Opinión

Violencia en el fútbol

LOS ULTRAS de los grandes equipos de fútbol arrasan por donde pasan, a veces con absoluta impunidad, cuando no con aquiescencia de los clubs que dicen defender, aunque su verdadero objetivo nada tenga que ver con su defensa; es solo un pretexto para ejercer la violencia. Es grave, pero más lo es el comportamiento de otros seguidores de equipos aficionados, del fútbol base, y sobre entre padres de niños y adolescentes que participan en los encuentros, cuya brutalidad física (con agresiones a árbitros o entre sí) y cívica en general obliga a tomar medidas al Comité de Competición de la Federación Gallega de Fútbol, anunciando multas de hasta 650.000 euros a los padres ultras. lo que debiera de ser un escenario modelo de comportamiento, para encauzar a los menores en el camino de la mesura y la moderación, se está convirtiendo en escuela de brutalidad y vandalismo. Las sanciones (más teóricas que reales) deberían surtir efecto disuasorio, pero nunca resolverán el problema si no se profundiza en la concienciación y compostura de los violentos, apelando al civismo, y si fuese necesario impidiendo su presencia entre quienes respetan las normas de buen comportamiento y educación.

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