Cientos de peregrinos, sin lugar para pernoctar por las restricciones de aforo

Las limitaciones que impone la situación sanitaria mantienen al completo la capacidad de los distintos alojamientos en la provincia, en un año marcado por la gran afluencia de viajeros españoles

 

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photo_camera Un grupo de peregrinos, cerca de Palas. SABELA FREIRE

Los albergues de la provincia de Lugo se encuentran al máximo de su capacidad, restringida al 30% a causa de la situación sanitaria, con un presencia prácticamente total de viajeros españoles.

Han sido numerosos los casos de peregrinos que se han visto sin alojamiento para pasar la noche, teniendo que recurrir a otras alternativas. Pablo Taboada, alcalde de Palas de Rei, afirma que "está siendo un año muy bueno después de la pandemia, de momento julio va muy bien y veremos cómo avanza a partir de ahora". Respecto al desbordamiento de peticiones que no pueden ser atendidas, el regidor declara que «en Palas nunca ha habido problemas de alojamiento porque contamos con 2.247 plazas en diferentes formas. En caso de ocupar todas nuestras posibilidades, podemos habilitar el albergue municipal y el parroquial».

Por su parte, Juan Serrano, alcalde Portomarín, declara que "este aumento de peticións é algo habitual que acontece todos os anos nas xornadas previas ao 25 de xullo", y cifra en "máis de mil persoas" las que se han podido ver obligadas a pernoctar en las inmediaciones del ayuntamiento estos días, sobre todo el martes pasado. Frente al ‘overbooking’ de peregrinos que experimentó Portomarín, Serrano pide "cautela e sentidiño, a xente non debe arriscarse se non ten onde pasar a noite".

Algunos de los negocios que viven por y para el Camino han tenido que hacer frente a una etapa terrible en estos dos años de pandemia

Algunos de los albergues esperan una demanda todavía mayor en los primeros días de agosto, porque son las fechas por antonomasia de las vacaciones para la mayor parte de la población en toda España.

Algunos de los negocios que viven por y para el Camino han tenido que hacer frente a una etapa terrible en estos dos años de pandemia, pues en la mayoría de los casos la presencia de peregrinos constituye su única fuente de ingresos. Para el Albergue Castro, situado en Palas de Rei, el virus ha supuesto "un bajón tremendo, el año pasado ni siquiera abrimos y este, con las restricciones de aforo, tenemos que tirar como podemos", indican. Un negocio de este tipo, a pleno rendimiento, contaba con 15 trabajadores, mientras que actualmente "bien ves, estamos aquí nosotros tres más otros dos cocineros".

Un caso similar es, también en Palas, el del Mesón-Albergue de Benito, donde comentan que "o ano pasado apenas traballamos un mes, e esta tempada temos que asumir que, aínda que está habendo movemento, as restriccións de aforo implican que haxa unha baixada, como mínimo, do 70% respecto a un ano normal", declaran.

A pesar de la complicada situación que están viviendo, los trabajadores se muestran confiados y animan a "trasladar unha mensaxe positiva do Camiño, que é algo moi necesario para moitas familias cuxos ingresos dependen disto".

En general, los albergues de la provincia de Lugo perciben un cambio en la actitud de los visitantes

En Portomarín la situación es similar, muchos negocios decidieron hacer un paréntesis el pasado año debido a las complicaciones que la situación sanitaria, y la ausencia de vacunas, traían consigo. El Albergue Aqua ha percibido, igual que la mayoría, un "repunte significativo de viajeros en estas fechas previas al Santiago, lo que ha provocado que la gente que venía sin reserva, en días puntuales, no ha tenido un sitio donde poder dormir. Algunos han tenido que optar por buscar hueco en sitios como Sarria o Lugo". La mayor presencia de gente procedente de la Península viene motivada "porque ya es algo habitual en los meses centrales del verano, las personas procedentes del extranjero suelen alargar la temporada y venir también en otras épocas", indica.

En general, los albergues de la provincia de Lugo perciben un cambio en la actitud de los visitantes, pues actualmente la gran mayoría no emprende el viaje sin tener reservados los sitios donde van a dormir, así como planificadas las rutas y las visitas a realizar. El Camino de Santiago ha estado asociado, desde sus inicios, a la imagen de experiencia que debía ser vivida como una aventura, y en la que sus viajeros no tenían previsto qué les depararía la ruta. Sin embargo, los tiempos cambian y la nueva normalidad precisa un mayor control, algo que no tiene por qué influir en el disfrute de esta experiencia única.

Un albergue sin contacto posible
El albergue PortoSantiago, ubicado en el casco histórico de Portomarín, ha optado por tomarse el 2020 como un año de trabajo para preparar la presente temporada. Así, decidieron adaptar sus instalaciones de modo que las personas que acudan a ellas no tengan por qué compartir las zonas comunes, como es el caso de los servicios. Estas modificaciones les permiten optar al 100% de su aforo, ya que los visitantes están divididos en grupos burbuja que en ningún momento establecen contacto.
Buena salud
Para PortoSantiago, la afluencia de clientes está siendo "alta, especialmente de españoles, aunque también estamos recibiendo a algunas personas de Italia y Polonia". De esta forma, declaran no notar gran diferencia con un año normal, sin virus, y se preparan para el mes de agosto.

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