Burela refuerza los programas de inmigración para aunar la integración de 40 nacionalidades

No hay problemas graves de convivencia, pero falta interacción entre los grupos, que se busca atajar para frenar la aparición de guetos
Noelia María Ben y Jorge Neira, en el concello burelés. J.M.ÁLVEZ
photo_camera Noelia María Ben y Jorge Neira, en el concello burelés. J.M.ÁLVEZ

En el municipio de Burela, de menos de ocho kilómetros cuadrados, conviven cerca de cuarenta nacionalidades. La convivencia es buena y no hay conflictividad pero se detecta falta de interacción entre los grupos, que tratan de prevenir para evitar los guetos. Por ello, desde el Ayuntamiento se refuerza el programa de atención a inmigrantes y, además de contar con una concejalía y una técnico específica para este materia, se suman una asesora jurídica y un mediador cultural, con subvenciones de la Xunta y el Fondo Social Europeo. Todos coinciden en que la mayoría de las dificultades vienen derivadas del desconocimiento del idioma.

"Se non coñeces a lingua é moi complicada a integración, porque non te entendes", reconoce la edil de inmigración, Noelia María Ben, quien reclama más implicación de la Consellería de Educación para contar con profesorado específico para ayudar en las aulas, pues "como sempre nos recordan dende os centros de ensino a situación que se dá en Burela non ten nada que ver coa do resto da comarca, polo que demandan máis apoios".

Unos centros con los que mantiene reuniones el mediador cultural, Jorge Neira Rodríguez, quien recuerda que buena parte de los niños extranjeros que se incorporan a las aulas lo hacen como consecuencia de un reagrupamiento familiar, en ocasiones ya preadolescentes y a los que se pone en clases más bajas de las correspondientes a su edad, lo que es un primer escollo para la integración, que puede verse agravada "porque cos recortes non teñen apoios específicos para aprender o idioma e vense obrigados a compartir docentes de Audición e Linguaxe e Pedagoxía Terapéutica co resto dos nenos da aula que teñan algunha dificultade", denuncia Ben.

Una falta de atención que puede generar más problemas a medio plazo, pues "se está perdiendo un importante potencial de gente que podría estudiar y formarse y también ayudaría a que hubiera menos problemas sociales en un futuro, porque muchos, a los 16 años, cuando finaliza la etapa obligatoria escolar, abandonan y no tienen donde emplearse", cuenta el mediador cultural.

CONTACTOS. Para poder hacer frente al día a día desde el Ayuntamiento se ha conseguido tener una persona de contacto en cada uno de los colectivos, que haga de traductor y de mediador de aspectos propios de la idiosincrasia de cada una de las culturas. Un paso que parece sencillo, aunque no lo ha sido tanto, "pero que está sendo de moita axuda", recalcan desde el Concello burelés.

Con su apoyo, lo que están haciendo es "entablar conversaciones, tanto con todas las asociaciones de inmigrantes como de empresarios y organismos que en Burela tengan trato con inmigrantes, que son casi todos, para conocer sus demandas. Buscamos tratar de llegar a ellos para que te cuenten sus problemas reales, conocer cuál es su situación y ver cómo podemos ayudar", reconoce el mediador cultural.

Los encuentros también se han extendido a las comunidades religiosas, con el fin de que todas aporten en beneficio de la convivencia pacífica que se da en la actualidad. A los encuentros con el párroco católico —en la iglesia de Burela se venera también una santa caboverdiana— se han unido otros con responsables de la mezquita musulmana y con los Adventistas del Séptimo Día.

Hay varias formas de intentar las cosas, pero "ninguna es inmediata. Lo que hacemos es poner el primer grano para hacer la montaña", dice Neira

"¿Cuántas chicas negras trabajan de cara al público que no sea en la hostelería?"
El mediador cultural es claro: "En Burela si se compara con el resto de España no hay racismo", pero también advierte de la importancia de ponerse en el otro lado. "Si le preguntas a los inmigrantes te dirán que sí, que se sienten desplazados", señala, para corroborar sus sospechas con una pregunta: "¿Cuántas chicas negras están trabajando de cara al público que no sea en hostelería?".

Una pregunta fácil de responder, pero que el técnico reconoce que no es un hecho específico de la localidad mariñana. "No hay más que fijarse en el grupo Inditex, no hay dependientas negras en Galicia", recalca.

MAR O BARES. Otra de las quejas que comparten los colectivos de inmigrantes es que las salidas laborales que les ofrecen se limitan a su formación en la Escuela de Hostalaría de Foz o la pesca, "pero ir al mar no es igual en un puesto que en otro y en Burela solo hay un patrón negro", cuenta Neira, quien reconoce que en ocasiones "el nivel de compromiso con los hijos para que estudien de los extranjeros no es igual que el que pueden tener las personas de aquí".

 

Garantía de que las mujeres musulmanas serán tratadas por personas del mismo género
Las intervenciones que se acometen en Burela pueden incluir algunas concesiones, como el hecho de garantizar a la comunidad musulmana que sus mujeres van a ser tratadas por personas de su mismo género. "Igual no está bien desde nuestro punto de vista pero nos interesa que se vayan abriendo a nuestra cultura y nosotros enriquecernos con la suya", cuenta el mediador cultural. Aunque algunas actitudes resulten chocantes "no hay que entrometerse, porque entonces no estamos haciendo bien el trabajo", recalca.

También reclama más empatía por el lado de los nativos y una mayor implicación en las actividades de las comunidades extranjeras. "Seguro que muy pocos bureleses conocen cómo se llama el idioma que hablan en Cabo Verde y que pocos habrán visto el traje regional peruano, porque no se participa en las fiestas de los otros", insiste.

Por ello, desde Burela se lleva años apostando por llevar determinados eventos culturales a los centros de enseñanza y fomentando la participación de las diferentes comunidades en citas conjuntas. 

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