La plantilla de Alcoa San Cibrao, frustrada porque esperaban la intervención

Los trabajadores confiaban en escuchar este martes del Gobierno que nacionalizaría la fábrica y no ha sido así
Protesta en Alcoa. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Protesta en Alcoa. JOSÉ Mª ÁLVEZ

 Los trabajadores de la planta de Alcoa San Cibrao han reconocido su frustración porque de la reunión telemática celebrada este martes esperaban escuchar que el Gobierno intervendría la fábrica y no ha sido así, de modo que el único compromiso que han "arrancado" es la celebración de otro encuentro dentro de una semana, o antes si Alcoa mueve ficha con el expediente de regulación de empleo (Ere).

La multinacional estadounidense no ha participado en este encuentro por "no haber sido convocada", según han indicado a Efe fuentes de la firma. El presidente del comité de empresa de la planta, José Antonio Zan, ha indicado a la prensa que la plantilla sigue reclamando al Gobierno que se "aceleren" los trámites para la nacionalización y por tanto las consultas con los servicios jurídicos de España y Europa. "Necesitamos más concreción de calendarios y fechas", ha esgrimido, y ha recordado que hay un compromiso de la Administración para que las cubas no se paren en la única fábrica de aluminio primario que queda en España y que la palabra dada ha de cumplirse. 

"Hasta que no tengamos concreciones por escrito, no tenemos nada", ha insistido Zan, que ha calificado de muy sacrificada la espera, conocedor de que todavía faltan "pasos duros", como saber qué determina la propietaria del complejo industrial sobre el despido colectivo permanente y si las autoridades esperan para posicionarse hasta que eso ocurra, cómo transcurrirá la fase siguiente. 

Conde dice que se valoran "todas las alternativas posibles" para San Cibrao

La ministra de Industria, Reyes Maroto, ha dicho este martes que, si existe evidencia de incumplimientos por parte de Alcoa, le van a solicitar que devuelva todas las ayudas públicas que ha recibido y ha afirmado que esperan poder ejercer toda la presión posible para que la multinacional cambie de actitud. 

Maroto, a una pregunta del senador socialista César Alejandro Mogo sobre el proceso de negociación de venta de la fábrica de la multinacional del aluminio en San Cibrao, ha manifestado que los responsables de Alcoa siempre han querido cerrar la fábrica "y los hechos la han delatado". Ha acusado a la multinacional estadounidense de utilizar las negociaciones para dejar pasar el tiempo, así como los plazos acordados para la venta de la planta al grupo Liberty House, y "cerrar la planta". 

La ministra, que ha asegurado que el Gobierno sigue trabajando para buscar soluciones para mantener la capacidad industrial en la fábrica de A Mariña, ha afirmado que Alcoa ha demostrado "mala fe en todas las negociaciones". Ha recordado que el pasado 13 de agosto se consiguió que la multinacional estadounidense accediera a un proceso de venta, pero antes de que acabaran las seis semanas de plazo que se habían dado, Alcoa se negó a la venta cuando ésta estaba a punto de cerrarse, a pesar de que desde el Ejecutivo le ofrecieron una compra transitoria a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). 

 Los trabajadores llaman a las administraciones a "no esperar a que Alcoa consume" los despidos 

Maroto, que ha dicho que están analizando todos los instrumentos para garantizar un futuro a la factoría, ha afirmado que el interés del grupo Liberty por invertir en la planta continúa y que hay un proyecto que garantiza el futuro de la fábrica. Ha señalado que se han puesto en contacto con la Xunta de Galicia para que se revisen los expedientes de Alcoa y si existe evidencia de incumplimientos, van a solicitarle a la multinacional que devuelva todas las ayudas públicas que ha recibido. 

"Esperamos que podamos ejercer toda esta presión para que Alcoa cambie de actitud", ha añadido Reyes Maroto, que ha manifestado que los próximos días "van a ser decisivos" y que es importante mantener la unidad de acción para conseguir el mejor desenlace. La ministra ha afirmado que "Alcoa quiere cerrar y dejar sin futuro a la comarca de A Mariña" y ha asegurado que "el Gobierno no lo va a permitir". 

El vicepresidente económico y conselleiro de Economía, Empresa e Innovación de la Xunta, Francisco Conde, aseguró esta tarde que los gobiernos gallego y central están "trabajando" de forma coordinada en "todas las alternativas posibles" si finalmente se decide a aplicar el ERE que podría dejar en la calle a 534 trabajadores. 

Maroto afirma que se exigirá a Alcoa que devuelva las ayudas si no justifica haber cumplido la legislación 

En declaraciones a los medios tras la reunión de la Mesa Multilateral por el Futuro de Alcoa, Conde afirmó que esa "respuesta" por parte de la Administración llegará desde el punto de vista "administrativo, laboral y judicial para defender los puestos de trabajo".

Conde ha reiterado el "máximo compromiso por parte de la Xunta" en relación con el mantenimiento de la actividad productiva en planta de San Cibrao. Antes de la reunión, el conselleiro aseguró que si Alcoa toma la decisión de aplicar el ERE, "automáticamente" se producirá una respuesta de la Administración "por la vía judicial para defender los puestos de trabajo"

A su juicio, hay "evidencias suficientes de la mala fe de Alcoa durante este proceso", de modo que, llegados a ese punto, los gobiernos central y gallego responderán de forma coordinada a esa decisión de la multinacional, por entender que ese Ere podría ser ilegal. 

Alcoa ya vendió el año pasado al fondo suizo Parter Capital las plantas que tenía en Avilés (Asturias) y A Coruña tras un largo proceso que arrancó a finales de 2018 cuando la multinacional anunció su intención de cerrar ambas fábricas, que justificó por los altos costes de la electricidad en España, la necesidad de hacer fuertes inversiones en las plantas y la difícil coyuntura en el mercado del aluminio.  Pero Parter Capital no tardó en deshacerse de las dos plantas de Alcoa, que fueron adquiridas por el Grupo Riesgo ya bajo la denominación de Alu Ibérica. 

El grupo garantizó en principio el mantenimiento del empleo y anunció una inversión de 250 millones en cinco años en las instalaciones, pero las dudas sobre que Riesgo tenga un plan industrial provocó las protestas de los trabajadores, que han pedido al Gobierno que las intervenga. 

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