La madre de Desirée: "Yo no intoxiqué a mi hija; era lo que más quería"

La acusada afirma que la botella con pastillas que ingirió la menor era para "suicidarse" ella

Ana Sandamil, la madre de la pequeña Desirée Leal, por cuyo crimen está siendo juzgada desde este lunes en Lugo, negó las acusaciones en la primera jornada del juicio: "Yo no intoxiqué a mi hija, era lo que más quería del mundo".

Al ser preguntada por la botella con pastillas que supuestamente ingirió la menor, Sandamil aseguró que era para "suicidarse" ella "y no para hacer daño" a su hija. "Era lo que más quería del mundo", abundó. También negó, durante su testimonio, que la agarrara por el cuello y le tapara la boca. "Yo no hice nada a mi hija". "La cogí, la puse en la cama e intenté reanimarla, apretándole en el pecho, la barriga, soplándole en la boca... y no respondía".

La acusada aseguró que aquel 3 de mayo de 2019 intentó reanimar a la niña y después rompió a llorar: "Sin ella la vida no tenía sentido. Mi niña era lo que siempre quise".

También ha subrayado la acusada que no estaba obsesionada con el padre de Desirée, José Manuel Leal, "ni de coña", y que no actuó movida por el móvil de hacerle daño. Al letrado de la acusación particular, le ha hecho saber Sandamil que jamás vio manchas de sangre en el suelo, ni heridas en la boca de Desirée: "Estaba tan nerviosa y tan angustiada que no le vi nada".

Ha insistido en que la relación entre ambas era buena: "La crie yo, estaba siempre conmigo, no teníamos discusiones ni nada, yo no tenía ningún tipo de problema con mi hija".

A las preguntas de la acusación popular, que ejerce la Fundación Amigos de Galicia, ha destacado Ana Sandamil que no cubrió por completo a su hija y que desconoce si la niña pudo ingerir el fármaco que ella se había tomado ya la noche anterior, una dosis recomendada, en un vaso. También ha afirmado que para ella todo lo que fue sucediendo era "una película irreal".

A su abogado defensor, que le consultó por el padre de Desirée, le ha explicado que el padre se "portaba fatal", hasta el punto de que "me llamaba hasta puta delante de la pequeña, me acusaba, decía que siempre todo era culpa mía, (ella) con él no quería estar".

Ha relatado aparte un episodio en el que, según su versión, la niña mordió al padre para que dejase en paz a la madre.

La relación entre los padres de Desirée se acabó, ella necesitó de psicólogos y psiquiatras, de un tratamiento, y regresó al domicilio natal, junto con su madre, para tiempo después iniciar una nueva relación con José Luis, que acudía a la casa con frecuencia.

Según su relato, Ana Sandamil empezó a vivir episodios extraños: tuvo que dejar un curso de placas fotovoltaicas al que se apuntó estando en paro porque creía que le echaban "droga en el café" algunos de los asistentes, que eran adictos; sentía "ruidos de noche, así como voces", que le impedían dormir; llegó a pensar que había tirado el muro de una vecina y así se lo contó a su progenitora, que le explicó quién había sido.

Pidió, además, que no bebiesen agua de la fuente, como siempre, y que la comprasen en un supermercado, porque la del surtidor llevaba "droga", y cambió las contraseñas de todos los teléfonos de la casa, tanto suyo como de su madre, porque se sentía "espiada".

Con su hija hizo un viaje a Cabárceno, no mucho antes del fatídico desenlace, para escapar de esa "situación".

No podía seguir así, con ese cambio "radical de personalidad", que hizo que quitase a Desirée de piscina por si le pasaba algo, que no la dejase ir a una excursión porque estaba obsesionada con que el autobús iba a sufrir un accidente, y que no le permitiese acudir a la fiesta de la Filloa, donde a ella le encantaba ir por su amor a la "pandereta" que odiaba el padre, por idéntica preocupación.

