Elísabet Castro: "Ahora ya puedo decir: '¿Ves? Tan loca no estaba'"

La copropietaria del Mesón do Campo de Vilalba se define como una persona apasionada, rebelde, muy sensible y transgresora. Les decía a sus padres que no era justo que para los hombres se viera bien una cosa y para las mujeres otra. Él le decía que le daba muchos disgustos, pero intenta ser justa
Elísabet Castro. S.IGLESIA
photo_camera Elísabet Castro. S.IGLESIA

Participó en el proyecto audiovisual de la Xunta ‘As rebeldes do viño’, junto a Esther, Pilar, Paloma y Laura. ¿Cómo ayuda este proyecto a un sector tan masculinizado?

Esto nos da voz, nos pone en valor. Somos cinco mujeres que salimos del molde en un momento en el que no era muy habitual hacerlo. Me pareció excepcional la selección que había, cuatro personas que conozco personalmente y que cada una en su línea me parecen excepcionales. ¿Por qué considero importante darle visibilidad a estas mujeres? Es visibilizar el esfuerzo de unas visionarias y pioneras en su trabajo y que sirva de ejemplo para otras. Cuando yo empecé aquí con el tema del vino, había una mesa redonda con tres señores. Les fui a dar la carta de vino y recuerdo perfectamente como uno de ellos, cuando iba a coger comanda, se gira y llama a mi marido para decirle: "Cuando quieras nos coges comanda del vino". Esta es una de muchas. Se acerca mi marido y le dice: "No, la que se encarga de coger comanda del vino es ella, no yo" y se vuelve a ir. Fue enfrentarme a esa situación y decir ¿pero aún estamos así?. Es esa imagen y esa unión que hay entre el vino y la masculinidad.

¿También pasa entre los clientes?

Sí. Cada vez menos.

¿Cambiaron las cosas?

El punto de inflexión fue cuando me dieron el premio como mejor sumiller. No al 100%, pero fue importante. De llegar de «tú que vas a entender de vinos, pobre desgraciada» a «recomiéndanos un vino». Hay clientes que no. Cuando son más jóvenes no hay esos prejuicios, pero cuando la gente es mayor sí que existen.

Es injusto que haya que recibir un premio para ser respetada en su trabajo.

Muy injusto. Sin Manuel -su marido- sería mucho más difícil. Desde el principio supo darme mi sitio, me supo ayudar. Pero a  mí también me parece muy injusto que tenga que hacer una demostración pública de la valía de mi trabajo para que la gente confíe en mí.

¿Hay quien viene en exclusiva a probar su bodega?

Sí, hay mucho friki del vino. Una señora cogió un taxi desde Gijón, vino a comer ella sola, hizo el menú degustación, tomó champán y cuando acabó llamó a un Blablacar y se fue para Gijón. Esas son las cosas que me hacen decir: "Tan mal no lo hacemos".

¿Cuántas referencias tiene?

Me encantaría decir que tengo un inventario con todo registrado, pero no lo tengo, soy incapaz de tenerla al día. Actualmente supero las 800, pero no lo sé. Hay muchas que llegan aquí y no las ponga a la venta. Las guardo y cuando considero necesario las voy sacando. Hay cosas que incluso escondo porque soy de descorche fácil y hay otras que las guardo por si en un momento hay problemas económicos, porque sé que son apuesta segura.

¿Y cuál es el más lejano?

Tengo de todos lados: de Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda, de California, Oregón, Washington…

"Yo quiero un vino que no me mienta cuando lo abro, porque no quiero mentir a los clientes"

¿Cómo elige el vino que entra en su bodega y el que no?

Tengo que conocer el proyecto. Me gusta que los vinos me cuenten cosas: de dónde viene, cómo fue la añada, si hizo frío, si hizo calor, cómo es el suelo… Si abro un vino año tras año y es lo mismo, mal vamos. Además, va haber levaduras artificiales y eso no puede ser. Tuve un profesor que nos decía: "¿A qué queréis que huela el vino? ¿A piña?” Y le echaba tal levadura. “¿A melocotón?” Y le echaba otra. Lo mínimo que hay que hacer es hacerlo con la levadura propia y que se trate lo mínimo posible la tierra con pesticidas. Yo no digo que no deba hacerse en algún caso, hay familias que viven de eso y no se pueden consentir perderlo absolutamente todo, pero también hay que ser respetuoso con lo que se está haciendo. Yo quiero un vino que no me mienta cuando lo abro, porque no quiero mentir a los clientes. Cuando es algo muy tecnológico, muy maquillado y muy arreglado, no.

Un vino puede ser correcto y que no guste. ¿Cuánto hay de subjetivo en una cata?

Hay quien habla del equilibro entre precio y calidad y para mí es el equilibrio entre precio y placer. Te puedo poner un vino de 100 euros que no te guste y uno de 5 que sí. Es subjetivo. También depende de la experiencia que tengas a la hora de probar vino. Si es alguien está acostumbrado a tomar vinos muy redondos, con mucha madera, muy amables, le das vinos atlánticos y no le va a gustar. Y para mí es mucho mejor uno atlántico; los vinos gallegos son una maravilla. Falta creérnoslo. Vas a Nueva York o a Singapur y te encuentras vinos gallegos. Está Vega Sicilia, sí, pero también está Galicia. 

