Las medidas de seguridad no restan afluencia a la playa de As Catedrais

Los vigilantes advierten de la prohibición de entrar en las cuevas, a pesar de que todavía es una recomendación ►La mayoría de los visitantes sostienen que visitaría igual el arenal aunque solo pudieran pasear por la orilla

Un vigilante de As Catedrais advierte a un visitante de que no puede subirse a las rocas si no quiere ser multado. IG
photo_camera Un vigilante de As Catedrais advierte a un visitante de que no puede subirse a las rocas si no quiere ser multado. IG

Con mareas vivas que dejaron al descubierto el lecho marino de la ría de Ribadeo y buena parte del litoral, el monumento natural de As Catedrais recibía a cientos de turistas en la primera jornada del puente festivo por el Día das Letras Galegas. Seis personas contratadas por la Xunta y un agente ambiental advierten al visitante de que no se puede pasar bajo las cavidades del arenal. Saben que por ahora la medida es una recomendación, pero al público le hablaban de prohibición. Con la bajamar, los operarios acordonaron las dos oquedades que presentan más riesgo, una de ellas es la "furna" en la que falleció en marzo una visitante por el desprendimiento de una roca.

Durante las festividades de mayo se interpusieron multas por coger percebes, subirse a las rocas altas y acceder a zonas prohibidas

La otra, está justo al término de la playa. Desde el fallecimiento de una turista a finales de marzo, la Xunta optó por reforzar los avisos y el personal desplazado para informar durante los puentes festivos de mayo. Ayer, si cabe, la vigilancia era aún más exhaustiva, quizás para probar cómo podría funcionar la prohibición de acceso a las cuevas, que la Administración gallega le solicitó a la Dirección General de Costas y que todavía está en fase de estudio -habrá que ver qué método se utilizará, carteles, etc. para disuadir de la entrada a las cavidades-.

Por lo pronto, el personal autonómico ha optado por acordonar dos cuevas; mantiene acordonado también uno de los promontorios al comienzo del recorrido, por su riesgo de desprendimientos y desde el mes pasado, es un agente ambiental el que vigila que se respeten las cintas instaladas y los carteles de prohibición de tránsito por la parte alta del acantilado, so pena de sanciones que oscilan entre los 600 y los 6.000 euros.

En el anterior puente festivo sí se llegaron a interponer sanciones, -no alcanzaron la decena al parecer-. Se multó a algunos visitantes que cogieron percebes; a otros que entraron en el acceso prohibido de la parte superior y a quienes desoyeron las advertencias de no poder subirse a las rocas más altas. Ayer, en principio, no se llegó a sancionar a nadie, pero sí hubo numerosos avisos. Hay algunas superficies a las que sí permiten trepar porque con la marea subiendo, es casi el único modo de salir de la playa. Pero allí donde no hace falta encaramarse y donde hay un riesgo evidente de caída, el turista se arriesga a ser incluso sancionado. Se desconoce si la cuantía es la misma que la marcada en el cartel del acantilado.

La oficina de turismo del enclave atendió este jueves a casi 160 particulares y a algunos de los integrantes de otras 300 excursiones con turistas de toda España

Muchos se preguntaban qué pasará cuándo la playa esté sin vigilancia y de qué manera va a prohibir el acceso a las superficies más peligrosas. Los carteles advierten de que la visita se hace por cuenta y riesgo del turista, toda vez que está avisado del riesgo. Ayer, la oficina de turismo municipal de la playa atendió a 160 particulares y a miembros de 300 grupos de toda España.

ACISA. La patronal ribadense cree que esta alerta perjudica al turismo y a la campaña de verano. Que antes de prohibir tanto, deberían contratar vigilancia habitual o crear una pasarela, además de dar pases para ir por la parte alta.

Comentarios