Madre e hija, ha testificado Sandamil, se acostaban juntas entre las nueve y las diez de la noche y se despertaban a las siete. Cuando Desirée perdió violentamente la vida, en base a lo que Ana ha detallado a su letrado, ella se enteró tarde, porque nunca encendían la luz.

Así, a "oscuras", Ana salió de la cama compartida, fue a la cocina, preparó café, comió una manzana y después acudió a la galería a fumar. Calcula que todo eso le llevaría "un cuarto de hora". Al dar el interruptor, fue cuando vio a su hija.

No fue consciente de lo sucedido entonces, y tampoco en el ala de psiquiatría del Hospital Lucus Augusti, al menos hasta que la doctora le insistió con el asunto de que no iba a volver a verla. Con todo, volvió a dudar cuando no se le permitió acudir al entierro.

"Yo decía: si muriese, me dejarían ir".

PADRE. José Manuel Leal, padre de Desirée, ha asegurado en su declaración que Ana Sandamil no quería tener a la niña. Tras el nacimiento de Desirée habrían comenzado los problemas porque para ella era como un objeto de su propiedad y él no tenía ni voz ni voto. Además, Leal tenía intención de solicitar la custodia compartida, por lo que quería dejar Culleredo para instalarse cerca de la pequeña, que vivía en Muimenta, y pedir ese régimen.

El padre de Desirée ha pedido para su declaración la instalación de un biombo, para no tener contacto visual con su expareja, madre de la menor y única acusada del crimen, y no ha podido evitar las lágrimas.

La jueza le ha dicho que como madre, lo entiende, y sin serlo, lo comprende "cualquiera", pero le ha pedido un ejercicio de contención en lo posible.

Leal también ha señalado que desde que se separaron tenía muchos problemas para ver a la niña.  "La distancia era un problema muy grande, ya se me había dicho", ha explicado, y por ello quería abandonar el domicilio en el que vivieron los tres juntos, hasta que se produjo la separación, y en el que él seguía por razones laborales únicamente.

"Mi niña era la primera que decía, en numerosas ocasiones, que tenía que estar cuatro días con mamá y cuatro conmigo", ha contado en sala.

Leal también ha afirmado que la niña era muy reacia a tomar medicamentos y que jamás hubiera bebido un medicamento de un vaso ella sola.

José Manuel está muy medicado y tiene una incapacidad permanente absoluta revisable.

Ha negado maltrato a Ana Sandamil, a la que ha acusado de reírse de él, pero sí ha subrayado que en alguna ocasión la llamó "sinvergüenza" por cómo trataba los derechos del padre con respecto a la pequeña.

ABUELA. La abuela materna de Desirée Leal ha relatado este lunes en la reanudación del juicio por el crimen de la pequeña de 7 años que el día en el que la menor apareció sin vida le dijo a su hija "mataste a Desi", a lo que ella le contestó: "Mamá, yo no fui".

En la vista oral que acoge la Audiencia Provincial de Lugo, esta mujer, María, ha contado a la fiscal que el 3 de mayo de 2019 encontró a la "niña así", en la cama e inconsciente, y a su hija, Ana Sandamil, "descentrada".

La abuela ha indicado que ella estaba en otra habitación y en pijama, por lo que, en cuanto fue avisada, se apresuró a llamar al 061 y a cambiarse, para poner un pantalón, una camiseta y un plumas. A Ana Sandamil la vio en pijama, pero no recuerda sangre en él, y más tarde, cuando llegó la ambulancia, tenía otra ropa diferente, que ya no era la de dormir.

La abuela de Desirée telefoneó a dos amigas, Ana y Pilar, para hacerles saber lo sucedido; a su hermano Cirilo, a la pareja actual de Ana Sandamil, José Luis Martínez 'Luisito', y al padre de su hija (Ana Sandamil), a su ex.

"Me quedé en shock", ha subrayado la abuela, y ha añadido que Desi, para Ana, era lo más importante: "La niña para ella era sagrada". Ha confirmado que su hija ingirió pastillas para suicidarse y que ella hizo que vomitase hasta en tres ocasiones.

