Árboles que nacen en el aula

Los alumnos del Ceip de Baamonde recibieron la visita de dos investigadoras del CSIC que les enseñaron su labor en el instituto, además de fomentar en ellos el respeto por la naturaleza

Alumnos del Ceip de Baamonde, en un taller del CSIC
photo_camera Alumnos del Ceip de Baamonde, en un taller del CSIC. S.IGLESIA

Si los pequeños no van al CSIC, el CSIC va a los pequeños. Así se resumiría el programa Biodiversión del Consello Superior de Investigacións Científicas de Santiago de Compostela, que hizo parada en el Ceip de Baamonde, en Begonte.

Cerca de 40 alumnos de todos los cursos recibieron la visita de dos biotecnólogas del Instituto de Investigación Agrobiolóxica de Galicia (IIAG), departamento que depende del CSIC, para fomentar en ellos «o cariño e o respecto pola natureza» y que pudieran conocer de cerca como funciona un cultivo in vitro de especies leñosas y forestales.

Abedules, chopos, castaños y robles invadieron temporalmente la biblioteca del centro educativo para que los más jóvenes pudieran experimentar "e sentirse científicos por un día", explicaban ambas investigadoras, Conchi Sánchez y Puri Covelo, que trabajan codo con codo en las dependencias del instituto compostelano.

La dirección del centro considera la iniciativa un éxito y ya se plantea repetirla 

La mañana comenzó en Baamonde con un taller para los más pequeños. Los alumnos de educación infantil conocieron semillas y hojas de varios árboles y las dibujaron. «Intentamos adaptar os nosos obradoiros segundo a idade e, no caso dos máis novos, o que hai que buscar é mantelos entretidos», comentaba Covelo. Y a más edad, más exigencia.

Así, el alumnado de 1º, 2º y 3º de primaria tuvo que trasplantar abedules y a su cargo queda el deber de que los árboles crezcan en condiciones óptimas. «A medida que vaian medrando podédesnos mandar fotos para que nos tamén vexamos como crecen», comentaba Sánchez a los intrépidos y curiosos científicos.

Y para los mayores, un reto también mayor: injertar pequeños brotes de castaño. Para ello se armaron de bisturís, con los que diseccionaron el árbol que crecía en tubos de ensayo -"como os dos médicos", se escuchaba en voz baja-, y de pinzas con las que insertaron los trozos en botes. En su interior, la novedad: gelatina compuesta por sales minerales, agua, agar y hormonas que hacen de sustento para que la planta crezca. Y material de juego cuando el trabajo ya se da por finalizado.

Taller del CSIC en el colegio de BaamondeTodos aprendieron. Los pequeños, a clonar un árbol, aunque muchos lo habían visto en casa, y Puri y Conchi, sorprendidas "polas cousas que saben". "Niso os nenos do rural son moito máis soltos, máis receptivos. É moi doada a interacción con eles", apuntaron, satisfechas por ver "que lles espertamos a curiosidade", tras una actividad «exitosa», tal y como la califican desde la dirección del propio centro, que no descarta llevar a cabo más talleres similares. Por ahora la mente está en la celebración del Carnaval, este año dedicado a las lenguas y culturas del mundo.

En el colegio, mientras, queda un bosque encerrado en un bote de cristal, esperando a que los abedules, chopos y robles que habitan en él saquen sus propias raíces y estén listos para hacer su vida fuera. Y a su cargo, pequeños amantes de la naturaleza. Unos pensando en clonar serpientes y tortugas y otros que deberán repartir su tiempo entre el cuidado de dinosaurios y la tarea forestal.

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