Ratas, culebras y vegetación invaden la rectoral de Mariñaos y casas aledañas

El Obispado se ve desbordado para atender su patrimonio y prevenir los asaltos a templos como el denunciado en O Valadouro

La casa rectoral de Celeiro de Mariñaos. VEIGA
photo_camera La casa rectoral de Celeiro de Mariñaos. VEIGA

Los barreirenses de Celeiro de Mariñaos llevan soportando, durante más de una década, el abandono de la casa rectoral que la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol tiene en la parroquia, al pie de la N-634 y justo al lado de dos viviendas y del templo. Su estado supone un severo problema de salubridad por las ratas y culebras que salen del lugar, además del riesgo de incendio que implica la maleza que crece sin mesura.

La última vez que la Iglesia desbrozó el lugar fue, según los vecinos, hace cuatro años. Una de las más afectadas por este abandono es precisamente la edil del PSOE en Barreiros, María del Carmen Veiga, que suele trasladar la cuestión a los plenos municipales para que el alcalde, Alfonso Fuente, intermedie con el Obispado.

«A rectoral é un claro exemplo de deixadez e supón un serio perigo de incendio, ademais da vergoña que é ver como os feligreses que van os domingos á misa ou calquera que pasee polo camiño, teña que andar esquivando en ocasión ás ratas que saen do lugar», matiza. A diferencia de la Diócesis de Oviedo, que acaba de subastar un edificio similar en Figueras de Castropol, «á Igrexa aquí non lle interesa vender este inmoble. Xa hai anos tentaron mercalo e a Diócese negárase», según informa Veiga. La edil recuerda que también «houbera en tempos un Belén no mesmo lugar que hoxe ocupan uns alpendres a punto de caer e desbordados de maleza».

Por el contrario, el Arzobispado de Asturias subastó el pasado día 26, la rectoral de Figueras de Castropol, a partir de 65.000 euros. La compró un particular para un uso aún desconocido. Los vecinos se opusieron porque utilizaban el edificio y porque además pagaron varios arreglos. Una muestra de que la Iglesia no puede abarcar el cuidado de sus posesiones son los asaltos constantes que denuncia en iglesias, como el ocurrido en el templo de Santo Tomé de O Valadouro, de donde, al parecer no notaron que se llevaran nada.

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