Visto para sentencia el juicio de Desirée Leal: turno para el jurado popular

Las acusaciones mantuvieron su petición de prisión permanente revisable y el abogado pide su absolución ► La madre tuvo la última palabra: "Yo solo quería que fuese feliz"
Ana Sandamil llega a la Audiencia de Lugo. VICTORIA RODRíGUEZ
photo_camera Ana Sandamil llega a la Audiencia de Lugo. VICTORIA RODRíGUEZ

La vista oral por el asesinato de Desirée Leal el 3 de mayo de 2019 ha llegado a su fin este lunes en la Audiencia Provincial de Lugo y sin sorpresas, pues las acusaciones, pública, particular y popular, piden para Ana Sandamil, la madre de la niña y acusada, la prisión permanente revisable, y su abogado, la absolución. El jurado popular ya ha iniciado las deliberaciones. 

El inicio de la sesión dedicada a las conclusiones finales fue duro, pues comenzó con la llamada de María Novo, abuela materna de la menor, que contaba seite años, a Emergencias. Entre gritos, decía que su nieta estaba muerta, que acudiesen rápido a la vivienda de Muimenta, "por Dios". Y, por su ansiedad, dio incluso mal los apellidos de la pequeña.

"Mi hija está mal. Entonces, yo no sé nada", acertó a soltar en esa comunicación, también, totalmente alterada.

Si este fue el terrible comienzo, el final terminó con la enjuiciada haciendo uso del derecho a la última palabra. 

EL TESTIMONIO DE LA MADRE. Con llanto entrecortado, Ana Sandamil remarcó nuevamente que quería mucho a Desirée, que jamás le habría daño, que no recordaba lo que había pasado, que quiso morirse ella misma, que la niña era lo mejor que le había ocurrido, y que Desi "era buena, demasiado buena".

"Mi importancia era que fuera feliz. Todo lo máximo que podía hacer se lo hacía", llegó a decir, para continuar con una enumeración que incluía desde piscina, a pandereta, pesca deportiva o vacaciones con amigos en un piso con piscina.

"Yo sólo quería que fuera feliz, no con quién, ni cómo, ni dónde", fue otro de sus comentarios. Habló Ana Sandamil de que ella era hija de padres separados, y que siempre tuvo relación con los dos. "Sé lo que es eso".

Dijo desconocer que su ex y padre de Desirée, José Manuel Leal, quisiese la custodia compartida. Del mismo modo rechazó que las fotos de la menor entregadas a sus tíos paternos tuviesen como intención ser el último recuerdo que iban a tener de ella, al desvelar que se las hacían en el colegio y que las había comprado.

Y su alegato se concentró en: "Jamás actuaría así en mis plenas facultades", "no soy así", "no le hago daño a la gente", "no sé cómo pasó lo que pasó", "era la niña de mis ojos", "aún no me creo que no la pueda volver a ver", "es increíble".

FISCALÍA. Antes, Ministerio Fiscal, acusación particular –la ejerce el padre– y popular –Fundación Amigos de Galicia– insistieron en que Sandamil actuó siendo consciente, y la única licencia admitida por las dos últimas partes es una alteración parcial nunca grave por la enfermedad de base de la acusada (un trastorno de personalidad).

La fiscal consideró que la clave está en el "odio" que Ana Sandamil sentía por su ex pareja y, a la vez, en la "cosificación" de la hija en común.

Si la presunta verdugo tenía sus facultades afectadas, esto era "no más allá de lo mínimo", se esforzó en puntualizar, y bajo ningún concepto estaba "anulada".

Citó la representante del Ministerio Público varias conexiones de la procesada con la realidad, como dar el número completo de su tarjeta sanitaria, buscar una coartada (ingesta medicamentosa), negarse a entregar los dispositivos móviles, no firmar su declaración al no haber membrete oficial, etcétera.

Su trastorno, enfatizó, es "moderado" y en ningún caso su delirio estaba centrado en Desirée, por lo que "no se puede decir que matase a la niña por su enfermedad".

"Mente afectada y, el resto, es maldad pura y dura. Con sentido común van a llegar a la misma conclusión", dijo a los nueve miembros del jurado que ahora deberán deliberar. "Todo encaja. Es mucho más sencillo de lo que parece".

LA ACUSACIÓN PARTICULAR. Manuel Ferreiro, letrado de la acusación particular, hizo especial hincapié en que Ana Sandamil "planificó" el desenlace de la niña y, por las "reglas del juego", únicamente, aceptó la afectación parcial a la que aludieron los forenses, que además añadieron que "fingía y exageraba síntomas".

Pidió Ferreiro al tribunal popular atender a los peritos que constataron que no tenía delirios con la niña, que perdió la vida por un estrangulamiento y asfixia, no por la "intoxicación que pretendía la madre colarnos".

Explicó que la afectación grave comporta rebaja de penas, por lo que "si existen dudas razonables, tienen que ir a la leve", a la parcial, la que se detalló aquí "cincuenta veces". Y mentó este representante legal la "coartada", la de tomar fármacos la niña por un equívoco, ya que "una coartada te conecta con la realidad".

ACUSACIÓN POPULAR. El abogado de la acusación popular, Francisco José Lago, como sus compañeros, subrayó que Ana Sandamil "comprendía, tenía conocimiento de lo que estaba haciendo" y nadie de los testigos ha dicho que "esa alteración parcial fuese grave".

"Sus facultades volitivas estaban parcialmente afectadas", vale, observó, de ser el caso que así quede probado, como los especialistas han reconocido; pero no las "intelectivas".

Y lo que llevó a cabo, suscribió, fue un "asesinato, revelador de una mayor energía criminal" que otro tipo delictivo, de una alevosía.

El padre de Desirée, ante la Audiencia. VICTORIA RODRÍGUEZ
El padre de Desirée, ante la Audiencia. VICTORIA RODRÍGUEZ

LA DEFENSA. El abogado de la defensa resumió que "no hay ninguna prueba de que Ana hubiera ocultado pruebas", lavando la cara de la niña o escondiendo el pantalón de su pijama donde había sangre de Desirée.

"Ana respondió a todas las preguntas, sin estar en condiciones de hacerlo. Las posibles contradicciones -que matizó que no son tales pese a que se intentan hacer ver- se explican por ello. Ana colaboró totalmente en el procedimiento. Siempre ha dado la misma versión". Este letrado solicitó la eximente completa, que conllevaría su internamiento en un psiquiátrico.

La noche de autos "tenía alteradas sus facultades mentales de forma muy importante e, incluso, anuladas por completo", expresó, por lo que su castigo "debe ser congruente". "No se trata de ensañarse con Ana. Ana ya ha sufrido bastante. Tiene una enfermedad de por vida. No tiene a su hija. Y ahora sabe que ella causó la muerte" a la niña, zanjó.