"Sempre fun de coches dos 90 coma o Opel Calibra"

Antonio Irimia es un purista de la originalidad y tiene también varios Opel Astra, incluido un OPC. Los coches de finales del siglo XX son sus preferidos
Antonio Irimia, fotografiado con el Calibra con su hija, junto a la iglesia de San Martiño. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Antonio Irimia, fotografiado con el Calibra con su hija, junto a la iglesia de San Martiño. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Dice Antonio Irimia que el Calibra es uno de los coches de los 90 en España, que lo compró pues el más popular y mítico Opel Kadett 16 válvulas se ha puesto un tanto caro. No le falta razón en que la carrocería del Calibra tiene pase de modelo y sigue pareciendo moderna. Ya cuando se lanzó en 1989 era llamativo y algo futurista, con un coeficiente de penetración aerodinámica de 0,26 CX que solo igualaría el híbrido Toyota Prius y que hoy estilan coches con punto de Gran Turismo como la Serie C de Mercedes, de líneas muy fluidas. Por no hablar de deportivos de verdad como el Nissan GTR, de igual coeficiente y puramente coupé.

"É a miña última adquisición —dice este electricista laurentino de 37 años—, no 2019 din con este con poucos quilómetros e dun único dono, de 57 anos, e que o tiña todo orixinal, incluso coa radio da época". Para Antonio es muy importante la originalidad, incluso de unas simples grapas u otras piezas, y más en este tipo de coches que en buena parte han sufrido bastantes perrerías de los locos del tunning.

Motor del Calibra. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Motor del Calibra. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Cuando salió con el motor dos litros y 8 válvulas muchos lo recordamos como el coche fiable y llamativo, de penetrante mirada, sí, pero que no andaba ni agarraba gran cosa. Después ya le cambiaron el 115 CV por el 150 del Kadett GSI, motor muy elástico, mítico, con el que se defendía mejor e incluso ofrecía bastante comodidad para la vida diaria. El maletero era muy decente y cuatro plazas utilizables lo hacían bastante práctico a pesar de ser un dos puertas.

Tanto es así que Antonio incluso lo prefiere para los rallies de regularidad y concentraciones frente al Astra GSI o el Clio 16V que también tiene en el garaje y que son más duros de suspensión. Su plataforma e interiores son los del Vectra, o sea, nada racing y muy burgués pero aguantó la versión turbo 4x4 de 204 caballos y otra V6 de 170, además de la descafeinada de 136 CV, ya con catalizador para cumplir con la norma Euro2 de emisiones.

¿Qué tienen los Opel de antes para este aficionado al motor? Pues además de sus líneas, más limpias que las de los rudos VW contemporáneos, "tiñan fama de moi bos consumos, pouco mantemento e boa resposta tanto na saída como en medias e altas revolucións". Por ello su primer Astra GSI lo importó de Alemania y posteriormente se hizo con otro en 2012 traído de Madrid con 120.000 kilómetros y es el que ha restaurado. "Cando me aventurei a restaurar e desmontar algo, tiña o outro enteiro por se había dúbidas pero tamén teño un Astra OPC de 240 CV do 2006", explica, seguramente más apropiado para carreteras más reviradas, aunque este Calibra ya ofrecía una buena respuesta apurando la cuarta velocidad en lo alto del cuentarrevoluciones.

La silueta de aquel coche bajito (no tanto como los Honda Civic V que levantaban 1,29 metros) y alargado como su predecesor Manta B2 todavía atrae miradas. Con esta unidad se grabaron dos reportajes sobre este clásico para 'Documentos del motor’ y podrá verse este domingo en la octava concentración de Vespafaba & Clásicos Lourenzá, club del que Antonio es vicepresidente y lleva organizando citas de clásicos desde 2014. A principios de semana ya había 115 inscritos. Antes, el sábado será el turno para la exposición de motos, y sus rutas.

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