El primer feminista del PSOE

Es un desconocido en su tierra, pero el castroverdés Manuel Cordero, cuya labor resultó decisiva para la aprobación del derecho al voto femenino defendido por Clara Campoamor en 1931, fue uno de los políticos socialistas más destacados de los años 20 y 30

Manuel CorderoSU NOMBRE pasa desapercibido en su Castroverde natal y en la provincia de Lugo, pero Manuel Cordero Pérez fue un dirigente significado del PSOE y de UGT durante la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República. Su apoyo a Clara Campoamor permitió que que las Cortes Republicanas aprobasen en octubre de 1931 la inclusión del derecho al voto femenino en la Constitución, aunque no fue ejercido hasta las elecciones de 1933. Su posicionamiento entronca al PSOE con la reinvidicación feminista, como reconocieron Carlota Bustelo, exdirectora del Instituto de la Mujer del Gobierno de Felipe González, o la exdiputada Amparo Rubiales.

Pese a su indudable protagonismo en la legislatura constituyente de la Segunda República no suena el eco de su labor en la provincia de Lugo. "Só cando era neno, na época franquista, oín falar del a un vello socialista na parroquia castroverdesa de Espasande, de onde era meu pai. Aínda que non lle queden familiares aquí. É incrible este esquecemento", cuenta el corgués Carlos Gómez Reixa, que en 2017 promovió una campaña de recogida de firmas para que las corporaciones de Castroverde y Lugo le dedicasen una calle a Cordero Pérez por su labor en pro de la igualdad. La petición contó con el aval de personalidades del mundo político y cultural. El Concello de Castroverde respaldó la petición, aunque todavía no colocó la placa, y el asunto sigue pendiente en la capital.

Los liberales republicanos, incluido el Partido Radical lerrouxista, al que pertenecía Campoamor, se pronunciaron en contra del sufragio femenino. También se opusieron destacados socialistas como Indalecio Prieto o la combativa Margarita Nelken, así como la prestigiosa jurista Victoria Kent, del Partido Republicano Radical Socialista. Les preocupaba más el efecto electoral de esa medida a corto plazo. Nelken sostuvo que "poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar uno de los mayores anhelos del elemento reaccionario", como así sucedió con el triunfo de la derecha en 1933.

Carlos Gómez Reixa: "Só de neno escoitei a un vello socialista de Castroverde falar de Cordero. É incrible este esquecemento"

"Existía o temor de que o voto da muller fora manipulado polos partidos reaccionarios vencellados á igrexa", manifiesta Ricardo Polín, cronista oficial de Castroverde. La propia Campoamor perdió su escaño, como recuerda en el libro Mi pecado mortal. El voto femenino y yo. Pero su pecado valió la pena.

VISIÓN DE FUTURO. Manuel Cordero defendió el sufragio universal y la incorporación de las mujeres como sujetos activos de la política para «abrir una escuela de ciudadanía» que planteaba retos y campos de trabajo para sembrar ideas. Creía que, en el peor de los casos, como sucedió cuando se suprimió el sufragio censitario para dar el voto a las clases populares, los resultados se verían a medio o largo plazo.

"A súa colaboración foi esencial para a aprobación del voto femenino e o compromiso político da muller. Encargouse de convencer a deputados do seu partido, pese a que entón a esquerda era reticente a concederlle o voto á muller", subraya Ricardo Polín, quien considera Cordero "foi un político avanzado para o seu tempo, tanto na faceta política como na sindical".

Ricardo Polín: "Manuel Cordero foi un político avanzado para o seu tempo, tanto na sua faceta política como no seu labor sindical"

LA MUJER GALLEGA. En su defensa del voto femenino, Manuel Cordero Pérez, aludió a sus raíces para defender el papel de la mujer gallega, como recoge el escritor Alberto Vilanova Rodríguez en una biografía de este político. Aseguró que en Galicia, "la mujer rinde a la familia y a la sociedad más esfuerzo que el hombre. Éste, sugestionado por la leyenda del bienestar de América, unas veces , impulsado por la necesidad siempre, vino emigrando, dejando a la mujer al frente de la hacienda y de la familia. Y cumplía su cometido con tal heroísmo, que bien merece nuestra admiración... ".

Manuel Cordero, nativo de la aldea de Riomol, "naceu e morreu na miseria, no ano 1941, cando estaba no exilio en Bos Aires", explica Gómez Reixa. Sus padres le mandaron Madrid, a casa de un pariente, y trabajó de aprendiz de panadero en el Horno de Viena, el negocio de la familia del escritor Pío Baroja. Aprendió a leer y escribir en la Casa del Pueblo y se hizo a sí mismo, hasta dominar el francés, el ruso y el alemán. Fue elegido diputado en 1923 y 1931.

Su figura, en opinión de Polín, es equiparable a la de "outros fillos da emigración, de orixe humilde, que desenvoleron un gran labor en distintos campos. Era un político de primeira liña". El cronista oficial y Carlos Gómez Reixa apuntan que, al igual que se hizo con la figura de la comunista Enriqueta Otero, cuya trayectoria fue reconocida en su municipio natal de forma reciente, Castroverde también debe poner en valor el legado de Manuel Cordero.

Ese político se enfrentó a los "poderes fácticos", indica Polín, y se creó grandes enemigos. Como miembro de la Comisión de Responsabilidades de la Segunda República, acusó al banquero Juan Marcha de contrabando y sobornar a jueces. El proceso y encarcelamiento de March suscitó una dura campaña de desprestigio contra Manuel Cordero, al que criticaron por acumulación de cargos, ya que pertenecía al consejo de administración de empresas, como la naciente Campsa. Sin embargo, no pudieron demostrarle un enriquecimiento ilícito.

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