La comunidad musulmana de Burela dona alimentos para familias sin recursos

Se primará a las quince del municipio que tienen a su cargo hijos menores de tres años
Alimentos donados que serán repartidos entre las familias de Sarria con menos recursos. EP
photo_camera Cajas con alimentos no perecederos. EP

La asociación cultural islámica de Burela decidió donar al Concello de la localidad comida no perecedera, que se destinará a familias del municipio con pocos recursos y con niños menores de tres años a su cargo. En la actualidad se atienden quince casos de este tipo, entre los que hay cinco bebés y dos niños de dos años, según confirmó la concejala de servicios sociales, Carmela López.

La edila agradeció el gesto de los integrantes de la entidad y espera poder hacerlo personalmente cuando la situación se normalice. "Sinto moita emoción pola cantidade de accións solidarias e desinteresadas que esperta esta situación", comentó la concejala en relación con las diversas iniciativas surgidas de la población para aliviar la situación de personas en riesgo de exclusión.

El portavoz y secretario de la asociación islámica burelesa, Omar Choraifi, explica que quisieron ayudar "siguiendo el ejemplo de otra gente de nuestra comunidad en el resto del país y lo hablamos entre nosotros pero no sabíamos cómo ayudar, así que hablando con la trabajadora social del centro de salud llegamos a la concejala quien nos explicó que al no poder recibir el Concello donaciones en metálico se lo hiciéramos llegar en productos y prefirió que fuera centrado en los más pequeños", señalan desde la comunidad musulmana.

Fue así como a la adquisición de pañales, potitos, toallitas o leche de continuidad sumaron otros productos como arroz, pasta, galletas, aceite o legumbres que saben que va a permitir unos días de alivio para muchas familias burelesas menos afortunadas.

MEZQUITA. Son una treintenta de personas, residentes en toda la comarca de A Mariña, las que forman parte de la asociación cultural islámica de Burela, que se creó en 2018 y que cuenta con una mezquita en la calle Fazouro de la localidad en un local alquilado. "Es un centro religioso para poder rezar, pero también es una asociación cultural donde desarrollamos cuestiones internas de la entidad y hacemos diversas actividades como clases de árabe los fines de semana para los niños, con el fin de que no pierdan el contacto con su cultura y tengan más de lo que aprenden en casa", señala Choraifi, quien tiene en mente otros proyectos, "pero somos pocos y tenemos pocos recursos".

La mezquita lleva varios viernes, día sagrado para los musulmanes, sin poder acoger los rezos. Ese es el día en los que se concentra más gente, aunque en esta ocasión tampoco podrá acoger la multitudinaria reunión de la noche 27 del Ramadán, en el que entraron hace tres días. "Aunque se nos permita salir, siguen sin autorizarse las reuniones y esa es una jornada en la que nos juntamos y comemos juntos", cuenta con pesar Omar.

En su caso concreto, el confinamiento durante el mes sagrado para los musulmanes tiene la ventaja de que "el ayuno se lleva mejor en casa que trabajando, pero la parte negativa es que no podemos ir a la mezquita a disfrutar de las oraciones".

INTEGRACIÓN. Omar Choraifi lleva treinta años asentado en nuestro país, los últimos trece en A Mariña, donde han nacido ya sus hijos pequeños. Asegura que la convivencia es buena, aunque reconoce su dificultad para integrarse al cien por ciento, porque "Por nuestra religión no bebemos alcohol, ni comemos carne de cerdo ni asistimos a fiestas con música", pero se sienten respetados "y tenemos amigos que nos aceptan con nuestras costumbres".

Laboralmente, la mayoría también están integrados. "El que es serio y busca un trabajo no suele tener problema", dice Choraifi.

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