir el registro meteorológico para los últimos 550.000 años en Galicia y en toda Europa. La estalagmita más importante, de 40 centímetros, es la de Arcoia. Recoge tres de las útimas glaciaciones, en las que había gran cantidad de agua, y las interglaciares, etapas en las que el clima era más seco.

Comentarios