Salvando animales

Las protectoras hacen un trabajo altruista con el que pierden dinero, una labor poco reconocida que está en manos de voluntarios
Esperanza Fresneda y Elena García, junto a uno de los perros que tienen en la protectora vivariense. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Esperanza Fresneda y Elena García, junto a uno de los perros que tienen en la protectora vivariense. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Las mujeres son mayoría en las protectoras mariñanas. La vivariense Gadoupas solo tiene cuatro hombres entre sus 17 integrantes y uno está ahora fuera del municipio. De hecho, explican que una joven que estudiaba en A Coruña les solicitó entrevistar a los varones de la asociación. La presidenta Elena García Sánchez cree que "las mujeres solemos ser más sensibles, tenemos ese instinto maternal de sobreprotección y eso es lo que nos enfoca a la protectora".

Esperanza Fresneda Fernández, quien acude con su hija Leyla, de 17 meses, que es la socia más joven, dice que el principal inconveniente que afrontan es que "apenas salen casas de acogida, no sabemos por qué, pues nosotros pagamos los gastos, proporcionamos todo durante ese periodo", precisa. La protectora vivariense no tiene instalaciones para gatos y por eso "al final acabamos acogiendo nosotros, como podemos. Llegué a tener en el piso cuatro lactantes de gato y dos de perro, además de mis animales", indica. "Mi marido y yo somos auxiliares sabemos por qué, pues nosotros pagamos los gastos, proporcionamos todo durante ese periodo", precisa. La protectora vivariense no tiene instalaciones para gatos y por eso "al final acabamos acogiendo nosotros, como podemos. Llegué a tener en el piso cuatro lactantes de gato y dos de perro, además de mis animales", indica. "Mi marido y yo somos auxiliares de veterinaria, llevamos años sacando adelante bebés encontrados en contenedores, en bolsas de basura, en el monte...". 

"No salen casas de acogida, pese a pagar los gastos"

Las responsables de Gadoupas señalan que el número de abandonos crece ahora en verano, "sobre todo de crías de gatos, que pueden tener tres o cuatro camadas al año". " En una ocasión una furgoneta fue dejando cachorros tirados por el monte San Roque, cerca de las instalaciones ", recuerdan. "Camadas indeseadas" son el principal motivo de abandono, según Esperanza, y la causa está en que tienen los animales sin esterilizar porque "hay mucha gente reacia a castrar, a pesar de que lo pagamos nosotros. Dicen que es malo para los animales, que les cambia el carácter, que se ponen más agresivos o que no van a guardar la finca". Elena añade: "O en el caso de los gatos, que después no cazan". Sin embargo ese procedimiento no afecta a los animales, salvo "si es un perro miedoso y lo esterilizas tarde, sino no tiene porque influir y además te libras de piometras y de tumores mamarios en las hembras, y de cáncer de testículo o de próstata, en los machos". 

"Crecen en verano, sobre todo de crías de gatos"

Desde la protectora lamentan la falta de responsabilidad de los dueños de algunos animales y dicen que todos los meses tienen llamadas de gente que quiere dejarles sus mascotas porque no puede atenderlos: "Son excusas, es algo que nos enferma. Les decimos que nos pasen fotos, características, si tiene chip, lo publicamos y les ponemos en contacto con quienes nos llaman, después nos dan las gracias por haberles ayudado, pero no lo concebimos". 

ZONAS ESPECÍFICAS. La posible creación de zonas verdes o la habilitación de trozos de playas o calas para los perros es una idea que agrada a la directiva. Elena cree que es "una gran ventaja". Piensa que en Viveiro podría acotarse una zona de Covas o permitir llevarlos a Arnela, cerca de Area, "pero hay gente que no quiere compartir la playa con los perros aún siendo cívicos y recogiendo las cacas, ensuciamos más los humanos con los botellones, colillas y demás. Está visto que los perros no ensucian, nosotros somos los que no recogemos. Y además la caca y el pis son biodegradables, no es como los plásticos. No nos parece lógico prohibirlo y más ahora que están de moda las ciudades pet friendly, es un turismo que no vas a tener, porque si no puedo llevar a mi perro, iré a otro sitio". Elena añade que en la protectora cuando pasean los animales van "siempre con las bolsitas y recogemos, aunque sea en el monte". 

"Hay gente que no quiere compartir la playa con ellos"

Ambas destacan lo que les aportan los animales. Elena dice que "si no la tuviera —por su perra— no sé cómo me habría ido, me refiero en la vida social, me ayudaba a bajar a la calle, a relacionarme con otras personas. A mí me lo dio todo, te dan cariño sin esperar nada a cambio, para mí lo es todo". Esperanza asegura que no sabe "vivir sin un animal. Ellos no te fallan nunca. En los malos momentos siempre están contigo, no sabría vivir sin ellos". Pese a la gratificación personal de salvar animales, su trabajo es altruista y se hace duro: "A veces se hace muy difícil compaginar tu vida, trabajo, familia... con la protectora, y llega un momento en que te cansas".

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