Los albergues del Camino Norte se preparan a la espera de los peregrinos

En febrero no pasó ningún caminante y en enero solo llegaron tres a Santiago por esta ruta
Albergue privado de A Ponte, en Ribadeo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Albergue privado de A Ponte, en Ribadeo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Los negocios asociados al Camino Norte están siendo otros de los grandes perjudicados por la pandemia, entre los que destacan albergues paralelos a las distintas rutas. El inicio de año, con el cierre decretado por la Xunta de todos estos hospedajes a mediados de enero, unido a las restricciones en la movilidad, ha provocado que todas las rutas para llegar a Santiago languidezcan.

El Camino Norte no es ajeno a esta situación y las cifras de peregrinos en los dos primeros meses son palmarias. Cubriendo esta ruta solo recibieron la Compostelana tres personas en enero —60 entre todas las opciones— y en febrero no lo hizo ninguna, por los 14 que llegaron a Santiago por otras rutas. Al contrario de lo que muchos piensan, los peregrinos no cuentan con un permiso especial y se expondrían a una multa si cruzan algún perímetro cerrado, ya sea municipal o autonómico.

La afluencia va mejorando, pero lo hace muy lentamente. Este último viernes eran tan solo nueve los peregrinos que alcanzaban la Praza do Obradoiro. Nada tienen que ver estas cifras con las del 2019 o incluso con las del pasado año, donde en los tres primeros meses transitaron por el Camiño Norte 212 personas—101 en enero, 60 en febrero y 51 en marzo—, antes de que se decretase el estado de alarma. En 2019 habían sido 299, repartidas en 73 en enero, 54 en febrero y 165 en marzo.

Así las cosas, los propietarios de albergues privados observan con mucha atención las cifras de contagio y las distintas decisiones de Gobierno y Xunta. Muchos mantienen sus negocios cerrados y aguardan al 9 de mayo, fecha en la que decaerá el estado de alarma actual y en la que quizá empiecen a tener unas perspectivas más claras sobre cómo se va a desarrollar el resto del año.

Ya dan por perdido abril, a pesar de que la llegada de la primavera siempre activa mucho la afluencia de peregrinos. Por ejemplo, en el 2019 se multiplicó casi por seis la cifra de caminantes con respecto a marzo, pasando de 165 a 914. Algo similar había acontecido en el 2010, último Año Xacobeo, subiendo de 278 a 723.

"Pechamos en novembro porque non había peregrinos e non temos expectativas de abrilo nas próximas semanas", señala resignada Ángeles Montero, propietaria del Albergue Montero de Mondoñedo. "No inverno non nos compensa abrir e gastar por exemplo en calefacción para unha ou dúas persoas que podían pasar este ano. Algún que chegou atendémolo no hotel coas condicións do albergue. O que si temos é todo xa máis ou menos limpo e preparado para abrir en canto se reactive a afluencia de xente", afirma.

Otros que sí tienen abiertos sus negocios, como el ribadense Antonio Fernández, lo hacen porque "teño todo automatizado e aténdoo eu só, pero cun 30% de aforo, o que viva só disto non vai dar feito", afirma con rotundidad.
 

"Mentres non abra Asturias, non hai nada que facer, así que a ver se en maio se reactiva"

Antonio Fernández gestiona en Ribadeo los albergues privados A Ponte y Río Eo. "O ano pasado xullo empezou moi ben, pero veu o gromo da Mariña e só puidemos remontar algo en agosto, porque no outono baixou moito. Eu mantiven aberto sempre, salvo cando mandou pechar a Xunta, pero andan xogando cos aforos e é moi difícil todo". En A Ponte cuenta con un local con 20 plazas y otro de ocho. "No de oito podo meter dúas persoas e no de 20 tan só oito. Así é inviable. Nos albergues non se detectou ningún gromo o ano pasado, cando estábamos ao 70%, e non entendo por que este ano estamos ao 30%, cando ademais apenas temos clientes", razona. Espera que en mayo mejore, "pero mentres Asturias estea pechado, non hai nada que facer", afirma.


"Estaría encantada con cubrir o 30% de aforo, pero non hai xente e non abrirei en abril"

Ángeles Montero gestiona en Mondoñedo un albergue, un hotel y un restaurante, tres negocios muy afectados por las restricciones. "Se non hai unha Semana Santa normal, non compensa abrir o albergue en abril", apunta. Mientras, "a algún peregrino atendémolo no hotel, pero os servizos do albergue inclúen algúns que necesitan como cociña ou lavandería", explica. Asegura que si cubriese el 30% de aforo que puede ocupar ahora "estaría encantada, pero non xunto esas doce persoas en todo o mes". Las buenas perspectivas que tenían se fueron al traste. "O ano pasado tiñamos un montón de reservas de peregrinos para o hotel e o albergue, pero quedou todo en nada. Este ano vai polo camiño", predice

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