Los agentes describen la escena del crimen de Desirée como "violenta" y con "demasiada sangre"

Aaseguran, en la tercera jornada del juicio, que su madre estaba "no colaboradora" y en "actitud defensiva" 
Ana Sandamil, en la tercera jornada del juicio. XESÚS PONTE
photo_camera Ana Sandamil, en la tercera jornada del juicio. XESÚS PONTE

Los agentes que participaron en la primera asistencia tras la muerte de la niña Desirée Leal en Muimenta describen la habitación en la que se produjo el crimen como una "escena violenta" y en la que había "demasiada sangre" para cuadrar con la versión dada por la familia. 

Durante la tercera sesión de este juicio, que acoge la Audiencia Provincial de Lugo, han declarado como testigos hasta siete agentes que participaron en distintas diligencias relacionadas con los primeros momentos del caso: los que se personaron en el domicilio para hablar con la familia y los que acudieron posteriormente al hospital a entrevistarse con la madre de la niña. 

Todos ellos han coincidido en señalar que vieron de forma evidente manchas de sangre en la cara y las manos de la menor, en el suelo de la habitación, en un zapato y en un calcetín, y que les pareció "demasiada sangre" para cuadrar con la hipótesis inicialmente lanzada por la madre, que Desirée podría haberse intoxicado bebiendo de una botella con pastillas tranquilizantes que ella había preparado para sí misma. 

De hecho, los agentes han explicado que se dio traslado a la Policía Judicial tras confirmar la muerte de la niña, de siete años, porque "ninguna versión era compatible con ese escenario". 

Del mismo modo, han asegurado que la madre estaba aparentemente lúcida y relativamente "tranquila" tras el suceso, pero que, al preguntarle por lo que había pasado, mostró una "actitud defensiva y no colaboradora". 

"Sin duda, Ana Sandamil Novo". Esta respuesta, de un sargento de la Policía Judicial de Lugo, al ser preguntado por la persona que puso fin a la vida de Desirée, de 7 años, que ha marcado la tercera sesión del juicio.

En la casa nada casaba con una ingesta accidental de pastillas. Ni el comportamiento de la única sospechosa, que "estaba bien" y mostraba incluso una actitud "no colaboradora", hasta el punto de estar a la "defensiva", sobre todo al negarse a entregar la tableta y los teléfonos, que le fueron intervenidos; ni la habitación, la zona cero, donde eran evidentes los signos de violencia.

"Me sorprendió ver tanta sangre esparcida, tanto en el cadáver como en la cama y el suelo. Y nada se parecía a un lugar en el que una niña se hubiese tragado unas pastillas". También presentaba Desirée heridas en el labio superior e inferior, ha relatado este mando.

El padre de la víctima, José Manuel Leal, ha llorado sin consuelo e incluso ha tenido que abandonar temporalmente la sala al ver imágenes y al escuchar las partes más duras del desenlace de la que era su única hija.

Este sargento recuperó al día siguiente de los hechos el pijama con el que Ana Sandamil acudió a la habitación de su madre, María Novo, para avisarle de que la cría había muerto. Estaba debajo de la cama en la que Ana y Desi durmieron. Se lo encontró "enrollado". "Tuve que hacer presión y fuerza para sacarlo. Complicado que llegase accidentalmente ahí por cómo estaba", ha observado.

Otro guardia del puesto de Castro de Rei comentó  que vio a Ana Sandamil "bastante tranquila" mientras que la abuela estaba "muy alterada" y no quería bajo ningún concepto ir al salón, donde estaban su hija y su exmarido, José Luis Sandamil. "La llevé a la habitación de al lado. Me pareció un poco extraño".

Otro efectivo de ese destacamento ha indicado que encontró a Ana Sandamil "muy calmada, un poco calmada de más", mientras que la abuela estaba "muy mal". Y que la enjuiciada le trasladó que la niña se había levantado para ir a la cocina y que no había vuelto, y que cuando ella salió de la cama la vio en el pasillo y la puso de nuevo sobre el lecho.

Este fue el primer agente en hablar con Ana y el que comunicó al padre, José Manuel Leal, el día de autos, lo que había acontecido.

