Ana Curra: "En los pueblos nos llamaban de todo: putas, zorras y brujas"

La Movida regresa este viernes a Vigo de la mano de Ana Curra, que actúa en La Iguana Club como parte del cartel del Super Bock Under Fest para presentar su último disco, 'Huaca'
Ana Curra. ALBERTO GARCÍA ALIX
photo_camera Ana Curra. ALBERTO GARCÍA ALIX

Sin pelos en la lengua y con una memoria prodigiosa. Ana Curra repasa anécdotas de la Movida madrileña e incluso la compara con el movimiento trap que ha surgido en España en los últimos tiempos.

Nació en El Escorial, un lugar que siempre ha calificado de esotérico. ¿Por qué?
Es un lugar absolutamente telúrico, con muchísimas fuerzas y no en vano, Felipe II buscó hasta encontrar una de las puertas del infierno. Allí es donde nací y quieras que no, me ha marcado.

Hasta el punto de decir que tiene algo de bruja o de meiga.
Sí, también. En eso me siento muy hermanada con Galicia y con toda su historia. De pequeña lo sentía de una manera totalmente inconsciente, y ahora con el paso del tiempo, lo voy comprendiendo. Me siento como si en otras vidas hubiera estado en la hoguera (risas).

¿Hasta qué punto?
Por mi elección de vida y mi aprendizaje como mujer. Mi posicionamiento ante determinadas cuestiones en la vida y al final me di cuenta de que formo parte de las mujeres brujas.

Va a tocar en Vigo, donde hubo otra movida en los 80. ¿Conserva lazos con algún grupo?
Sí, con Siniestro Total tuve mucha relación y a Julián (Hernández) me lo encuentro cada poco por ahí, por estos caminos del rock y del punk. Hicimos un viaje antológico, un intercambio movida Vigo y Madrid, cuando estaba Joaquín Leguina en la Comunidad de Madrid, que fue la de dios. Intercambiamos de todo, además de cultura y música. Fue un desparramo.

¿Se echa algo de menos de esa época?
No me gusta vivir en la nostalgia porque así no se avanza, pero sí que haciendo un análisis racional de aquel momento me doy cuenta de que fue algo brillante para España. La situación social, política y cultural así lo marcaron. Un momento muy eléctrico. Ahora vivimos momentos de muchos cambios pero en otro contexto. Entonces fue de sublevación y rebelión por parte de la juventud, pero ahora puede haber muchos más motivos para hacerlo. La actitud de resistencia y punk sigue estando más vigente que nunca.

¿Es posible una Movida ahora?
Movimientos así surgen cada cierto tiempo en reacción a la situación que se vive. En este momento tenemos una facción reaccionaria, Vox, herederos de Trump y de todos estos illuminatis que creen que vienen a salvarnos de no se qué, y son tiempos para reaccionar frente a ellos. Los que tenemos cierta edad nos damos cuenta de que esto es volver a los mismos discursos de Franco. La gente joven no es consciente de que se habían ganado unas batallas y que han llegado estos, que son siniestros y peligrosos.

No era fácil tocar en el postfranquismo en según qué zonas.
Nos llamaban de todo. Brujas, putas y zorras. Uno de mis aprendizajes fue darle la vuelta a todo eso. "Será que me ven así", pensaba. Y empiezas a tirar del hilo y te das cuenta de que la educación y la religión hacen mucho daño. Con 18 años, que te llamen todo eso te desconcierta porque tú solo quieres hacer música. Pero acabas dándote cuenta de que la mujer ha formado parte de los marginados, como los negros y los esclavos. Es una lucha que vas aprendiendo poco a poco. Ahora mismo tenemos un movimiento en el que la mujer ha dado un paso adelante. Y hay que mantenerlo.

¿El trap es la nueva Movida? Hay quien ve similitudes entre ambos movimientos.
He sido una de las primeras personas que he dado ese argumento en muchas entrevistas. El trap ha surgido como un movimiento urbano en el que los jóvenes están contando, a su manera y a través de las herramientas que tienen, su movida, lo que sienten y cómo lo integran. Desde un punto de vista sociológico me parece muy interesante y lo emparejo con el punk. Pero vivimos en un momento en el que la industria los fagocita inmediatamente. Con el punk tardaron 30 años, pero con el trap ya lo han conseguido. ¿Quién va a sobrevivir a esto? Hay gente que dice cosas muy interesantes y desde sus casas, porque ahora funciona así. Mira Yung Beef con La Vendición.

¿Solo triunfan los que vienen de familia adinerada?
Se decía eso sobre la Movida y ahora sobre los traperos. La Movida fue integradora. Yo tenía amigos de barrio y amigos con dinero. Estábamos todos mezclados y supongo que ahora será igual. Es un sentir de la juventud mucho más allá que de donde procedas. Decir eso hoy es más absurdo que nunca, porque los medios y las herramientas son las redes, y a las redes accede todo el mundo hoy en día.

La Movida era integradora pero había diferencias entre grupos. ¿Qué pasó con Ramoncín en la presentación de un libro de Francisco Umbral?
Nos tiró un vaso de whisky. Umbral nos hizo mención en unos de sus artículos y hablaba de la generación pegamoide, como un movimiento que surgía en Madrid en aquellos años. Iba a presentar Los helechos arborescentes y nos llamó. Teníamos una canción que decía "a Ramoncín ya lo van a disecar", o algo así, porque siempre nos pareció un punk de plástico, de mucho postureo y un pedante. Se tomó la frase tal cual la sentíamos (risas) y reaccionó así. Dejamos todos los instrumentos y fuimos a por él, claro.

Cantaron con tanta verdad que se lo tomó al pie de la letra.
Forma parte de la ironía, de la gracia. Y depende de cómo se lo tome el otro. Se lo tomó mal y nada, ahí tuvimos la gresca.

Comentó una vez que la heroína entró en el País Vasco para anular a los jóvenes. ¿Lo vivió de primera mano? E
l País Vasco fue uno de los sitios más castigados por la heroína. Recuerdo en aquella época que bajaba muchísima heroína a Madrid desde el País Vasco. Y se comentaba, en círculos cercanos a la política y al Ministerio de Interior, que era algo que "se dejaba estar" para anular la voluntad de muchos jóvenes que reaccionaban a lo que estaba pasando en el país metiéndose en Eta. Yo no tenía contactos en la política, pero se decía y se escuchaba en el ambiente. Muchos amigos vascos míos se bajaron a Madrid porque allí no se podía vivir, entre la heroína, porque muchos ya estaban enganchados, y los palos que recibían de los grises.

¿Qué escucha Ana Curra hoy en día? ¿Qué le llama la atención musicalmente?
Algo que tiene mucha polémica es el último disco de Rosalía, que me parece una obra que quedará, que perdudará, porque tiene muchísima envergadura, empaque, y ha sido un discazo.

¿Y sin contar con el fenómeno Rosalía?
Escucho mucho Yung Beef o Uniforms, un grupo de tres chicas de Andalucía. También una banda de Alcoy que se llama We Are Not Brothers. Me siguen gustando Narcos, de Sevilla, con los que he colaborado. Y claro, Lagartija Nick, unos veteranos clásicos. De grupos jóvenes escucho muchas cosas muy interesantes que espero que permanezcan, porque la industria está complicada y esto es una carrera de fondo. Pero voy a muchos conciertos de gente joven y estoy pendiente de la escena.

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