Lola Rouco: la cocinera que cambió un tres estrellas Michelín por la salud mental

La cocinera vivariense trabajó en restaurantes con gran prestigio, pero ahora es mucho más feliz en la Asociación Saúde Mental A Mariña
Lola Rouco, con vasitos de steak tartar de frutas con navajas al natural y sal de escamas con algas. ÁLVEZ
photo_camera Lola Rouco, con vasitos de steak tartar de frutas con navajas al natural y sal de escamas con algas. ÁLVEZ

Trabajó en un restaurante con tres estrellas Michelin —el de Martín Berasategui—, pero quiso dejar la hostelería y no se arrepiente, porque lo que encontró Lola Rouco en la Asociación Saúde Mental A Mariña "es maravilloso". "Aquí disfruto tanto o más", reconoce esta vivariense que además de cocinar las cenas en el centro de Cervo dirige los talleres de cocina del proyecto Sabores do Mar en el que participan los usuarios, junto a los que prepara distintas recetas e innovan juntos.

Lola Rouco trabaja en la asociación desde enero del año pasado y, por un lado, está en el turno de cocina de tarde para preparar las cenas, con el menú "pautado por una dietista", pero tiene cancha libre para desarrollar su parte creativa en los talleres de cocina con productos del mar.

"Disfruto mucho con ellos; hay talleres de dulces y de salados, y por ejemplo hicimos pan de algas, muffins de caballa, trufas de chocolate con escamas de algas...", cuenta la cocinera, que trabaja con los usuarios en grupos de cuatro, les da una copia de la receta y supervisa cada elaboración, además de inventar algún plato junto a ellos.

"Hay magia ahí dentro. Si por algo agradezco haber dejado la hostelería es por haber encontrado un mundo maravilloso", asegura una convencidísima Lola, que destaca el trato del personal y el cariño hacia los usuarios. "No tengo palabras sobre cómo los cuidan", afirma.

La cocinera subraya que con este giro laboral ganó calidad de vida "en todos los sentidos". Aunque asevera que fue "maravillosa" su experiencia en la hostelería reconoce que en ese sector "se vive por y para los demás". "Ahora sigo haciendo lo que me gusta, pero mucho más tranquila y mejor, por lo que no tengo ganas de volver a la hostelería", comenta la vivariense, que recuerda que antes no podía hacer muchos planes y que cuando todo el mundo disfrutaba ella tenía que trabajar, sin embargo ahora disfruta de cada pequeño detalle: "Voy a andar por las mañanas y soy la más millonaria del mundo. Estoy muy feliz". 

Lola Rouco asegura que la cocina es "un mundo muy grande" y por eso continúa formándose y "tratando de aprender cada día". También le gusta cocinar en casa, aunque comenta que los platos tan elaborados que hacía en etapas anteriores no tienen la misma gracia para los comensales de aquí. "Somos más cerrados de lo que creemos", comenta Lola Rouco, a la que tampoco le disgusta cocinar para sus amigos. "No me importa tener que ponerme el delantal porque disfruto cocinando", afirma.

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