Vivir bajo supervisión constante

Los agentes lidian con una población que se debate entre el temor a la pandemia y las dificultades que entraña el aislamiento. El balance actual: un detenido y ocho sancionados
Agentes de la Policía Local durante las labores de vigilancia en Lugo. XESÚS PONTE
photo_camera Agentes de la Policía Local durante las labores de vigilancia en Lugo. XESÚS PONTE

Trabajan normalmente bajo la batuta de la alcaldía, pero el estado de alarma decretado por el Gobierno central los puso a disposición del Ministerio de Interior y les amplió potestades y cometidos. Los agentes de la Policía Local de Lugo forman parte de los sectores que continúan en la calle, al pie del cañón, trabajando a pleno rendimiento y velando por mantener el equilibrio en una ciudad obligada de repente a cambiar de hábitos.

Los agentes lucenses —ajenos al teletrabajo y a los servicios mínimos— siguen realizando sus turnos habituales y cuentan con policías de reserva para que el servicio no decaiga si el coronavirus se cuela en la comisaría y afecta a alguno de los miembros de la plantilla. Por el momento, se encuentran todos en activo y se vuelcan más que nunca en su trabajo, que ha tenido que adaptarse a los nuevos decretos, tanto autonómicos como nacionales.

Tal y como explica el jefe del cuerpo, el inspector Jesús Piñeiro, su cometido principal actualmente consiste en vigilar que se cumplan las restricciones relativas a la actividad comercial y a la libre circulación de personas. “Comprobamos que no se estén realizando actividades que se encuentran suspendidas y que la circulación de los ciudadanos por la vía pública se ajuste a los supuestos permitidos. Tenemos que decir que la gente está colaborando muy bien y prácticamente no se registran incidencias, aunque siempre hay alguien que no sigue las indicaciones. Desde que se decretó el estado de alerta, arrestamos a un hombre por su negativa a confinarse y tramitamos ocho actas de sanción: cuatro a particulares, una a un aparcacoches ilegal, dos a establecimientos comerciales y una a un local de hostelería”.

1. Las patrullas se organizan y disipan dudas
Los agentes de la Policía Local tuvieron que ponerse al día de forma inmediata y analizar al detalle los decretos de los que ahora depende su trabajo. “Al principio surgieron las dudas lógicas”, comenta Jesús Piñeiro, “pero ahora ya sabemos cómo tenemos que actuar en cada caso”. De hecho, los policías son ahora los que se encargan de informar a los ciudadanos que llaman a comisaría para disipar sus dudas. “Nos llama muchísima gente porque todavía no tiene claro lo que se puede hacer y lo que no. Nos preguntan de todo: si pueden ir a pasar el fin de semana a su casa de la aldea, si pueden desplazarse a una segunda vivienda porque le van a colocar unas ventanas, o si se puede ir de pesca. En estos tres casos, por ejemplo, la respuesta es negativa”. El aluvión de consultas a la Policía Local revela la intención de los ciudadanos de ajustarse a las recomendaciones, bien porque están concienciados con la gravedad de la situación, o bien por el temor a ser sancionados. “La gente ya sabe que las multas son elevadas y no quiere exponerse”, apunta el inspector.

2. Los gorrillas vuelven al entorno del Hula
Mientras el comercio minorista cierra sus puertas y el resto de la actividad comercial merma, los gorrillas siguen adelante con su práctica y este lunes por la mañana regresaron al entorno del Hula para pedir dinero a los trabajadores y usuarios que siguen teniendo que acudir al centro. La Policía Local montó un dispositivo especial a primera hora de la mañana, a bordo de un vehículo camuflado, y comprobó que la actividad de los aparcacoches ilegales no decayó a consecuencia de la pandemia. El operativo se saldó con un gorrilla denunciado.

3. Compras permitidas y multas a los impostores
Los ciudadanos particulares pueden salir a la calle únicamente para realizar compras muy concretas y los agentes tienen la potestad de sancionar a quienes no se ajustan a lo establecido o a quienes lo utilizan como excusa para realizar otras actividades. A lo largo de la mañana de este lunes, varias patrullas de la Policía Local recorrieron la ciudad comprobando la actividad de los particulares. Tal y como explican los agentes, está permitido salir a comprar alimentos, medicinas o prensa, pero siempre durante el tiempo imprescindible y sin pararse a dialogar con nadie.

