EL REPORTAJE DE A CHAIRA

Perder de vista tu hogar para gozar del paraíso

Familias de distintos puntos del globo asientan sus vidas en Terra Chá buscando un cambio de aires
Mayra y Federico junto a sus hijas. EP
photo_camera Mayra y Federico junto a sus hijas. EP

Decía el escritor francés André Gide, ganador de un premio Nobel de literatura, que 'el ser humano no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el coraje para perder de vista la costa'. Todo el mundo nace en su propio pedacito de costa, sin embargo nadie elige dónde, ni si el lugar será el idóneo. Y no es nada fácil dar el paso y cambiar de aires. Marcharse lejos de familia y amigos, dejando rincones donde se crearon miles de recuerdos. Pero hay quien lo hace, y fruto de la valentía y determinación para dejar atrás un hogar o una zona de confort, se descubren nuevos parajes que se adecúan a lo que uno llevaba buscando toda la vida. Este es el caso de algunas familias que decidieron dar un vuelco en su camino y mudarse a Galicia, más concretamente, a la belleza de Terra Chá.

Mayra y Federico (Buenos Aires) llegaron buscando "estabilidad" para sus pequeñas

Federico y Mayra posan junto a sus hijas. EP
Federico y Mayra posan junto a sus hijas. EP


Desde el otro lado del charco, este mismo verano, llegó una familia procedente de Buenos Aires. Mayra Tello y Federico Paciullo, junto a sus dos hijas Delfina y Catalina, se instalaron en una casa que pertenece a la familia del padre, con raíces maternas en Guitiriz. La pareja decidió marcharse de Capital Federal en busca de "estabilidad económica", debido al contexto sociocultural y al clima de tensión que vive Argentina en la actualidad.

Federico tiene claro que la calidad de vida en tierras chairegas supera de forma clara a la que tenían en el país suramericano. "No hay punto de comparación. El día a día es mucho más relajado. Me puedo despreocupar de cosas que allí eran impensables", cuenta. Además, estos padres buscaban lo mejor para sus pequeñas. Delfina, de tan solo dos años, aún va a la guardería, mientras que Catalina, con cinco, ya está en el colegio. "La educación pública en Argentina iba cada vez a peor", explica.

"No hay punto de comparación. El día a día es mucho más relajado"

Tras completar todo el papeleo que implicaba la mudanza a España, el padre ya ha conseguido un puesto de trabajo en una empresa de mantenimiento de montaje industrial y está estudiando un curso de programación de páginas web. Mayra, que regentaba una joyería, aún sigue arreglando los papeles con la intención de "encontrar un trabajo" en las próximas semanas.

A más de 10.000 kilómetros de su tierra natal, lo más difícil está siendo la dureza del invierno chairego. "Aún nos estamos acostumbrando al clima, pero nos abrigamos y ya está", admiten. 
Con la vista puesta en el horizonte, quieren permanecer en territorio gallego. "Nos encanta Galicia, lugares como la Ribeira Sacra, los montes... es una maravilla", afirman. Sin embargo, no saben si continuarán en Guitiriz o se mudarán a alguna ciudad. "Tenemos un dilema. A mi mujer le gusta más Lugo y a mí, A Coruña...", confiesa entre risas Federico.

Robert y Patricia (Ámsterdam) llegaron a Galicia dejándose llevar por el corazón

Patricia y Robert en su casa de Vilapedre. D.CABO
Patricia y Robert en su casa de Vilapedre. D.CABO



Los hay también que venden hasta dos casas en propiedad para buscar la felicidad en otra ubicación. Esto es lo que hicieron Robert Van Kooten y Patricia Taylor, una pareja holandesa instalada en la parroquia de Vilapedre, en Vilalba.

Cuando se conocieron hace tres años cada uno tenía su propia vivienda en Ámsterdam, pero decidieron vender ambas propiedades para comprar una en conjunto. El lugar, eso sí, era una incógnita. Cansados del ritmo de vida de la capital neerlandesa y tras un breve paso por Alemania, llegó la llamada de una amiga de Patricia que vivía en Asturias. En 2020, la pareja decidió viajar a España para instalarse en El Rebollal, en el concejo de Boal, muy cerca de tierras gallegas.

Después de un tiempo, se mudaron a Meira y estuvieron tres meses en una casa pegada a la carretera, donde los camiones les molestaban. Comenzaron entonces la búsqueda de su hogar ideal, un proceso que se complicó por las dificultades con el idioma. Por fin, gracias a la inmobiliaria Nexonorte de As Pontes, encontraron el lugar que buscaban: una casa en Vilapedre, en Vilalba, donde el vecino más cercano se encuentra a un kilómetro.

"Llegamos a Galicia siguiendo nuestro corazón", comentan Robert y Patricia, que están en pleno proceso de reforma de su casa, a la que llegaron el 4 de agosto. "En Holanda la gente solo piensa en el dinero y se vive a toda velocidad. Cambiamos ese estrés por esta tranquilidad", explican. "Escogimos este lugar por el aire fresco, la naturaleza y la mística historia de Galicia", precisan. Algo "muy importante" para ellos también era la gastronomía local, que valoran con muy buena nota, declarándose "amantes del pulpo".

