La niebla que nadie quiso ver sigue ahí

Pese a que se sabía, la A-8 atravesó O Fiouco, un lugar inhóspito castigado por este fenómeno atmosférico que ahora se estudia como disipar 
instalaciones para reducir la niebla en el alto de o fiouco -foto jm alvez
photo_camera Instalaciones experimentales de Typsa en O Fiouco. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Los vecinos lo dijeron mil veces: la niebla es el estado natural en O Fiouco. Lo sabían en la vertiente de Mondoñedo y lo sabían en la de Abadín. Cuando se enteraron de por dónde iba a pasar la Autovía del Cantábrico definitivamente, porque antes hubo otro trazado alternativo descartado sin muchas explicaciones, aunque la económica parece bastante probable, ellos no daban crédito.

El tiempo, tanto el cronológico como el meteorológico, no tardó en darles la razón. Apenas llegaron los primeros ingenieros a trabajar y realizar comprobaciones, enseguida se encontraron con una circunstancia que muy popularmente definió una vecina de A Augaxosa (a tiro de piedra de O Fiouco en dirección Riotorto): "Alí non se ve un burro a tres pasos". Y así era, porque burros no había, pero caballos, que a nivel de volumen vienen a ser lo mismo, sí había. Y no eran fáciles de ver.

"Aquí para un día bo que hai, temos seis que hai néboa. iso foi sempre así, non sei como non o viron", apunta un vecino

Llegaron las obras de la A-8. Nunca trascendieron las quejas de las empresas que trabajaron allí, pero todas las hicieron. El Ministerio de Fomento iba bailando entre PSOE y PP sin que nadie quisiese tomar decisiones, porque esas decisiones eran multimillonarias y suponían frenar nada menos que la construcción de una autovía. Era políticamente inasumible. El coste lo estamos pagando.

Poco después de la inauguración empezó a verse que aquello era peligrosísimo, así hasta que un 26 de julio de 2014, hará siete años este lunes, se produjo un gigantesco choque en cadena que se saldó con una persona muerta. Una enfermera de Ourense que trabajaba en la ambulancia medicalizada de Foz paró para auxiliar a un herido cuando regresaba a casa tras la guardia y fue arrollada por un camión que no pudo ver nada ni, en consecuencia, frenar a tiempo. Hubo heridos, eso sí, cientos de coches atrapados y un colapso mayúsculo.

A partir de ahí, más accidentes y, sobre todo, un rosario interminable de cortes y más cortes en la autovía obligando a la gente a utilizar la vieja Nacional 634.

Así que como una autovía que no se usa en realidad es un problemón, en el Ministerio de Fomento comenzaron a darle vueltas a la posibilidad de plantarle cara a la naturaleza y ahuyentar la niebla. ¿Cómo? Ni la menor idea. Pero seguro que alguien tiene alguna en alguna parte. Así que se convocó un concurso al que se presentaron opciones de todo tipo.

"Algunas veces vese tan pouco que andan os cabalos por aí soltos e nin poden atopalos", sinala

Las que no se descartaron por caras o sospechosas están ahora a prueba y el resultado es que O Fiouco está convertido en un campo experimental en el que por ejemplo Typsa está probando unos ventilados gigantes. La idea sobre el papel es simple: que la muevan y despejen el panorama. Pero está por ver si funciona.

En todo caso, hay otras opciones. Se trata de los dispositivos pensados para el aislamiento, la eliminación o el desplazamiento de la niebla que se prueban en un tramo anexo a la autovía. En concreto, un sistema de difusión automático por aspersores de materiales higroscópicos y un sistema que combina barreras estáticas y barreras dinámicas que emplean dispositivos fluido-mecánicos. Entre todos, 5,64 millones de euros.

ERA VISTO. Mientras O Fiouco se perfila ahora como una especie de estación de aprovisionamiento humano en Marte, los vecinos no entienden muy bien lo que sucede. Lo cuenta por ejemplo Manuel Valle.

Tiene 73 años y lleva toda la vida viviendo en Maramiga, a un tiro de piedra de las instalaciones de Typsa, un lugar al que dice no haber ido todavía porque "non teño que nada que ir pintar alí". Pero Manuel Valle saluda a un día radiante con excepticismo: "Hoxe fai un sol tremendo, pero este eche unha cousa rara, que por cada día bo que vén, hai seis con néboa. Iso foiche sempre así. Sempre".

VECINO DE O FIOUCO NOS MUESTRA LOS EOLICOS CERCA DE SU PROPIEDAD

Por esta razón dice que "nunca entendín que quixeran traer a autovía por aquí ao lado. É un sitio no que nin os bichos queren ir de boa gana. Hai cabalos e vacas por alí, pero pouco máis. Alí non cría nada".

Cuenta que un ejemplo es el que se da cuando es necesario ir a buscar los caballos para la cercana Rapa das Bestas "Ai ho! Andan por aí ás veces que non dan atopado nada. Ao final si que os atopan, claro, pero porque foron o día antes, que se non xa che digo eu que non hai rapa ningunha".

Y también desliza sobre este asunto: "Podían deixar os cabalos nas fincas de cada quen, que os deixan por aí e andan soltos por onde cadra. E penso eu que eso tampouco é así".

OTRO EFECTO. Allí arriba es imposible no fijarse en otros invitados que surgen entre la niebla: los molinos de viento, los aerogeneradores. Manuel asegura que también influyen en el clima. "Dígoche eu que si. Cando hai tormenta, aí mismo caen raios e tronos que da gusto", mientras señala el pico moldeado de una montaña que se levanta justo frente a su casa redondeando el paisaje y en el que se ven unos cuantos aerogeneradores.

"Entre unhas cousas e outras, aquí deuse traballo", apunta

Él recuerda que entre parques eólicos, autovía y algo más "colléronme máis de vinte leiros. Eso éche o que sei", y masculla los problemas que tuvo para negociar el precio de sus terrenos "porque eu nunca quixen dalos polo que ofrecían ao principio. Sempre dixen que de regalar as terras sempre hai tempo".

PUESTOS DE TRABAJO. Pese a todo: el cambio del paisaje, la irrupción de la autovía por su entorno natural, los ires y venires de maquinaria, Manuel reconoce que "polo menos, todo esto danos algo de vida. Haiche ben xente traballando en todo esto por aquí. Ben deitamos!"

Futuro: Los estudios que se hacen están aún sin resultados y son a largo plazo
Los estudios que se están realizando para tratar de disipar la niebla de O Fiouco son realmente avanzados. Tanto como experimentales. Esto es, no está nada claro que, en realidad, ninguno de ellos vaya a funcionar.

Eso es precisamente lo que se está probando: su eficacia. La clave es que no se trata de eliminar la niebla de un punto concreto de un metro de longitud. Hay que eliminarla de varios kilómetros. ¿Puede hacerse? Seguramente sí, pero inmediatamente hay que plantearse otra cuestión y no precisamente menor.

El presupuesto

¿Cuánto cuesta aislar doce kilómetros de autovía? Pues para hacerlo con eficacia, seguramente muchísimo dinero. Esto lleva a otro problema también importante.

¿Compensa?

Habrá que verlo. Hay que tener en cuenta que solo la comprobación de los prototipos supera los cinco millones de euros. Su construcción y mantenimiento pueden batir récords. La alternativa es la vieja Nacional 634 que, o se repara, o es un auténtico calvario para los usuarios, especialmente los camiones de cierto tonelaje, que sufren muchísimo en esa zona.

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