Contrarreloj de limpieza de ríos ante el inicio de la pesca fluvial

PÉ DE VIÑA. En el Eo podría derribarse la presa cuya concesión se agota. El salmón la supera pero la lamprea no logra remontar el cauce
MASMA. Medio Ambiente despejó varios tramos sobre todo en Mondoñedo, donde las nutrias y los cormoranes esquilman el pescado
COMARCA. Las lluvias han aumentado los caudales de A Mariña creando bellos paisajes, aunque las capturas descienden cada año
 

Río Eo. ROIS
photo_camera Río Eo. ROIS

A pocos días del inicio de la temporada de pesca fluvial, los ríos bajan caudalosos gracias a las lluvias de este invierno, aunque con abundante vegetación en numerosos tramos que los concellos y Medio Ambiente se apuran en retirar estos días. Vuelve a la actualidad la presa de Pé de Viña en el Eo, uno de los mayores obstáculos sino el principal, para los peces. La Coordinadora Ecoloxista d"Asturies ha solicitado reiteradamente la extinción de la concesión del salto hidroeléctrico, explotado en la actualidad por una empresa vasca, porque amenaza la conservación del salmón y la anguila.

Lo cierto, según biólogos consultados, es que allí existe una escala que los salmones superan perfectamente en su remonte, y es en ese lugar donde la Consellería de Medio Ambiente cuenta los que suben y los que regresan al mar. El lugar es, sobre todo, un obstáculo para la lamprea pues en ese punto tiene su límite de distribución. Río arriba ya no se encuentra.

Y está la cuestión de la oportunidad pues la presa, construida en 1907 y ya suficientemente amortizada al igual que la mayoría de grandes y pequeños saltos hidroeléctricos de Galicia, tiene expediente de caducidad en marcha en la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. Ya sea para renovar la concesión o para extinguirla, necesitará un informe de impacto ambiental pues hace 20 años al menos que no se revisa.

El salto de Pé de Viña, situado entre San Tirso de Abres y Trabada, es muy alto para un río como el Eo. No se trata de esos caneiros del Miño en Lugo que apenas levantan un metro, sin incidencia en la vida piscícola. En el Eo son cinco metros y pico, con recrecidos expedientados en alguna ocasión. En un tramo de unos 20 metros el muro está roto y la brecha ayuda al caudal ecológico, pero los ecologistas creen que la demolición mejoraría la calidad de las aguas y el ecosistema fluvial.

Desde la Coordinadora, Fructuoso Pontigo cree necesario derribar la presa y cancelar la derivación del caudal pues estos usos hidroeléctricos son una de las mayores presiones que soporta la cuenca del Eo, donde existen 112 extracciones de agua y se deriva un volumen de 13.287 hectómetros cúbicos al año, "lo que causa una considerable alteración de las condiciones hidromorfológicas". Recuerda que en ese tramo existen unos 30 azudes, además de la presa, que afectan a las áreas de pesca recreativa de la trucha, el reo, el salmón atlántico y también de la lamprea, el sábalo o la anguila, especie en peligro crítico.

El de Pé de Viña no sería el final de los diques del Eo pues en la parte baja perviven otros dos en la piscifactoría y en el coto de Louredal pero la estrategia de permeabilizar el río debería continuar. De hecho, la propia Confederación Hidrográfica derribó el conocido como número 9 y cinco pequeñas presas río arriba fueron eliminadas, además de otras donde se han abierto pasos para la fauna.

CAMBIO CLIMÁTICO. No faltan pescadores y algún estudio que apoyen el mantenimiento de las presas como solución para mantener los peces cuando la extrema sequía deja el cauce sin agua. Sin embargo, ante el incuestionable desafío climático, otras voces señalan que se ha contenido en cierta forma el declive del salmón al permeabilizar el río, quitándole obstáculos para que los peces busquen las fuentes y se reproduzcan. Con la sequía, el sistema de defensa de los salmones es acudir a los pozos naturales del río.

Los partidarios de remover las presas argumentan que las presas solo actúan como decantadores, que no mejoran en nada la calidad del agua. Además de pararla y recalentarse, solo supone un reservorio aceptable para algunos peces, los más grandes. En ese agua estancada los alevines están indefensos y el fondo de lodo tampoco sirve para la reproducción. Siempre es mejor que circulen en los llamados tramos reófilos, con agua en movimiento y más vida.

Quienes proponen la eliminación de las presas, creen que una disminución drástica de precipitaciones y caudal de los ríos, derivado también de la evaporación que traen las altas temperaturas, dejaría sin agua tanto a estos embalses, como al resto de tramos.

LOS ENTULLOS. En los últimos meses fue polémica la acumulación de árboles y "entullos" con las crecidas. El mantenimiento del río es menor en la retirada de madera muerta o tumbada y cualquier iniciativa requiere un permiso administrativo. En la parte baja del Ouro o en el Eo era especialmente grave. Las autorizaciones de Augas de Galicia o la Confederación a los concellos o concesionarios de presas deberían ser casi automáticas en caso de urgente necesidad. A Pontenova y Trabada las solicitaron y sacaron adelante. A la prohibición de limpiar como antiguamente se une el envejecimiento poblacional, con y fincas junto al cauce sin cuidar.

Los aficionados a la pesca defienden no solo que se trata de una práctica barata -10 o 12 euros la licencia y 200 euros una caña- sino muy útil para mantener cauces limpios e informar acerca del estado de los ecosistemas. Los guardarríos recuerdan las normas como la de no exceder en muchos cotos las ocho truchas pescadas, de no menos de 21 centímetros. Las multas por no respetar la normativa son de 200 euros y de un año sin licencia.

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