El sargento de Cospeito ha ratificado que la abuela de la niña estaba "muy nerviosa, muy acelerada" y que Ana Sandamil únicamente acertó a decirle "no sé" cuando la interpeló por lo ocurrido, recluida en el salón con su progenitor, un lugar en el que "no se hablaba de nada". "En mi presencia, en ningún momento se juntaron ninguna de las dos" en ese lugar ni en ningún otro, ha dicho en alusión a Ana y a María.

LA DECLARACIÓN EN EL HULA. Ana Sandamil, de 45 años, pidió a los miembros de la sección de investigación de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Lugo que la entrevistaron en el área de urgencias del Hospital Lucus Augusti su identificación y no quiso después firmar la declaración sin membrete.

Uno de esos agentes ha explicado que si hablaron con ella fue porque se la veía "coherente, totalmente lúcida" y que para hacerlo pidieron al padre de la encausada, José Luis, que saliese del box, algo a lo que accedió sin problema alguno.

Entraron dos efectivos, y el agente varón salió por una llamada. Fue a la vuelta cuando su compañera le informó de que la procesada pedía sus placas, para saber quiénes eran.

El agente había mostrado su credencial en circuitos anteriores, ante el personal de seguridad y médico, y ante el padre, pero no ante ella, aunque no tuvo el menor problema en hacerlo, verbal y documentalmente. Así procedieron uno y la otra.

Después, el testimonio que elaboraron con el procesador de texto de un ordenador que había allí, Ana no quiso firmarlo porque "no llevaba membrete" y le habían recomendado, sin querer decir quién, que así no. La declaración duró 50 minutos, y hasta esa parte final, no había mostrado "ningún inconveniente".

Fue antes de las dos últimas preguntas cuando sus dudas asomaron, porque previamente se había mostrado "colaboradora" y contó tanto su intento de suicidio como que había visto a la pequeña tirada en el suelo de la habitación.

La compañera que tomó conjuntamente esa declaración ha afirmado que "no mostraba ningún tipo de titubeo" y que introdujo una contradicción al afirmar en un momento dado que había dormido con Desi, y en otro que había estado la niña junto a ella "a ratos".

Ana Sandamil contó, aparte, que a las siete se había levantado por la alarma de la tableta, que fue a la cocina, se fumó un cigarro y comió una manzana. A la habitación llegaría a las ocho.

De su hija, les había dicho que se había levantado al cuarto de baño, en una parte de lo testificado, y en otra que la vio tirada en el suelo, la levantó y la regresó a la cama.

Otro agente de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Lugo ha subrayado que la abuela, el 3 de mayo, le trasladó que su hija estaba normal y que fue más tarde, no ese 3 de mayo, cuando su pareja de entonces y actual, José Luis, y su tío materno, Cirilo, declararon que sentía que la perseguían.

UN CURANDERO. En esta sesión ha prestado declaración además un curandero que trabaja la energía y las vibraciones al que había acudido Ana Sandamil, junto a Desirée Leal, por consejo de su madre, y al que únicamente le contó que dormía peor cuando la niña estaba con su padre.

No obstante, no hubo preguntas, porque en lo suyo escuchan "el cuerpo" y no se guían por lo hablado. Sí la vio "muy pendiente" de la menor. Y no hizo caso a sus consejos de deporte, balneario y meditar.

DIRECTORA. La directora del colegio en el que Desirée cursaba primaria ha destacado que Ana acudía a las reuniones con "normalidad" y que la tutora de la alumna no notó cambio alguno "que hiciera pensar que le pasaba algo en casa". Sí ha dicho que antes de su muerte no había ido a una excursión presuntamente porque le dolía la barriga.

En esta sesión, no aportaron nada a la causa pero declararon dos vecinas de Muimenta. Una supuestamente había contado a la otra que Ana Sandamil había dicho que si su ex intentaba quitarle a la niña, la iba a hacer desaparecer. Colgó eso en Facebook y hoy ha dicho no saber la razón. La supuesta confidente, que entró previamente, negó el comentario.

De nuevo ha habido gritos, insulto y mucha tensión antes del juicio, que proseguirá este jueves. Ana Sandamil se  enfrenta a una pena de prisión permanente revisable.