Abrupto final para la costera del bonito

El temprano cierre del día 23 certifica que la cacea ganó la batalla de 1994 contra las volantas francesas pero va perdiendo la guerra por una pesquería tradicional

Momento de la captura a cacea de un bonito en aguas del Cantábrico. LOMBARDERO
photo_camera Momento de la captura a cacea de un bonito en aguas del Cantábrico. LOMBARDERO

Mucho antes de lo esperado por los pescadores, dos meses antes de lo que marca la tradición, la costera del bonito del 2018 rematará el próximo jueves por orden gubernamental al agotarse el cupo de 15.015 toneladas asignadas a España. Días atrás la Secretaría General de Pesca del ministerio del ramo había fijado para este viernes el cierre precautorio y hacer recuento de lo desembarcado. Más de 300 barcos y lanchas deberán volver a puerto, finiquitando así una campaña de buenas capturas. Los mercados quedarán en pleno agosto en manos del bonito congelado y del que coloquen los arrastreros pelágicos franceses e irlandeses, de muy inferior calidad y nulo respeto medioambiental. A Burela no le ha ido mal con la costera pues, a pesar de enviar solo cinco barcos, ha captado muchas descargas foráneas. Pero podría haberla rentabilizado más.

¿POR QUÉ SE HA AGOTADO LA CUOTA TAN PRONTO?
Si en la anterior campaña —cuando se cerró la pesquería pocos días antes de su remate en octubre—, habían sido los pescadores canarios los que cargaron al inicio sus bodegas con cuatro millones de kilos, dejando el cupo temblando para los pescadores del norte peninsular, esta vez los bancos de bonito han pasado de largo por las islas y se han metido muy pronto en el Golfo de Vizcaya, algo que los pescadores atribuyen a las altas temperaturas del agua y el cebo que encuentran en otras especies en recuperación como el bocarte. Esa llegada ha sido un maná para la flota vasca y cántabra que captura el bonito a caña y con cebo vivo mantenido en tanques. Para hacernos una idea, uno de dichos tanqueros puede meter a bordo en una sola parada de varias horas 50.000 kilos de bonito, algo impensable para barcos de cacea como los que hace décadas mandaban desde Burela o Bermeo y que necesitaría dos semanas para completar semejante marea. El tanque, que siempre pescó más, se ha encontrado el bonito al lado de casa y en julio cargó a diario las bodegas. Para el resto, las lanchas de varas y curricán, tampoco ha ido mal, pero planeaban trabajar escalonadamente hasta octubre. Si el cierre se aplaza a la próxima semana es porque en los últimos días se pesca menos; el bonito se ha ido al fondo y no entra tan bien a las líneas. Un bache por otra parte habitual en las costeras a estas alturas del verano.

EL RECORTE DE CUPOS GENERA EL DESCONTENTO
El cabreo de las tripulaciones es monumental, similar a otro reciente cuando el Cantábrico rebosaba de verdel y también tuvieron que dejar la xarda sin pescar al agotarse una cuota primaveral que tampoco ven justa. Desconfían de los repartos e intereses de la Unión Europea y el organismo que regula las pesquerías de especies migratorias, el ICCAT. El motivo es claro: las flotas artesanales españolas pierden posiciones en muchos caladeros frente a las industriales que impulsan países del norte interesados, eso sí, en el mercado español. Además, está la memoria histórica que indica que el bonito no estaba regulado con cuotas hasta hace unas décadas. En los primeros años de los 90 del siglo XX, con 90 embarcaciones en Burela, preocupaban las volantas francesas que esquilmaban el mar pero no las cuotas. Las 28.000 toneladas daban para pescar y la flota mariñana, vasca y cántabra se distribuía en cuadrillas entre los paralelos 46 y 49 norte en busca de los bancos. Entonces participé e dos campañas del bonito y a nadie preocupaban las cuotas. Una vez erradicadas las volantas, la presencia de pequeños arrastreros pelágicos hacia el final de la costera apenas incomodaba. Pero la pesquería del atún blanco, al igual que las flotas y gentes que comían de él, han cambiado mucho.

LANCHAS PEQUEÑAS Y DE FUERA, VENDEN EN BURELA
"Pescar bonito es complicado, hay que poner el barco fino en timón y eje para que el pescado atraque y con esto nos lo están poniendo mal. Nos aprietan tanto las clavijas que pensamos que a la flota artesanal nos quieren quitar de en medio", nos decían los tres tripulantes del Siempre Alegría, una lancha de 13 metros e irónico nombre que entra y sale a diario de Burela a buscar bonito. Es de Castro Urdiales. En el muelle apenas podíamos ver a los de casa. Solo el Espadín Dous, el Peixiño y el único grande en la costera, el Siempre San Prudencio. Burela apenas pesca ya bonito pero lanchas y barcos vascos o cántabros venden aquí, aunque pierdan un día en el viaje, lo que agradece Miguel Neira, gerente de Absa, donde hasta ayer habían rulado 838.000 kilos. Les compensa porque Burela sigue teniendo nombre, una buena red de clientes y muchos compradores de bonito. Si ya apenas hay barcos locales es porque al renovar los de madera se primó rentabilizar el hierro todo el año y no solo con unos meses de costera, más algo de bocarte, espada o volanta. Ahora los palangreros de superficie, con túneles de congelación a bordo, capturan escualos todo el año. En mares lejanos. El bonito está quedando para barcos pequeños. Este año en que se ha acercado mucho a la costa, incluso algunas con solo dos hombres, sin nevera. Con la xarda y el bonito, dos especies ‘abundantes’, pueden cuadrar unos números que cojean en otras pesquerías. Así, lanchas que nunca habían acudido a la costera, apostaron por ella en 2018 por primera vez. De ahí su enfado por el prematuro cierre.

¿COMPENSARÍA UN REPARTO DE CUOTA POR BARCO Y HOMBRES?
En principio, permitiría repartir los cupos a lo largo de toda la migración del bonito pero es complicado o no interesa. Lo intentaron precisamente los tanqueros guipuzcoanos y cántabros pero no parece un buen negocio para Galicia y su flota actual. Tampoco la cacea vizcaína estuvo a favor. Más que un reparto de derechos, el gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Lugo, Sergio López, apuesta por una ampliación del total admisible de capturas (TAC) actual. "Podría duplicarse sin colapsar el recurso —opina—, suponemos que el próximo año se mejorará la cuota tras un intento de incrementarla a 50.000 toneladas (ahora las europea son 33.600), sin acuerdo de científicos y políticos. También se propuso compartimentar el caladero, con contingentes para Canarias y el resto. No prosperó".

¿PODRÍA HABER OTRA GUERRA DEL BONITO?
No. Galicia carece ya de flota suficiente para ir a una guerra de artes frente a los arrastreros pelágicos. La cuota gala de bonito son 5.871 toneladas y la irlandesa 2.845. Hoy es asunto de topes y políticas con las comunidades. El tanque y el arrastre pelágico sí jugaron bien sus cartas. Podría haber batalla si ajustan cupos para tiburones, pero otra del bonito parece ahora casi imposible.

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