Al abogado de la acusación particular, que representa al padre José Manuel Leal, María le ha asegurado, ante las preguntas formuladas, que José Manuel tuvo mucho maltrato verbal con Ana Sandamil y que a su hija y única acusada desde hacía tiempo la veía diferente y con la mirada perdida, aunque este comportamiento no tuviese efecto alguno sobre la cría.

María ha expuesto que ella misma, el día de autos, intentó reanimar a la nieta y que no vio sangre en su boca, así como tampoco debajo de la barbilla. Ha asegurado que ella no vio a Ana Sandamil "limpiar nada" y que ella misma tampoco lo hizo. 

TENSIÓN. El juicio por el crimen de la niña Desirée Leal en Muimenta, supuestamente a manos de su propia madre, Ana Sandamil, para quien la acusación solicita la pena de prisión permanente revisable, dio comienzo este lunes en la Audiencia Provincial de Lugo.

A las puertas del edificio se concentraron amigos y conocidos de José Manuel Leal, padre de la pequeña de siete años, que murió el 3 de mayo de 2019. Tienen previsto hacerlo mientras dure el juicio. A la llegada de la acusada se produjeron momentos de tensión, con insultos y gritos de "asesina" a su bajada del vehículo de la Guardia Civil que la trasladó hasta el edificio de la Praza de Avilés.

JURADO CONSTITUIDO. La elección del jurado popular ha transcurrido sin incidencias, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, pero se ha prolongado durante más de tres horas por lo que el inicio de la vista, previsto para las 11.30 horas, se ha pospuesto hasta pasada la una y cuarto.

EL ABOGADO.  El letrado que ejerce la acusación popular en representación de la Fundación Amigos de Galicia, Francisco José Lago, sostiene que la madre de la niña Desirée Leal, única investigada por el crimen que acabó con la vida de la pequeña, "conserva sus facultades mentales y sabía lo que hacía". 

"En principio, por la prueba practicada, nosotros sostenemos que es imputable, que conserva sus facultades mentales y que sabía lo que hacía", ha declarado el letrado antes de la celebración del juicio.

De hecho, ha opinado que "pese a saber lo que estaba haciendo, decidió seguir adelante" pues "urdió un plan" para acabar con la vida de su hija "semanas antes" y lo llevó a cabo.  Según su criterio, "desde luego, fue un comportamiento alevoso", porque "impidió que la niña se defendiese". 

EL PADRE. José Manuel Leal, padre de la niña, aseguró que no volverá a ser "la persona que era", confesión que ha hecho tras la pancarta: '!Quiero saber toda la verdad. Justicia para Desirée!'.

En declaraciones a los medios de comunicación, José Manuel Leal se ha mostrado totalmente destrozado por la muerte de su hija y ha dicho que su vida se ha visto "truncada para siempre" a causa del crimen.

"Yo ya no volveré a ser la persona que era, eso desde luego", ha compartido el padre, quien espera que se aclaren en el juicio, que se prolongará hasta el próximo 14 de febrero, las circunstancias en las que su hija perdió la vida y que la culpable, que "presuntamente fue la madre", pague por lo que hizo.

EL JUICIO. En la vista oral prestarán declaración una veintena de testigos, peritos, los agentes que llevaron la investigación y tres facultativos.

El juzgado de Instrucción número 1 de Vilalba dictó a mediados del pasado mes de marzo auto de apertura de juicio oral contra la madre de la niña, que permanece en prisión provisional, comunicada y sin fianza, al entender que de las diligencias practicadas se desprende "la existencia de indicios racionales de criminalidad" contra la investigada.

Además de la Fiscalía, en el caso también están personados como acusación particular el padre de la niña, José Manuel Leal, y como popular la Fundación Amigos de Galicia.

Las acusaciones solicitan la prisión permanente revisable para la madre de la niña como autora de un delito de asesinato con alevosía, concurriendo las agravantes de parentesco.

Asimismo, Fiscalía y acusación popular solicitan una indemnización de 300.000 euros para el padre de la pequeña, mientras que la particular pide 120.000 euros.