Los tres grupos que integran la corporación municipal de Burela acordaron en el pleno construir un nuevo pabellón en la localidad. El debate lo propició una moción presentada por el BNG, que fue enmendada por el equipo de gobierno y por el PP, por lo que finalmente salió adelante un texto refundido con aportaciones de todos los grupos.
Los nacionalistas proponían en su moción la reforma del actual Vista Alegre o bien la construcción de un nuevo pabellón y que el Concello aportara los terrenos necesarios para la construcción si finalmente se adoptaba esta opción. Además instaba a que las obras fueran cofinanciadas por la Diputación provincial y la Xunta. En su intervención, el portavoz nacionalista abogó por la unidad en este asunto: «A nosa idea é chegar a un acordo unánime para dar os primeiros pasos que permitan dar unha solución a esta situación de necesidade social e deportiva que ten a nosa localidade e si hai que mesturar as enmendas, aceptámolo».
Para los populares, la condición irrenunciable para apoyar el texto era que se fijaran plazos, «porque senón todo o que se aprobe aquí será papel mollado», aseguró el portavoz popular, José María González Barcia. Así, los populares proponían que en un plazo de tres meses se tramitara la elaboración del proyecto y la puesta a disposición de los terrenos si se construía un pabellón nuevo, así como llevar a cabo los las modificaciones necesarias en el presupuesto de este año para ejecutar las primeras acciones y los compromisos plurianuales para acometer los trabajos.
Finalmente, el alcalde, Alfredo Llano, defendió la postura del gobierno y puso sobre la mesa la construcción del pabellón, descartando la mejora de las instalaciones actuales. Además, añadió a la moción inicial que las obras se hicieran no solo para cumplir con los requisitos de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) sino también para cubrir la alta demanda deportiva de la localidad. Los socialistas también incluyeron que en las financiación se contemplara la aportación del Gobierno central.
Después de un debate entre los tres grupos se aprobó el texto refundido con las aportaciones de todos los grupos, pero se modificaron los plazos que estipulaba el grupo popular. Así, se pasó de los tres meses que marcaba la enmienda inicial a los cuatro que fijó el grupo de gobierno.