“No es fácil comprobar estos movimientos”, comentan los agentes, “pero tenemos que guiarnos por el sentido común y por nuestras impresiones. Entendemos que la gente tiene que cubrir sus necesidades básicas, pero lo que no podemos permitir es que se salten las recomendaciones de forma consciente y sin necesidad. Una de las sanciones que impusimos fue a un vecino de Baralla que caminaba por Quiroga Ballesteros y alegó que acudió a Lugo porque prefería hacer aquí la compra, pero solo llevaba una bolsa con dos artículos. En este caso levantamos un acta porque no le dimos credibilidad y entendemos que no es un desplazamiento imprescindible”.

4. Pocos desplazamientos y un ocupante por coche
Desde que se decretó el estado de alarma —y hasta que la situación cambie— la Policía Local realiza controles de tráfico para comprobar si los motivos por los que los lucenses se desplazan están o no justificados. En los filtros realizados este lunes, los agentes no detectaron infractores, aunque reconocen que este control no es fácil. “Cuando la gente dice la verdad se esfuerza en demostrarlo. Nos enseñan la cita médica, las bolsas de la compra, o se ofrecen a enseñarnos su documentación para que comprobemos dónde trabaja y el horario que tiene. Hay personas que nos dicen que van a cuidar a familiares mayores o enfermos, y en esos casos tenemos que valorar si resulta o no creíble. En cualquier caso, no se trata de sancionar por sancionar, sino de concienciar a la gente; que vean que estamos actuando y que opten por no salir de casa si no es necesario”.

En estos controles, los agentes comprueban además que viaje únicamente un ocupante en cada vehículo, ya que no está permitido llevar acompañantes. “Todavía hay gente que alega que desconoce esta norma. Al principio tienes que ser un poco flexible e informar, pero ahora ya todo el mundo tiene que saber lo que no puede hacer y lo que no. Tenemos que tener claro que esto no es un capricho, sino que se hace para evitar contagios y frenar la expansión del virus”, recuerdan.

5. Paseantes y ‘runners’ reacios al encierro
Encerrarse en casa cuesta, sobre todo cuando alguien tiene la costumbre de salir a pasear o a correr a diario. Sin embargo, ninguna de estas dos actividades está permitida y los agentes no dudan en perseguirlas. Solo durante la jornada de este lunes, la Policía Local tramitó tres actas de sanción a dos personas en la muralla y a otra en el paseo del Río Rato. “Todavía hay gente que madruga para salir a correr o a pasear y cree que con eso no le hace daño a nadie, pero si todo el mundo hace lo mismo estarían todas las calles atestadas de gente”.

El aislamiento afecta si cabe todavía más a las personas que viven solas, muchas de ellas de avanzada edad. “Son los más vulnerables, pero aun así muchos se resisten a quedarse en casa. Nosotros hablamos con ellos e intentamos que se den cuenta del peligro que corren y de las consecuencias que tiene no seguir las indicaciones que se les dan”.

Los policías hacen también un seguimiento de las personas que sacan a pasear al perro, un aspecto que suscitó multitud de dudas. “Lo que está permitido es salir a la calle con el animal el tiempo imprescindible y por los alrededores del domicilio. No se puede llevar al perro a la muralla o al monte, y tampoco pueden ir varias personas juntas, aunque sea cada una con su animal. Sacar al perro”, aclaran los agentes, “no puede ser una excusa para caminar o para realizar otro tipo de actividades”. La Policía Local recuerda además que no se puede acudir a los parques ni a otros espacios públicos y que los niños tienen que permanecer en casa. “Entre las causas de desplazamiento permitidas”, explica el inspector Jesús Piñeiro, “se incluyen los registrados por causa de fuerza mayor o situación de necesidad. Este punto amplía bastante el abanico de posibilidades, por lo que en muchas ocasiones son los agentes los que tienen que valorar la situación antes de tomar una decisión. Aquí entra en juego la pericia y la profesionalidad de los policías”.

En general, los lucenses están acatando “muy bien” las normas que impuso la crisis del coronavirus y se muestran “colaboradores” con los agentes y con la sociedad en general, aunque siempre hay excepciones. De hecho, los agentes de la Policía Local acabaron este lunes la jornada realizando su primer arresto de un ciudadano por saltarse las prohibiciones del estado de alarma. El hombre se negó a confinarse y se encaró con los agentes, por lo que acabó detenido y trasladado a las dependencias policiales como autor de un delito de desobediencia.

La Policía Local seguirá supervisando los movimientos de la ciudadanía mientras se prolongue el estado de alarma, aunque sin desatender tampoco sus cometidos diarios en asuntos como la violencia de género, el tráfico o las sustracciones, entre otras muchas.

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