ESTAMOS ENTRANDO en la tercera —por culpa de la irresponsabilidad de algunos en las fiestas navideñas, aunque no exclusivamente— y ya nos alertan de una más que probable cuarta ola. Sus efectos serán fobia, apatía, desánimo, tristeza, miedo a relacionarse, a contagiarse y a morir, rabia... Porque somos más vulnerables de lo que creemos. Y aunque al final las vacunas logren inmunizar a gran parte de la población, el covid- 19 seguirá con nosotros por un tiempo. Al menos mentalmente. Hasta un 40% de la gente presenta hoy en España síntomas de depresión y un 30% de ansiedad, según un estudio del Consejo Nacional de Psicología. Este sufrimiento psíquico puede ir en aumento y dejar graves secuelas. Así que debemos ocuparnos de nuestra salud física pero también de la mental. Y apoyar a familiares o amigos que vivan solos o puedan estar inermes.
Cuando el instinto es primitivo
Que si los zapatitos de Sánchez, que si la palita de Casado, que si Ayuso tarda en aparecer... ¿Ni siquiera ante una nevada histórica podemos dejar la política al margen? Al final habrá que darle la razón a Haidt cuando sostiene que los juicios morales no surgen de la razón, sino de los instintos. Y algunos parecen bastante primitivos.
