El guion del fin de Aluminio repite diez años después en España el ocaso italiano

La competitividad de San Cibrao se deterioró rápidamente en el último lustro por la energía
photo_camera La fábrica, vista de noche desde la playa de A Limosa, en San Cibrao.

Diez años después de que Alcoa anunciase el apagado de cubas en Cerdeña y Véneto, al denegar la Comisión Europea las tarifas ventajosas de electricidad que el Estado italiano tenía fijadas para que fuesen competitivas, el guión se repite en las fundiciones españolas. Caen unas tras otras pues tampoco el Estado español consigue un marco estable de apoyo a la industria hiperelectrointensiva. Italia quiso prolongarle el sistema de acceso energético establecido en 1995 -sin éxito, al considerar Competencia de la UE que eran subsidios ilegales que distorsionaban el mercado comunitario del aluminio, una subvención de precios que solo reducía los costes operativos de la compañía-, y acabó quedándose sin los mil empleos directos y otros mil indirectos de ambas fábricas.

El fin de las subastas de interrumpibilidad en España que reservaban a Alcoa el grueso de ayudas eléctricas ha colocado también a España en desventaja internacional, incluso con otras fábricas del norte y centroeuropa que sí reservan electricidad barata y cubren riesgos para contratos a largo plazo. Sin un precio de la electricidad final inferior a los 35 euros/MWh a largo plazo, como reclama Alcoa, el guión que pronosticaba su entonces presidente Klaus Kleinfeld de más cierres se está cumpliendo. Mientras tanto, las acusaciones sobre este ocaso en el sur de Europa, vuelan.

Competencia desleal china

El enemigo asiático, hegemónico en la producción de aluminio primario e incontrolable en la economía global, es blanco de la industria europea y estadounidense por "competencia desleal" al ver amenazadas sus producciones industriales por el control que ejerce China de materias primas críticas como las tierras raras, el litio de las baterías o el cobalto e incluso otras más estables en Europa como el aluminio o el cobre. Todo ello es estratégico para China, que subsidia hasta el acero. La eurodiputada del Partido Popular Europeo Anna Michelle Asimakopoulou, citando informes de la OCDE, reconocía en un artículo reciente en Euroactiv que "cinco empresas chinas recibieron más del 85% de los subsidios otorgados a las compañías mundiales del aluminio entre 2013 y 2017, por un monto de 70.000 millones de dólares, y todo esto se hace a expensas de la Unión Europea, donde un tercio de las fundiciones de aluminio primario han cerrado en la última década".

La Unión nacida en 1950 para proteger sus estratégicos carbón y acero, fracasa ahora en conservar pilares de la locomotora económica ya que el aluminio es crítico en la industria eléctrica y electrónica, automóvil, aeroespacial...

Otra visión es que China simplemente aprovecha las oportunidades que ofrece la política europea de descarbonización de la economía, sin verse obligada por caras tasas medioambientales que también se han incrementado en el recibo eléctrico en los pagos por emisiones de CO2 al producir la electricidad, principal coste de producir aluminio. Supone más del 40% de los costes de Alcoa, el megavatio/hora llegó a estar entre 20 y 25 euros más caro que para competidores alemanes y franceses, según industriales gallegos de Asime y ahora, pese a caer el precio de la electricidad, todavía es entre 10 y 8,3 euros más caro, asegura la Xunta.

Inacción y pésima herencia

Ante la ausencia de una tarifa eléctrica competitiva y estable, los dos partidos de gobierno en los últimos lustros se prodigan abundantes acusaciones. Por un lado, el actual Ejecutivo bipartito ha sido incapaz, pese a las promesas, de aprobar el estatuto de las electrointensivas en una "inacción" alargada por las dificultades para formar Gobierno.

Desde Galicia, Xunta y PP también censuran que haya vaciado de fondos el marco energético que tenía Alcoa para favorecer a otras industrias menos dependientes de ellos, situadas en Cataluña y el País Vasco, "otro engaño más", según alcaldes como el de Cervo, Alfonso Villares, o el de Xove, Demetrio Salgueiro. Los socialistas, por su parte, fustigan la "herencia envenenada" recibida de los gobiernos de Rajoy, que en diez años no avanzó en un modelo energético agotado. Y para garantizar el empleo y viabilidad de las fábricas. Tras la última subasta de interrumpibilidad en la que se estima que ingresó un 90% menos por ese concepto, Alcoa dijo que la producción de aluminio en España era ya "inviable".

Sin maniobra desde Galicia

Mientras la Xunta reclamaba al Estado acciones que dieran confianza y ahora que ejerza sus competencias energéticas en pro de un precio eléctrico estable que atraigan alternativas para San Cibrao, desde Madrid emplazan a Santiago a aportar algo en los mecanismos de compensación o invertir en la industria del aluminio, en lugar de dedicarse tan solo a "tensionar". El BNG pide la nacionalización de la empresa -hay trabajadores que reclaman que en sus nóminas aparezca de nuevo Inespal- y una tarifa eléctrica gallega, donde hay excedentes, para atajar el drama de la comarca aluminiodependiente.

Incertidumbre e inversiones

La escasa inversión y modernización en Aluminio durante los años buenos del mercado mundial del aluminio serían otra soga para el futuro de una fábrica de Alcoa que tanto políticos como sindicalistas ven en riesgo cierto de desaparecer. La refinería y el gigantismo de un complejo como el de Alúmina-Aluminio con tantos trabajadores y difícil de desmantelar juegan a su favor pero la incertidumbre y falta de rentabilidad de la fundición llevaron a Alcoa -en pleno proceso de redimensionar y reestructurar- a ponerle la cruz. En Venecia acabó por cerrar en 2013. Quitarle la razón al teutón Kleinfeld, que dividió y debilitó Alcoa y parecía ver el aluminio solo como electricidad en estado sólido, es tarea para la unión de todos.

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