Tres décadas y un hasta luego

La familia Castro López, responsable del hostal y restaurante Ruta Esmeralda de Baamonde, organiza este sábado una fiesta de despedida y agradecimiento para clientes, vecinos y amigos
Manuel, con sus padres, María Soledad López y Manuel Castro Sánchez. EP
photo_camera Manuel, con sus padres, María Soledad López y Manuel Castro Sánchez.

Manuel Castro, natural de la parroquia vilalbesa de Xoibán, y María Soledad López, de la de Oleiros, se casaron hace tres décadas. Eran jóvenes, muy jóvenes, pero eso no les impidió ponerse al frente de su propio negocio, el hostal y restaurante Ruta Esmeralda de Baamonde, al que han dedicado 30 años de sus vidas y del que mañana sábado, a partir de las 19.00 horas, se despiden con una fiesta para agradecer a sus clientes, amigos y vecinos su fidelidad durante este tiempo.

"Os inicios foron bos grazas aos donos do local, que nos axudaron moito, foron como uns pais para nós, estámoslles moi agradecidos", cuenta Manuel Castro Sánchez, que con 17 años comenzaba a trabajar en el negocio como empleado. Hasta que dos años después, los dueños depositaron su confianza en él y en su mujer para traspasarles el negocio.

"Déronnos unha oportunidade con 19 anos que tiñamos daquela, ofrecéronmo eles e iso é algo que nunca olvidarei; e así empezamos, a muller na cociña e eu trala barra", recuerda Manolo echando la vista atrás, repasando los 30 años que llevan al pie del cañón. Siempre juntos. Un equipo al que hace siete años sumaron a su hijo Manuel.

Cuando ellos empezaron, era la N-VI la que llevaba y traía clientes. Hasta que llegó la A-6. "Coas obras estabamos case sempre abertos, tiñan tres turnos de traballo e nós adaptabámonos aos seus horarios", recuerda Manuel sobre uno de los momentos álgidos de su negocio, igual que el "boom" de la construcción.

En cambio, la posterior apertura de la autovía les hizo dudar de su futuro. "Chegamos a pensar que había que cerrar, pero tivemos outra clase de clientes y seguiron vindo camioneiros ou moita xente os domingos", precisan. Y llegó el Xacobeo 93. El Camino Norte empezó a traer cada vez más peregrinos y otras oportunidades de negocio, sobre todo en el verano.

Aunque notaron la crisis de 2008, sobrevivieron y se recuperaron, hasta el punto de que en 2016 apostaron por reformar el restaurante y empezaron a organizar cenas-baile, un gran éxito, igual que las celebraciones familiares o las comidas de empresa.

Además del restaurante-parrillada, con menú diario y de fin de semana y especialidades como el rabo de toro, la Ruta Esmeralda cuenta con 13 habitaciones, lo que hace necesario tener una buena plantilla que alcanza la decena de personas en verano, la mitad en invierno. Y pese a la dificultad actual en la hostelería para encontrar empleados, Manolo no puede dejar de destacar al personal más longevo, «que é da casa».

Quizás Manolo no eche de menos abrir a las siete de la mañana, pero sí «o falar cos clientes, o trato coa xente». Aún así, siente que es «o momento de descansar», aunque solo sea un hasta luego. Mañana, la familia Castro Sánchez se despide de lo que fue su hogar, su gente, durante tres décadas, y que en 2020 volverá a abrir con nueva gerencia.

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