Yo también fui un imputado absuelto

Un no imputado que protesta (Foto: EP)
photo_camera Un no imputado que protesta (Foto: EP)

mIS HIJOS me abroncan cuando digo palabras como diputado o imputado, o ambas juntas, que a veces también. Me dicen que llevan las sílabas pu y ta, y por tanto son palabrotas. Sea como fuere, y con todo respeto para las mujeres abocadas a vivir de vender su cuerpo, esta fijación de mis pequeños me da pie para reflexionar sobre la sonoridad y la trascendencia del término imputado.

Técnicamente, cualquier persona denunciada por otra y que va al juzgado a declarar lo hace en calidad de imputado. Allí da sus explicaciones y puede quedar en ese momento sobreseída la causa, aunque lo más normal es que se mantenga esa imputación varias semanas, o hasta que se celebre el juicio.

Las fuerzas del orden, el propio juzgado y la Fiscalía son otros agentes de los que puede partir una imputación. Por supuesto, es muy diferente que un particular acuse a otro a que lo haga el fiscal o la Policía. La palabreja se usa casi siempre como artificio periodístico, por lo que en ciertos círculos judiciales y políticos se planteó la posibilidad de cambiarla por otra para no herir sensibilidades. Ahora que parece haberse puesto de moda la transparencia, también se emplea como arma arrojadiza entre partidos políticos, que se aluden a sus respectivos imputados como si todos fueran de la misma categoría. Y no es así.

Sin ánimo de ser demagogo, no son iguales las imputaciones de López Orozco y las de Conde Roa. El alcalde de Santiago es llamado al juzgado a petición del fiscal, mientras que el de Lugo responde a una alusión directa de un empresario bajo investigación, convicto y confeso. Sin entrar en el fondo de la cuestión, el origen del que parte la acusación es muy diferente.

¿Motivo de dimisión? Depende de cada formación política. Da la impresión de que a los socialistas les cuesta más trabajo dimitir, tal vez porque tienen menos puestos de responsabilidad en plena marea azul y hay que conservarlos. Dimitieron Fernando Blanco (BNG) y Pablo Cobián (PP) y también Escribano (PP), y sin embargo acaba de ser exculpado. No lo hizo José Blanco (PSOE) y sí en cambio Jesús Otero por el tema de las multas y tres años después aún no hay acusación. Por eso, el tema de la renuncia es más subjetivo.

El alcalde de Lugo se mostró aliviado por salir de la operación Campeón, pero ni el fiscal ni la jueza apostaron por archivar la causa y la mandaron a otro juzgado. Puede ser como salir de la sartén para caer en las brasas, pero tanto Orozco como su abogado están convencidos de que se quedará en nada y, viendo la vorágine acusadora de Dorribo, tiene toda la pinta.

Yo también fui imputado y absuelto, al menos media docena de veces, por personas aludidas en artículos periodísticos. Sigo aquí, pero yo no soy un cargo público, claro.

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