Heliodoro Rolando de Tella y Cantos de Uz

El general Tella no hizo la guerra para perpetuar a Franco 

El militar de O Corgo pagará cara su fidelidad a don Juan y la causa monárquica

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El Progreso 16/19/2020

CONVIENE DECIR CUANTO antes que el general Tella, monárquico alfonsino y luego partidario de don Juan, caballero del Santo Sepulcro de Jerusalén y atinado escritor de estrategia militar, está falto de una biografía competente, siendo su caso muy apetitoso.

Su nombre in extenso es  Heliodoro, Helí, Rolando de Tella y Cantos de Uz (O Corgo, 1888), pero bastan las cinco letras de su primer apellido para identificarlo como uno de los militares que se levanta contra la república y que conspira luego contra Franco.

La vida de Tella se escribe todavía con comentarios arriesgados, rumores, leyendas y maledicencia.  

Por el contrario existen multitud de fuentes y de versiones sobre los aspectos más polémicos de la vida de Tella como son su enemistad con Franco, la sanjurjada, las heridas de guerra, la construcción del pazo de Adai, la intervención de los presos en ella, la fábrica de harinas La Conchita, las visitas de don Juan a Adai, la repetida anécdota sobre la distancia que hay entre Adai y Meirás o viceversa, el atentado/accidente entre Lugo y Adai, la presencia de los Radziwill en Lugo, su expulsión del ejército, las conspiraciones monárquicas con don Juan, su salud mental... demasiada harina para un cuenco tan pequeño.

Se cumplieron el lunes los 132 años de su nacimiento en Adai /Gomeán. A los 19 ingresa en la Academia de Infantería de Toledo, de donde se dice que arrancan sus malas relaciones con Franco. A los 22  forma parte del Regimiento Ceriñola de guarnición en Melilla, antes de ir a Zamora. 

En 1917 se casa con María del Carmen Alonso e Iglesias y al año siguiente es destinado al Protectorado Español de Marruecos, donde es herido en cinco ocasiones.  Escribe Moral militar y dirección de tropas (inédita) y La guerra. En 1921, ya capitán de Infantería, manda el Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Alhucemas nº 5 y lucha en el Monte Gurugú. 

En 1923 recibe la medalla Militar Individual y dos años después, la Cruz Laureada de San Fernando.  Siendo teniente coronel de  Infantería, Alfonso XIII lo nombra ayudante de su primo, el infante Carlos Tancredo de Borbón. 

En 1932 participa en el golpe de Sanjurjo y es deportado a Villa Cisneros, para ser amnistiado en 1934. En julio del 36 se une a los sublevados y participa en las campañas de Extremadura, la toma de Mérida, Navarra y la Batalla de Madrid.

Uno de sus soldados le dedica estos versos: “Caudillo en la Legión, lucha con saña /  por conseguir el renacer de España, / que es su amor, su ilusión, su fe, su estrella. / Caballero sin par de San Fernando, / ha de ser inmortal su nombre: Tella”.

Como general de brigada toma parte en las campañas del Ebro y Cataluña.  En 1941 es nombrado gobernador militar de Burgos y caballero gran cruz de la Orden de San Hermenegildo. Un año después es gobernador militar de Lugo, pero en 1943 es privado de todos sus honores militares, acusado por Ramón Ferreiro de irregularidades administrativas de la Fiscalía de Tasas, aunque las verdaderas razones apuntan a considerarlo un conspirador en contactos con Luisa María Narváez y Macías y los Radziwill. Él no cesará en su intento por conocer los cargos que le achacan.

Fue quien de decirle a la cara a Franco que él no había participado en la guerra para perpetuarlo en el poder, sino para instaurar la monarquía.

Intenta su nombramiento como conde de la Casa de Tella y vive 24 años más, antes de fallecer en Adai, donde construye un pazo que en estos años ha conocido ya diversos propietarios.
 
 

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