"Sabía que mi niña no se había muerto sola"

El padre de Desirée valora que "por fin se dé un paso" en la investigación pero asegura que es "desesperante" no saber qué pasó y si su hija sufrió

La vivienda de Desireé, en Muimenta, y una imagen de la pequeña. EP
photo_camera La vivienda de Desireé, en Muimenta, y una imagen de la pequeña. EP

Tras la tensa calma de las últimas semanas, después del fallecimiento de Desirée en Muimenta hace ya casi un mes, la decisión judicial que señala a la madre confirma todas las sospechas de lo que se convirtió en una especie de secreto a voces.

"Yo sabía que mi niña no se había muerto ella sola, y sigo segurísimo de eso, ella no se toma nada por error, con siete añitos era muy inteligente y mi niña estaba sana", asegura José Manuel Leal, el padre de Desirée, al otro lado del teléfono, con voz pausada pero "lleno de rabia por dentro", como él mismo reconoce, de seguir preguntándose "¿por qué?".

"Jamás me esperaría que un ser humano le hiciera algo a un niño. Es demoledor, esto no me lo esperaría en la vida", dice, mientras recuerda que el día de la Festa da Filloa, dos días antes de que lo llamasen para avisarlo de la muerte de su hija, habló con ella por teléfono. "Conseguí hablar con ella por la noche y estaba perfecta. El viernes me tocaba recogerla en Muimenta", rememora, y se hace un silencio.

"Sigo sin entenderlo", comenta, al tiempo que valora que "por fin" se haya "dado un paso" hacia adelante en la investigación por parte del Juzgado de Instrucción número 1 de Vilalba. Pero prefiere "ser cauto", al menos por el momento y de su expareja, la madre de la niña, solo indica que su relación "era la justa".

"Recoger e ir a buscar a la niña o hablar de cosas puntuales como ir al dentista o a alguna actividad y poco más", dice. La custodia la tenía ella y él veía a la pequeña en régimen de visitas.

"Siempre me he desvivido por mi hija, haciendo viajes desde A Coruña —donde trabaja como vigilante de seguridad— a Muimenta, de Muimenta a A Coruña o a Roupar, a casa de mis padres. Había intentado alguna vez conseguir la custodia compartida, pero por temas económicos no podía costearme un abogado", explica, mientras asegura que las opiniones que podía tener sobre la madre "jamás" las hablaba con su hija.

"A veces ella me decía, con la ingenuidad que tienen los niños, ‘Papá estou moitos días con mamá e poucos días contigo. Gustaríame estar catro con ela e catro contigo’", relata y se le entrecorta la voz. "Cuando seas mayor ya te explicaremos cositas", cuenta que le decía. "Pero a mí mi hija de la madre nunca me habló mal, no puedo decir eso tampoco", asegura, mientras hace hincapié en lo que para él es ahora lo importante.

"Lo que quiero es que se haga justicia y que se siga trabajando y no se pase nada por alto, ninguna mínima responsabilidad. Lo que saldrá de aquí yo no lo sé, dicen que no ha querido declarar, pero confiaba desde el principio y sigo teniendo plena y total confianza en la Guardia Civil y en la autoridad judicial", recalca José Manuel Leal.

Y aunque reconoce que el paso del tiempo "es desesperante" y "se hace demasiado largo el no saber el por qué, el cómo o si mi niña sufrió", asegura que prefiere "que las cosas vayan más despacio pero que se hagan bien". 

"Nosotros no sabemos absolutamente nada. Yo no tengo ninguna información oficial", explica un hombre que recuerda que el secreto de sumario también es para ellos, para la familia, al tiempo que asegura que no habló con la madre de su hija en todo este tiempo.

"En ningún momento. La vi aquel día cuando me llamaron y la vi de lejos, ella iba hacia la ambulancia. No cruzamos palabra", dice. Tampoco pudo ver a Desirée. "No nos dejaron pasar, la habitación estaba cerrada", recuerda, haciendo memoria de un trágico día que ha roto a dos familias y marcará ya para siempre la historia de Muimenta, donde la pequeña vivía con su madre y con su abuela, una persona muy querida en la localidad.

"Aquí estaba todo o mundo á espera, empezaba a falarse menos do tema e baixou a presión mediática, pero estabamos á expectativa", apuntan algunos vecinos, que reconocen que pese a que en el primer momento fue la sorpresa y que después se agarraron al no querer creer, con el paso de los días fueron asumiendo que las cosas podían empeorar.

"Sabíao ao 100%, só faltaba a confirmación oficial por parte da xuíza. Despois de todo o que se publicou e ao ver que a Garda Civil volvía á casa a por máis probas non había moitas dúbidas", comentan otros, que aseguran que, pese a lo díficil que es, después de cuatro semanas sin información oficial ya era necesaria alguna confirmación para "pechar etapas".

"Agora xa non era un secreto, quixeses ou non xa o tiñas que empezar a crer, había moitas sospeitas e canto máis axiña se saiba todo mellor, para acabar", apuntaba otro, que reconocía que el trágico suceso y la ausencia de Desirée dejarán una huella difícil de borrar.

Comentarios