El márketing también importa.

Sí. A ti te dicen que van a abrir un Burdeos y un Ribeira Sacra, ¿y tu mente qué dice? Una de las denominaciones más antiguas que existe es Ribeiro y competía directamente con Burdeos, que era una zona nada apreciada de vinos. ¿Cómo nace Rioja? La Rioja es tierra de blancos y se convierte en una zona de tintos porque tiene que sobrevivir plantando uva para venderla a Burdeos. Lo más caro y más valorado de Rioja son vinos blancos y yo de hecho el vino más caro que tengo de esa zona es un vino blanco. Y Ribeiro es tierra de tinto y ocurrió lo mismo.

Elísabet Castro, en el Mesón do Campo. S.IGLESIA
Elísabet Castro, en el Mesón do Campo. S.IGLESIA

¿Y qué hay del vino en taza?

Es lo peor que nos pudo ocurrir. El origen está en Ribeiro, cuando la uva no llegaba y le echaban muchísima química, a veces cal. Lo echas en una copa transparente y lo ves; lo echas en una taza blanca y no le ves ni el color. Se hacía para sobrevivir y tapar las atrocidades que se le hacían al vino. Estamos exaltando algo que fue muy malo para nosotros. El marketing ahí ha funcionado. La gente cuando viene aún hoy te dice: “Un vinito de estos turbios del Ribeiro”. No, te voy a poner un buen vino, que es lo que se hace en el Ribeiro. Recuerdo cuando puse un Ribeira Sacra más caro que un Rioja y un cliente, de hostelería, dijo: “Madre mía, un vino gallego más caro que un Rioja” y se empezó a reír.

No fue fácil.

He llorado mucho, he perdido casi todos los clientes que tenían mis padres, he hecho días de cero. Mis padres me decían: "Vuelve a lo que había". No vuelvo. Esta es mi manera de entender el negocio, el vino y la hostelería y voy a ir con ello hasta el final. Me dolía ver a mis padres llorar y ahora puedo decir: "¿Ves? Tan loca no estaba".

Fue apuesta ganadora.

Aún hay días... Y comentarios de "¿qué hacéis vosotros aquí?". Estoy en Vilalba y mola estar en Vilalba. Una persona puede estar en un pueblo y desarrollar un trabajo muy digno igual. Cuando haces un modelo de negocio el primer punto a valorar es la ubicación. Fue lo primero que mandé a tomar por saco.

"En mi vida comería un cocido gallego con un tinto; no hay nada más maravilloso que los cocidos con Jerez, burbuja o blancos"

Ya entrando en materia: ¿Es delito tomar un blanco con carne?

Para nada. De hecho, yo soy más bebedora de blanco y da igual la comida, que yo voy a adaptar el vino. Lo que no es normal es tomar un tinto poderoso con una comida poderosa. Si es comida ácida, hay que poner un vino que tenga más acidez; si es muy picante y quieres que el cliente lo note, dale acidez, pero si no, dale un vino tirando a dulce. Yo respeto lo que piden, pero si quieren consejo me voy por otros derroteros. No hay nada más maravilloso que los cocidos con Jerez, burbuja o blancos con barrica gallegos. En mi vida comería un cocido gallego con un tinto.

Esto es difícil de asimilar.

Claro, pero porque no lo han probado. Y cuando el cliente no sabe lo que quiere empieza lo divertido. ¿Qué bebe habitualmente? ¿Un Rioja tinto, un Ribera del Duero? Pues yo sé que hay zonas vitícolas en el mundo que tienen ese perfil. Burdeos es como Ribera del Duero o como Riojas muy pesados. En Mendoza (Argentina) hay una zona que da ese tipo de vinos. Estuvieron aquí tres actores muy famosos. Uno de ellos me dijo en la bodega: “Xa sabemos que aquí en Galicia os viños tintos son daquela maneira”. Cogió una botella de PSI, de Pingus, y dijo: “Aquí viñemos a pasalo ben”. Me pareció tan mal que subí y tapé botellas. Cuando acabó el que no gustaba tanto era el PSI.

Tiene un punto muy rebelde.

Algunas veces se enfadan conmigo, pero la mayoría se divierte. El 90% se lo pasa bien. No tienes que catar, tienes que disfrutar. Si te enseño la etiqueta vas a tener prejuicios y si tapo solo sabes si lo de la cata te hace disfrutar o no.

"Perdí de caminar durante un mes y perdí el olfato durante un tiempo, fue terrible, es mi arma de trabajo"

En el vídeo también habla de la esclerosis múltiple. Durante un tiempo perdió su herramienta de trabajo: el sabor y el olfato.

Con la enfermedad perdí de caminar durante un mes y perdí el olfato durante tiempo. Para mí fue terrible, es mi arma de trabajo. Cuando todo eso pasó tuve que volver a aprender a oler. Una vez, al principio, mi madre tenía echo algo dulce, lo probé y le dije que era salado. Y lo de hablar y la memoria, también. Fue un reto y recordar aquello me emociona. Ahora he recuperado el olfato, estoy perfectamente, no tengo tanta fluidez de vocabulario, pero me adapto. Leo mucho, nunca llevo papel y boli para las comandas para ejercitar, hago muchos sudokus… Es una lucha.