Aldeas deshabitadas de A Pontenova cobran vida gracias al turismo

En Labrada y As Quintas vivía una persona en cada una y desde hace meses tienen la compañía de los huéspedes de nuevas casas rurales

Casona de Labrada. CASONA DE LABRADA
photo_camera Casona de Labrada. CASONA DE LABRADA

Aldeas prácticamente abandonadas de A Pontenova, en las que tan solo vivía una persona -como es el caso de Labrada y el de As Quintas-, están volviendo a la vida, gracias a la venta de casas en ruinas o muy antiguas, que en la mayoría de los casos se están destinando a turismo rural. Lo curioso además es que muchos de los compradores vienen de fuera de Galicia; se han enamorado de la zona y han adquirido las viviendas para rehabilitarlas. Los hoteles de más reciente apertura han sido la Casona de Labrada, el Lar de Víes de Neipín y Casa Ramoncín, en Vilaboa, todos ellos con sus respectivas webs.

La inversión necesaria para la rehabilitación, por ejemplo, en el caso de la Casona de Labrada, ha sido 15 veces mayor que la destinada a la adquisición y duró cuatro años, empleando a profesionales de Meira, Castropol y Vilaoudriz, entre otros. Tiene además un punto de recarga casi único en el norte peninsular de Tesla, para los vehículos eléctricos: "Cada año, pueden venir una docena de huéspedes con este tipo de turismos", matiza Susana Sanz, la copropietaria madrileña.

"Fue un flechazo. La encontramos por internet. Nos gustó. Quedamos con una inmobiliaria para verla y la adquirimos a finales de 2008", señala, pero la abrieron en diciembre de 2016. Como ellos han trabajado en el sector de las energías renovables, la casa utiliza la geotermia para el agua caliente y la calefacción de suelo radiante. Reciclan las pluviales para el riego y las grises para las cisternas; todo con la intención de que sea una residencia autosuficiente.

La de Labrada cuenta con un punto de recarga Tesla para coches eléctricos y es casi autosuficiente desde el punto de vista energético

El complejo data de 1.800 y pertenecía a los propietarios del restaurante pontenovés La Cubana. Un descendiente vive en Conforto y ha podido ver cómo ha quedado. El pasado mes de mayo compraron también la finca de enfrente y la de al lado. Retirarán los eucaliptos para crear bosque autóctono y pradería y para criar animales.

Actualmente cuenta con cinco habitaciones, con estancias a partir de 92 euros, que incluyen desayunos a base de productos de la zona, como mermeladas de Taramundi y panes del horno de leña de Linares, de A Pontenova.

Prevén acoger bodas y eventos íntimos, aprovechando el hecho de que "en una finca había una capilla de San Antonio" que también recuperaron. Piensan también en instalar un spa y una sala polivalente para acoger reuniones, hacer yoga y disponer de un gimnasio.

"La región tiene mucho que ofrecer, con las minas que pretende el Concello potenciar y la vía verde del tren minero", señala. Les recomienda a sus huéspedes visitar As Catedrais o el castro de Viladonga, entre otros destinos, y trabaja con empresas de turismo activo, para rutas en bici, senderismo o actividades a caballo.

La única habitante de Labrada, desde hace años, es Elena Campos, aunque su hijo vive cerca, pero en otro barrio. A sus 93 años, recibe, de vez en cuando, la visita de los huéspedes de la Casona, como ocurrió recientemente con unos valencianos que le llevaron una paella que habían preparado.

Unos compradores animan a otros, como ocurrió en el caso de la propietaria de otra casa de turismo rural de reciente apertura, la del Lar -palabra que significa "hogar"- de Víes, en Neipín, en el kilómetro 7 de la carretera a Fonsagrada. En una aldea donde residían apenas cinco familias, se han restaurado al menos tres casas más, incluyendo el hotel. No solo han rehabilitado la suya, sino que ayudaron a un amigo, también de Madrid, a adquirir otra en Candaedos, también en A Pontenova.

Generan además empleos en la zona, no solo por sus proveedores, sino por las personas contratadas para ocuparse de la gestión directa de las casas, mientras los propietarios residen fuera.

La demanda es de tal calibre que ya hay reservas en casi todas las casas rurales consultadas para el mes de agosto. La de Neipín ha tenido clientes de Miami o de Australia, al igual que la de Labrada, con viajeros de Holanda y de otros países europeos.

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