Arribar, descargar y vuelta a empezar en la pesca, un sector con más dificultades

Buques de Gran Sol apenas paran en puerto mientras que a los arrastreros y al palangre de superficie les cuesta más relevar tripulaciones
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photo_camera El pincheiro Brisca y el arrastrero Pino Ladra, ayer en el puerto de Celeiro, bajo nubarrones del temporal.

Para la que está cayendo, el precio de la merluza de pincho aguanta bastante bien. Quienes pisan a diario las lonjas de Burela y Celeiro ven peor la de volanta, de menos calidad y que la pasada semana bajó del euro el kilo en lonja. "Lo que tira el precio medio es el pescado más pequeño pero la terciada o la grande está aguantando ahora la cotización", señalan en Celeiro, donde ayer vendieron seis barcos.

El trabajo a bordo, al ser una actividad esencial, sigue con gran ritmo para la flota de altura, aunque los volanteros faenan mucho para ganar menos. Los pincheiros apenas permanecen en puerto más que las horas de llegada a puerto y descarga. Los patrones vuelven a zarpar hacia el caladero inmediatamente. Es difícil ver más de uno o dos amarrados.

EL TEMPORAL PARA LA XARDA. Donde sí se notó ayer el parón fue en la flota de arrastre y artes menores metida en estas fechas en plena campaña de la caballa. El duro temporal impidió fanear incluso a los arrastreros pues el nordés azotó la costa, registrándose en Burela un fuerte oleaje y temperaturas que no superaron los ocho grados. Tras registrarse rachas en Viveiro de 95 km/h, este martes soplará del Este, también fuerte.

Si las condiciones meteorológicas no son las mejores, tampoco las sanitarias facilitan la pesca. La gran mayoría de barcos de Gran Sol navegan hacia Burela y Celeiro y solo unos pocos envían pescado descargado en Irlanda y por carretera. Hay dificultades crecientes para operar. El transporte y relevo de tripulantes es cada vez más dificultoso, sobre todo en países terceros. El Gobierno gallego comunicó a las embajadas españolas en terceros países las dificultades en algunos territorios por causa del coronavirus.

La Dirección Xeral de Relacións Exteriores con la Unión Europea, en coordinación con la Consellería del Mar y la Secretaría Xeral de Emigración, ha contactado con las embajadas españolas de Perú, Cabo Verde, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Namibia mostrando su preocupación por los tripulantes de las flotas arrastrera congeladora o de palangre de superficie que faenan en aguas exteriores y agradece las gestiones que puedan contribuir a facilitar su situación y mantener su operatividad.

Entre los obstáculos señalados por representantes de varias entidades pesqueras tanto a la Xunta como al Gobierno está la «imposibilidad» de relevar tripulaciones.

Al sector le preocupan las medidas de protección de los tripulantes, la disminución del mercado y por la saturación de la capacidad de almacenamiento frigorífico de los buques al cerrar los canales de distribución a terceros países por la alerta sanitaria del coronavirus, la reducción de la actividad industrial y la paralización de la hostelería y la restauración en España. La Xunta ha pedido al Gobierno la puesta en marcha de ayudas directas e indirectas a mar-industria.

TEMERIDAD AL EMBARCAR. La Asociación Española de Titulados Náutico Pesqueros (Aetinape) ha solicitado a la Secretaría General de Pesca y a la Dirección General de la Marina Mercante que no enrolen ningún tripulante sin hacer el test del coronavirus.

"Resulta una temeridad que desde el Ministerio se delegue en el patrón/capitán de un buque la responsabilidad de que puedan enrolarse tripulantes en el mismo, en pleno estado de alarma"», señalan. Exige que los trabajadores del mar sean sometidos a un análisis sanitario a través del test del coronavirus, con todas las garantías, antes de embarcar.

"En la circular gubernamental figura que el patrón ha de preguntar a cada tripulante sobre su sintomatología, el riesgo previo al que pudo haber estado expuesto, y si tiene una fiebre superior a los 37 grados. Resulta increíble que el Estado delegue la responsabilidad que no le compete en el patrón/capitán, competencia que es de las autoridades sanitarias, y permita embarcar a sus ciudadanos para largas campañas de pesca y navegación en un espacio de trabajo tan reducido y peculiar como un barco, con una simple comprobación doméstica sobre la infección que asola el mundo", dicen.

"Se necesitan -añaden- protocolos rigurosos de prevención y actuación para toda la sociedad, pero especialmente para personas embarcadas, puesto que su alejamiento, condiciones de habitabilidad y de trabajo las hace mucho más vulnerables en caso de necesitar asistencia médica y traslado a un centro sanitario".

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