Aurelio Salgueiro López

Aurelio Salgueiro, asesinado a punto de dejar el País Vasco

El guardia civil de Santa Lucía de Guntín permanece ocho años en Mondragón y se gana el traslado, pero...

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El Progreso 06/04/2021

EL RELATO QUE Esther y Belén, dos de los hijos de Aurelio Salgueiro López (Monforte de Lemos, 1932), hacen sobre su padre y las circunstancias de su muerte sigue encogiendo el ánimo aunque este año se cumplan los 43 desde que sucede.

Por eso las actitudes de desprecio que por egoísmo reciben las víctimas del terrorismo desde la propia administración a la que sirven y por la que dan la vida, parecen más y más miserables por mucho tiempo que pase y se transforman en gotas de tinta indeleble que los manchará más allá de la tumba.

La vida de Aurelio da un giro radical en agosto de 1970, cuando supera el examen de preparación para cabo de la Guardia civil y es destinado forzoso a Mondragón. En Escairón se lo comunica a su familia con la alegría propia de cualquier ascenso. Tiene 38 años y muchos hijos.

Mondragón, les dice, tiene colegios muy buenos y allí vivirán mucho mejor. Según el testimonio de Esther, durante los cuatro primeros años de estancia en la localidad guipuzcoana son una familia feliz. Mondragón es la sede de la Corporación homónima que se funda en 1956 por iniciativa del sacerdote José María Arizmendiarrieta, con una facturación actual de casi doce mil millones de euros anuales. La prosperidad es allí una palabra plena de significado.

El panorama cambia en 1974 cuando son asesinados dos guardias del cuartel donde vive la familia del cabo, que pertenece al Servicio de Información. El mensaje es claro. Tienen enemigos en el entorno y no sólo son los miembros de la banda terrorista ETA, sino también entre los vecinos. Los niños comienzan a notarlo en el colegio y reciben instrucciones sobre lo que deben decir y lo que no.

Alguien ha inoculado el odio y el pinchazo causa su terrorífico efecto. Los Salgueiro no pueden imaginar hasta qué punto será así, para ellos y para toda la sociedad española.

La mañana del 28 de agosto de 1978, dos terroristas, miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, disparan por la espalda sobre Aurelio causándole cuatro impactos de bala en tórax y cabeza. El ataque se produce en la plazoleta formada por las calles Toribio Aguirre e Ignacio Zuloagay Zarugalde, cuando la víctima va acompañada de su hijo de 14 años, el cual sufre un estrés postraumático que le incapacita. 

El hombre está exultante de alegría porque acaban de confirmarle que tras ocho años destinado en Mondragón tiene derecho al traslado. Dejaría muy pronto aquel País Vasco que no se parece en nada al que conoce a su llegada. 

Durante más de diez minutos su cuerpo permanece tendido en la vía pública sin que ningún valiente testigo le auxilie. Todos se han refugiado en una zapatería para que los autores de los disparos huyan tranquilamente en un automóvil donde un tercer individuo les espera al volante.

En el traslado al centro sanitario, Aurelio fallece. Se cree que uno de ellos era José María Iturrioz Garmendia, que dos meses y medio después morirá en un atentado al cuartel de Aretxabaleta en posesión de la pistola Browning 76-C-06658 que sirve para matar al lucense. Es lo que ahora se llama violencia de ambos bandos.

Belén, la pequeña, va a cumplir un año cinco días después. La madre aparca los reproches y se dispone a luchar por sus siete hijos hasta la extenuación. Se trasladan a Avilés y lo consigue. 

Hoy Belén Salgueiro Vázquez es políglota, condecorada con la orden del Mérito Civil y empresaria de turismo. Su firma se llama Exclusive Spain Tours, crea empleo y lucha contra la pandemia desde varias oficinas en toda España.
 

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