"En Holanda la gente solo piensa en hacer dinero y se vive a toda velocidad"

En el futuro, entre sus meditaciones, esta pareja de terapeutas pretende sacar un hueco para realizar "talleres" para conocer a gente nueva. Patricia hace de instructora en un baile que se realiza con los ojos vendados y "donde lo que ves no es tan importante como lo que sientes". 
La pareja ya se siente integrada en la zona chairega y, de hecho, un vecino les invitó a celebrar con su familia la fiesta del patrón de la parroquia. "La gente aquí es pura. Nos encanta", afirman.

Trevor y Sandy (Newcastle) escaparon del "ruido" de la ciudad

Sandy y Trevor en su casa de Lousada. D.CABO
Sandy y Trevor en su casa de Lousada. D.CABO


Hace siete años los caminos de Trevor Jefferson y Sandy Hagelberg se cruzaron mientras bailaban en un bar de Newcastle, en Inglaterra. En ese momento, ninguno de los dos podría haber pronosticado que el destino los llevaría a la parroquia de Lousada, en Xermade. Esta pareja británica decidió tomarse de forma literal la frase de André Gide y pasaron la primera etapa de su relación viviendo en un barco, pegados a la costa tanto de Escocia como de su Newcastle natal, mientras realizaban distintas rutas en la embarcación.

Una de estos periplos les permitió conocer Galicia, un lugar que les sedujo desde el primer instante. Con el estallido del Brexit, a la vez que el coronavirus, hartos de la vida en la ciudad, comenzaron a buscar una casa en Terra Chá. Curiosamente, la vivienda elegida fue la primera que vieron. Dos años y medio después, un inmueble que solo se utilizaba en verano se encuentra totalmente reformado y en perfecto estado.

Trevor, profesor de secundaria, y Sandy, administrativa, ya jubilados, disfrutan de una plácida vida en Lousada. Pasear a sus perras, realizar rutas con la bicicleta o cuidar el jardín son las actividades más usuales para ellos. "En Newcastle había mucho ruido, mucha gente y contaminación. Aquí estamos en conexión con la naturaleza, tranquilos", comentan totalmente encadilados por la zona que habitan. "Me encanta ir a As Pontes o a Vilalba a las cafeterías. En Inglaterra cuando pides un café no te ponen pincho", comenta risueña Sandy.

"Aquí estamos tranquilos en conexión con la naturaleza"

Ahora, esta hospitalaria pareja está en proceso para casarse y busca de forma urgente algún profesor de español, ya que el idioma es algo que aún se les atraganta y no hay demasiados habitantes en su zona. "Hay un vecino a un kilómetro que viene a andar con nosotros muchas veces", señalan. En el futuro, planean realizar viajes a grandes ciudades de España, como Madrid, Barcelona o ¡Lugo! -aunque cueste creerlo, aún no han tenido ocasión de visitarlo minuciosamente-. Eso sí, siempre instalados en su querida Lousada.

Michela y Enrico (Cremona) se enamoraron de Galicia a través de Google Maps

Michela junto a sus mascotas. EP
Michela junto a sus mascotas. EP


Michela Butturini y Enrico Brandi se jubilaron, dejando atrás sus trabajos como veterinarios en Cremona, en Lombardía. Tras una vida dedicada a sanar animales, comenzaron a pensar sobre la posibilidad de realizar un giro radical en su camino, buscando nuevas experiencias lejos de su propia casa. Curiosamente, en una búsqueda rutinaria por la red, Michela descubrió Galicia a través de Google Maps. Los paisajes la encandilaron tras un breve vistazo. Tal fue el flechazo, que no tardó en buscar una casa en la zona.

Así, alejándose de "un cambio a peor de la gente de nuestra ciudad", compraron una casa en el municipio de Muras, la cual está totalmente reformada y lista para ser usada. "Es muy bonita, verde, rural y natural. Se adapta perfectamente a nuestras necesidades. Nos mudaremos definitivamente en abril. Nos gusta la naturaleza, los animales que pastan, las colinas y la gente, que es muy amable", explican.

"Nos gusta la naturaleza, los animales que pastan, las colinas y la gente, que es muy amable"

Un hecho que facilitó la toma de la decisión fue el no tener familia en Italia. Los que sí que acompañarán en esta aventura a la pareja transalpina serán sus inseparables amigos de cuatro patas: sus perros y sus gatos.

Estos amantes de los animales se limitan a vivir el día a día, sin demasiadas preocupaciones. "¿Proyectos de futuro? ¿Un plan? Ya veremos cuando lleguemos ahí", dicen.

El municipio de Muras contará esta primavera con un par de vecinos más en la zona, y aunque aún no hablan español, esperan impregnarse rápido de la cultura: "El español es fácil de aprender, no se diferencia demasiado del italiano", concluyen.

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